No es sólo la historia del verano en el que siete chavales empezaban a pasar de la niñez a la adolescencia, o de la adolescencia a algo parecido a la madurez. Fue, sobre todo, el escrupuloso retrato de una sociedad en pleno cambio, una mirada a veces lacrimógena pero también atrevida y realista a todo un país. Para los españoles, ‘Verano Azul’ no es una serie, es algo parecido a un amigo de la infancia a quien queremos más allá de la razón. Con quien hemos crecido. Gracias a quien podemos reconocernos, recordarnos e, incluso, explicarnos a nosotros mismos.