
El horizonte está despejado, sin rastro de las autopistas, rascacielos o nubes de contaminación que envenenan hoy Barcelona. El campo es pura paz. Silencio. A la sombra del árbol, entre matorrales, oímos cantar a los pájaros y revolotear a un insecto.
Y esas tres personas… ¿De qué hablarán? Ramón Casas (1866-1932), estandarte del modernismo catalán, fue un apasionado de los avances de la época y, en especial, sus máquinas, y en tres de sus cuadros los retrata con un encantador estilo: este El descanso de los ciclistas (1896), Ramón Casas y Pere Romeu en un tándem (1897) y Ramón Casas y Pere Romeu en un automóvil (1901).
