¿Quién te enseñó a montar en bicicleta?
Creo que, siendo holandés, ¡nací sobre una! Ya en serio, mi padre me enseñó con tres años y, por lo visto, ya entonces me gustaba ir muy rápido. Desde los cuatro años fui al colegio pedaleando, yendo de un pueblo a otro en un barquito sobre un canal. ¡Toda una aventura!
¿En qué trabajas?
Soy el director de marketing de una empresa en Ámsterdam, y también soy actor. La gente imagina que un rodaje dura semanas y semanas pero, salvo que seas Javier Bardem, lo cierto es que son más bien días sueltos, por lo que puedo compaginarlo.
¿Qué bicicleta tienes?
Una de una empresa por suscripción, Swapfiets, porque no quería preocuparme por los robos o el mantenimiento. Cuando vivía en Utrecht me robaron en solo un año tres bicis, y eso cansa.
¿Por qué, en el cine, casi todos los personajes triunfadores se mueven en coche o moto en lugar de en bici?
¡Me encanta esa pregunta! Es verdad que, cuando se ve a alguien en bici (se me viene a la mente Vicky Cristina Barcelona), casi siempre es de vacaciones, como una escapada, y no tanto porque sea su modo de transporte habitual salvo que sea un mensajero. Quizá, por esa asociación entre bicicleta y vacaciones o trabajos no demasiado cool.
¿Podrían el cine y la televisión ayudar a incluir la bicicleta en el imaginario común?
Depende de la narrativa que le des a cada cosa, y cómo la gente lo reciba. Habría que ver también cómo encajarlo en la historia: el interior de un coche es un lugar más aislado, lo que facilita la narrativa o los diálogos.
¿Por qué usas la bici aquí? ¿Lo haces también cuando viajas?
Me da una sensación de libertad, de independencia, y la ciudad está muy preparada para hacerlo, tanto por su infraestructura como por la educación vial. Cuando vivía en Niza también lo hacía (tienen un carril genial junto al mar), pero no me atrevería en Madrid o Londres. Me gusta cómo la están integrando en Berlín, París o Barcelona pero, en general, no suelo subirme a una bici cuando salgo de Holanda.