Con la llegada de cada año nuevo nos hacemos promesas. Construimos propósitos. Anhelamos mejoras y, en definitiva, cambios. Después de estos últimos meses, aún más: esperamos salud y felicidad para nosotros, ciudades más humanas y mejores para todos. Como siempre, hoy vamos a decir que la bicicleta puede hacer realidad todo eso. Pero el Mundobici de esta Ciclosfera #34 es especial, porque implica apostar con total convicción por unas bicicletas que implican un cambio de vida. Que pueden están generando toda una revolución simbólica y colectiva. Porque las bicicletas de carga eléctricas y familiares (en otra ocasión hablaremos del ámbito empresarial y/o logístico) son, como todas las bicis, máquinas de hacer sonrisas. Una inyección de optimismo. Pero, quizá aún más que otras, un pasaporte para ti y los tuyos hacia una nueva existencia.
Sí, soy un fanático desde hace tiempo de las cargo bikes. Pero todavía más desde la pandemia, cuando he podido disfrutar ininterrumpidamente de varios modelos: una Tern GSD 10, una Bergamont LJ Cargoville y una Riese & Müller Load 75. Tres máquinas extraordinarias, pero no pretendo hacer publicidad sino compartir certezas. A ser posible, consejos. Y transmitir mi convicción de que las cargo e-bikes no solo están llegando a España, sino que llegarán muchas más y será para quedarse.
¡Boom!
En el ámbito europeo e incluso mundial las bicicletas eléctricas de carga son el último grito de un sector, el ciclista, que vive un momento de crecimiento insólito. El auge de las cargo bikes es reciente, pero estaba escrito: en 2018 ya se vendieron en Alemania más bicis de carga eléctricas que coches eléctricos, y 2020 está superando las expectativas. En julio, la organización City Changer Cargo Bike pronosticó para este año en Europa un crecimiento de ventas del 53% respecto a 2019, que ya implicaba duplicar ampliamente las ventas de 2018. Sin embargo, cuando se haga el balance definitivo de este año tan extraño la subida será todavía mayor. Hay, también, certezas, tendencias. Las eléctricas ya son amplia mayoría en el segmento de las bicis de carga. Las destinadas a un uso familiar igualan a las de uso comercial. Y Alemania es la locomotora europea, seguida por Dinamarca, Reino Unido y los Países Bajos.
Las bicis de carga ya eran muy populares en Alemania, Holanda o Dinamarca en los años veinte, pero fueron desterradas por los coches.
En Ciclosfera llevamos tiempo enarbolando esta bandera. En 2016, en Viena, entrevisté a Arne Behresen, una de las voces más importantes del sector, quien me explicaba que “las bicis de carga eran muy populares en los años 20, 30 y 40 en Alemania, Holanda o Dinamarca antes de ser desterradas por los coches, pero en los últimos años se están volviendo a imponer en Copenhague, Amsterdam y muchos más lugares”. Un buen amigo, Fares Gabriel Hadid, creador y director de la Berliner Fahrradshau (la gran feria del ciclismo urbano de Berlín), me aseguraba a principios de 2017 que “las bicicletas de carga con asistencia eléctrica convierten al ciclismo, definitivamente, en una alternativa real y mucho mejor que el coche”.
La información, historia y perspectivas que envuelve a estas máquinas da para escribir un libro (¿nos ponemos con ello?) pero, sobre todo, como recuerdo hablar con Fares, las cargo bikes (familiares, de mensajería, de lo que sea) nos permiten “soñar” con otro mundo y ciudades casi sin coches. Un sueño, eso sí, muy real, porque estudios de total confianza señalan que en cargo bike podrían hacerse más del 25% de los envíos comerciales urbanos, más del 50% de las visitas profesionales y hasta el 77% de los desplazamientos privados al trabajo, de compras, por placer o, por supuesto, para transportar a nuestros hijos.
