A diferencia de la transformación o la decadencia, la revolución sí tiene muchas veces fecha y hora concretas. La Revolución Ciclista de Nueva York empezó el sábado 9 de agosto de 2008, cuando once kilómetros de calles, en concreto Centre Street, Lafayette Street, la Cuarta Avenida y Park Avenue, fueron cerradas al tráfico desde las siete de la mañana a la una de la tarde, y sucedería lo mismo los dos sábados siguientes.
Dos fueron los grandes responsables de esa medida: el alcalde de aquel entonces, Michael Bloomberg, y sobre todo la Comisaría de Transportes, Janette Sadik-Khan, que en ese momento apenas llevaba un año en el cargo. "Recuerdo que, la noche antes, estaba en la calle con mi equipo y mirábamos a nuestro alrededor, pensando… ¿Y si no aparece nadie? ¿Y si esto es un desastre?”, contaba Sadik-Khan en una entrevista. “Pero no. Sentí un enorme alivio cuando vi a la gente caminando y montando en bicicleta. A los niños jugando. Y comprobando que los neoyorquinos sabían, exactamente, qué querían hacer con sus calles. Más de 300.000 personas se reunieron a jugar, a bailar, instalaron canastas móviles para echar partidos de baloncesto”.
Otra ciudad
Janette Sadik-Khan nació en San Francisco el 28 de abril de 1961 y, durante seis años (2007-2013), fue comisaria del Departamento de Transporte de la ciudad de Nueva York (donde reside desde niña) y asesora en temas de transporte y urbanismo. Licenciada en Ciencias Políticas y doctora en Derecho, su mandato se caracterizó (y fue muy, muy polémico) por una firme apuesta por cambiar las calles y espacios públicos de la ciudad, en especial transformando espacio vial en carriles bici y plazas peatonales en lugares tan icónicos como Broadway, Times Square y Herald Square.
The New York Times la calificó de "visionaria de la bicicleta”. Slate como "una de las pensadoras más innovadoras y prácticas de nuestro tiempo". El urbanista y arquitecto Jan Gehl la define como “una superheroína para las ciudades y una inspiración de que las calles construidas a escala humana no son imposibles, sino que simplemente esperan a quienes se atreven» y, para Booklist, su libro es “una guía para urbanistas e ingenieros de tráfico de todo el mundo, que motivará a los desencantados habitantes urbanos a instar a los políticos locales a hacer sus ciudades más habitables».
Lucha y cambio
Sí, un libro, porque la editorial Capitán Swing acaba de publicar en España Luchar por la calle, Manual para una revolución urbana, donde explica, entre otras muchas cosas, cómo consiguió construir casi 650 kilómetros de carriles bici, peatonalizar más de 60 plazas peatonales en Nueva York o poner en marcha Citi Bike, la mayor red de bicicletas compartidas de todo el país, en la Gran Manzana.
“Todos los barrios tienen excusas para alegar que es imposible, poco práctico o una locura cambiar el modo de usar las calles”, asegura en su libro Sadik-Khan. “La experiencia directa me enseñó que las razones para no actuar son infinitas. Pero la inacción es inexcusable: las autoridades y la población a la que sirven no pueden aceptar unas calles disfuncionales mientras las ciudades van creciendo. Tienen que luchar para cambiarlas”. En otras palabras, un libro que propone reinventar las calles no desde el idealismo, sino desde la práctica, que nos invita a contemplar la cotidianidad de formas reveladoras y que, por supuesto, aspira a inspirar a todos, autoridades, urbanistas o simplemente, ciudadanos, a hacer calles más seguras, más dinámicas y, en resumidas cuentas, más humanas y vivibles.