Cultura ciclista

Entrevistamos a Taliah Lempert en su estudio de Brooklyn

En un estudio de Williamsburg, Brooklyn, donde las bicicletas comparten espacio con pinceles y lienzos, Taliah Lempert lleva casi treinta años transformando máquinas en arte. La entrevistamos para saber por qué ha dedicado gran parte de su carrera a capturar la esencia de las bicicletas, explorando su simbolismo y su conexión emocional con quienes las montan.

“Las bicicletas son algo muy especial para las personas”, nos cuenta Taliah Lempert a través de una videoconferencia en la que, además de ver su sonriente (y algo nerviosa) expresión, reconocemos bocetos y obras de arte a sus espaldas. “Son más que máquinas… Se funden con las personas que las usan, y eso las carga de buenas historias y emociones”. La de Taliah y las bicis como protagonistas de su obra artística empezó casi por casualidad, cuando en 1997 compró una bicicleta por ochenta dólares y, además de usarla, decidió hacerle un retrato. “Era encantadora”, recuerda, “y desde entonces conocí más ciclistas, les pedí prestadas sus monturas para pintarlas y terminé interesándome por el ciclismo y sus diferentes estilos.”

¡A trabajar!

Cada pintura de Taliah comienza con artista y máquinas frente a frente, en el estudio. “Pinto a partir de la observación”, explica, “y empiezo por fijarme en cosas tan simples como el modo en el que está girado el manillar o un ángulo del cuadro”. Pero, desde luego, no se limita a eso, sino que en su opinión cada bici es en sí una obra de arte repleta de contenidos: “Las bicis nos cuentan mucho sobre la época en la que las fabricaron. Desde los modelos de principios del s.XX hasta los diseños actuales, cada bici encapsula la estética de su momento. Y, además, el hecho de haya tantos tipos distintos nos dice mucho sobre la personalidad y gustos de su dueño”.

Es cierto que en esos retratos las bicis cobran casi vida, mostrándonos cosas de sus propietarios. “El hecho de subirte a una bicicleta, e ir juntas hacia algún lugar, ya implica que esa máquina ha recibido y canalizado tu energía, multiplicándola para abrirte un mundo de posibilidades y demostrándote que puedes hacer muchas cosas. A mí, como artista, también me lleva a otros lugares: uno de los cuadros que ilustran este reportaje muestra a una bici equipada con un asiento infantil. Pertenecía a un hombre cuyo hijo pequeño había crecido, pero él quería recordar ese momento para siempre: aunque no les conocía demasiado, tener esa bici en mi estudio, recorrerla una y otra vez y profundizar en sus detalles fue maravilloso, porque en cierto modo me estaba contando la historia de ese padre y ese hijo, de esa familia”.

La Gran Manzana (ciclista)

Taliah Lempert vive en Nueva York desde principios de los años 90, por lo que es obligatorio preguntarle por la evolución allí del ciclismo urbano allí. “En general”, asegura sonriendo, “es una ciudad increíble, pero es que además es fantástica para moverse pedaleando. No es tan grande como se cree, ni tiene muchas cuestas, y en los últimos años se ha llenado de carriles bici. Yo tengo un par de modelos que uso casi a diario, una vieja Bianchi de carretera que he adaptado a un uso mas urbano y una maravillosa Rivendell con portaequipajes, neumáticos anchos, guardabarros y luces dinamo, pero además tenemos algunos modelos de carretera vintage en su estado original, perfectos para divertidos paseos”.

Viendo que nos encontramos con una experta, el siguiente paso es decirle que a dónde nos llevaría a pedalear. “Mi ruta favorita empieza en el Puente de Brooklyn y nos lleva hasta el Puente George Washington por el carril bici del West Side. Después, ya en New Jersey, hay una carretera llamada River Road que bordea los acantilados y donde puedes ver hasta águilas calvas… ¡Es espectacular! Otra opción es cruzar Brooklyn hasta Rockaway Beach, porque hay unos carriles bici preciosos y una colina empinada al final donde, si nos apetece, hacer un picnic o comer en un pequeño restaurante que alguna vez fue una gasolinera pintada por Edward Hopper. ¿Queréis más? Ir hasta Nyack, a Bear Mountain, pedalear junto al río hasta el parque de Owl’s Head Park, después de disfrutar de unas vistas alucinantes de Manhattan, la bahía y el Puente Verrazzano. O claro, viniendo de Ciclosfera… ¡Tenemos que conocer el Ocean Parkway, en Brooklyn, el primer carril bici creado en Estados Unidos!