Al tiempo
En España el fenómeno está aún lejos de reproducirse, pero no es descabellado creer que se hará realidad. Justo antes de la pandemia Ulrich Muller, representante en nuestro país de Riese & Müller, quizá la marca más prestigiosas de cargo e-bikes, me explicaba que España es probablemente su mercado “más complicado, porque no hay tanta gente que quiera moverse en bicicleta en su día a día”. Sin embargo era optimista, y ahora lo es mucho más: en los últimos meses las ventas se han multiplicado en el mundo y también subieron aquí. “La demanda en España se ha disparado”, asegura. “Tenemos pedidos en Galicia, en el Sur, en Levante. Están creciendo en Madrid. Y se venden muchísimas en Cataluña. ¡El potencial es inmenso!”
Eso sí, debemos alimentarlo. Tiberius Benders, responsable de marketing de Urban Arrow, marca holandesa que destaca por su innovación y es otra referencia internacional, me reconocía que tras visitar Sea Otter Girona hace un par de años se sorprendió al ver que una de las dos ferias ciclistas más importantes de España se centra por completo en el sector deportivo. “Hablar allí de bicicletas de carga era como hablar de unicornios”, aseguraba Benders, “para un holandés era impactante ver hasta qué punto vuestra cultura ciclista era distinta: nosotros vemos la bici como un medio rápido y eficiente para llegar de un punto a otro, pero tus compatriotas enloquecen al contemplar máquinas con las que hacer deporte”. Sin embargo, tampoco alojaba dudas: “Todo eso cambiará”.
¿Cómo? Para empezar, y desde la modestia, leyendo y compartiendo artículos como este. Después, por supuesto, con un compromiso político, racional y sostenido, lógico y a largo plazo, para priorizar el ciclismo como forma de transporte. Las ciudades deben comprometerse a construir espacios amplios y seguros para que las familias puedan desplazarse en cargo bike o cualquier otro tipo de bicis. Como se viene haciendo desde hace décadas con los coches, y de eso también hablamos en este número de la revista, es necesario implementar programas de subsidio para realizar esta transición. Y no, no sería nada raro, porque ya se está haciendo en muchas partes de Europa.
Desmontando tópicos
Pero, más que hablar de qué frena a las cargo bikes en España, prefiero citar sus ventajas. Lo haré de forma muy resumida: son infinitamente más sostenibles que tu coche, no solo porque le ahorrarás cada año al planeta unas cinco toneladas de gases venenosos sino porque su fabricación exigirá el 5% de los materiales y de la energía que precisa un automóvil. Ocupan mucho menos espacio que estos. No congestionan el tráfico. Y, lo diremos por enésima vez, son saludables. Porque una bicicleta de carga, aunque tenga asistencia eléctrica, se mueve… a pedales. Y te lo aseguro: sobre ella puedes hacer el mismo o muchísimo más esfuerzo (prueba a subir en una e-bike cargada una cuesta empinada con el motor apagado o al mínimo) que en una bici convencional.
Los precios de las cargo e-bikes son altos, pero muy bajos comparados con los de un coche, cuya polivalencia puede, incluso, superar.
Sí, sus precios son altos comparados con lo de otras bicis: ninguna de las tres que he usado estos meses bajaba de los 4.200 euros, y alguna incluso rozaba los 7.000. Pero… ¿Cuánto cuesta un coche? ¿Su seguro, sus impuestos, su combustible, mantenimiento o reparaciones? No vendo cargo bikes pero, considerando el placer, la eficacia, la eficiencia o el ejercicio que propician, su coste me parece absolutamente razonable. Cuestión de prioridades y costumbres.
En lugares como los Países Bajos las cargo e-bikes son todavía más usadas en el ámbito familiar por mujeres que por hombres, lo que desmiente que sean complicadas de manejar por su peso o tamaño: son tan sencillas como cualquier otra bici con un poco de práctica. Son seguras, porque cualquier modelo de calidad estará homologado. Son cómodas, muy cómodas, casi tanto como divertidas. Y, sobre todo, son humanas. Porque sobre ellas contemplas, respiras y vives lo que te rodea. Y ese entorno también te contempla a ti, porque difícil será que, en cada uno de tus desplazamientos, no te pregunte alguien por ese vehículo maravilloso en el que te estás desplazando. Porque cada bici de carga es una semilla de la que saldrán, además de tus propios hijos, muchos más ciclistas urbanos.
