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Amsterdam no siempre fue un paraíso ciclista: también sucumbió durante décadas a la invasión del automóvil. Pero ante la violencia vial y, en concreto, el creciente número de atropellos mortales de niños, la sociedad se rebeló y carteles como este son un ejemplo.
Se traduciría como 'La bicicleta: comida pública', hace un juego de palabras con 'openbaar vervoer', transporte público en neerlandés, y es una imagen muy poderosa: el coche devorando a la bici, a las personas, el coche como símbolo del abuso, el matonismo y la deshumanización.
Una película de terror a la que, ojalá, todavía podemos poner un final feliz.
![Este impactante cartel protagonizaba el 'Ultimátum' de Ciclosfera #38, la última página editorial de nuestra revista de invierno 2021-22.](/img/441fcedda806484797164bf56800e300.872.0.0.0.3546e9d7.webp)