Es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los ciclistas de las grandes áreas urbanas: la asfixiante contaminación. Por eso, cada vez son más los ciudadanos que, cuando usan la bici, optan por llevar mascarillas con las que tratar de reducir el número de partículas nocivas que respiramos. Pero, ¿merecen la pena? ¿hasta qué punto sirven para algo?
Son algunas de las preguntas que se hicieron los responsables del proyecto Life + Respira, una iniciativa de la Universidad de Navarra en colaboración con la Comunidad Europea que tiene como objetivo demostrar que es posible reducir la exposición de las personas que circulan en bicicleta y a pie por la ciudad a contaminantes atmosféricos urbanos.
El estudio ha consistido en probar una amplia variedad de las distintas mascarillas que se pueden encontrar en el mercado, con el fin de comprobar su efectividad. Para ello, se colocó cada una de esas mascarillas en un maniquí al que, en una habitación, se expuso a los distintos elementos y micropartículas contaminantes a los que se enfrenta cualquier ciclista urbano. Todo ello, teniendo en cuenta los picos elevados de contaminación propios de las horas punta y los momentos en que los niveles de contaminación son más reducidos.
Aunque el proyecto está aún en curso, desde la web del proyecto se han publicado las primeras conclusiones. Según explica el director del proyecto, el catedrático de la Universidad de Navarra Jesús Miguel Santamaría, “la eficacia de las mascarillas testadas es muy diferente en función de los modelos, con valores que oscilan entre un 15% y un 65% de efectividad. Asimismo, se observa que cuanto menor es el tamaño de partícula menor es la eficacia de las mascarillas”. Según Santamaría, “este hallazgo es importante, ya que las partículas más finas son las más perjudiciales para la salud y son también las que se emiten en mayor proporción por los vehículos a motor”.
Unan vez finalizado este trabajo se publicarán los resultados obtenidos junto con una lista de recomendaciones para que los usuarios de mascarillas puedan seleccionar aquellos modelos que resulten más eficaces para reducir su exposición a los contaminantes urbanos. Además, se espera que las empresas fabricantes de mascarillas puedan utilizar estos resultados para mejorar el diseño de sus productos, incrementando su capacidad para reducir la contaminación urbana.
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