Sí, suelen ser grandes. Son siempre pesadas (ser eléctricas y contar con cuadros y componentes preparados para transportar muchos kilos dispara su peso, pero su polivalencia es imbatible). Pero con un poco de paciencia exigen la misma pericia que cualquier otra bicicleta, porque eso es lo que son, BICICLETAS, porque se mueven, insisto, a pedales. Por muy grandes que puedan parecer ocupan la décima parte que un coche. Y pesan unas setenta veces menos, con todo lo que eso implica.
El futuro, el presente, exigen decisiones valientes, responsables, inteligentes. Se me ocurren pocas más gozosas, accesibles y recomendables que cambiar un coche por una bicicleta de carga. Con un poco de previsión será difícil que te la roben (y siempre podrás asegurarla). Si puedes aparcar un coche te aseguro que encontrarás lugar para estacionar una bicicleta. E, insisto, cambiarás tu vida y la de tu familia. No carguemos a nuestros hijos con la responsabilidad de mejorar este mundo: hagámoslo ya con ellos, pedaleando felices.
TRES MÁQUINAS MARAVILLOSAS
Durante este año he tenido la fortuna de probar, de manera prolongada y exhaustiva, estas tres cargo bikes eléctricas. Muy distintas entre ellas pero, desde luego, magníficas: repasamos de forma rápida tres de los mejores modelos de bicicletas de carga del mercado.
Tern GSD S10: diversión polivalente No importa si transportas niños, la compra o cualquier cosa que se te pase por la cabeza: la solidez y confianza que transmite la Tern GSD convertirán tu desplazamiento en placer. La Tern es una cargo e-bike muy especial, con la zona de carga detrás del ciclista (aunque puede incorporarse también una parrilla delantera) e innumerables detalles que la hacen única, como el poder estacionarse de forma vertical (lo que permite aparcarla en un piso pequeño o subirla en un ascensor). En movimiento requiere un periodo de adaptación menor debido a una longitud inferior a la de otras bicicletas de carga, y la marca ha disparado su polivalencia con muchas mejores en el modelo 2021. Incluyendo al conductor, puede transportar hasta 200 kilos.
Bergamont E-Cargoville LJ: parque de atracciones Una buena prueba de que una bicicleta eléctrica de carga también puede transmitir sensaciones deportivas. La Bergamont E-Cargoville LJ no solo es irresistible a nivel estético (en particular esta versión, con caja delantera de bambú y sillita para dos niños pequeños), sino que además permite transportar hasta 90 kilos en su parte delantera y, al mismo tiempo, ser sorprendentemente estable, ágil y divertida. La unidad probada contaba con un cambio continuo que hace más simple su mantenimiento y remataba un conjunto rebosante de ergonomía. Lo dicho: un auténtico placer.
Riese & Müller Load 75: alfombra mágica El lujo hecho cargobike. Un paso más allá en el transporte. La Riese & Müller Load 75, y más en en el caso de nuestra unidad de prueba (con banqueta para dos niños y capota infantil), es una máquina de atraer miradas y preguntas, pero sobre todo es la prueba irrefutable de que un vehículo de este tipo puede sustituir, perfectamente, a un coche, e incluso ser más polivalente. Porque hablamos de una máquina perfecta para desplazarse por (casi) todo tipo de caminos, cómoda, robusta, fiable y potente. El contar con doble suspensión hace que cada trayecto sea algo parecido a un sueño. Y la capota que incluía el modelo de test demostró una eficacia absoluta, aislando por completo a sus pequeños y privilegiados pasajeros. ¿Quién da más?