Los ciclistas respiran tres veces más de aire contaminado que los peatones, según el estudio de LIFE+RESPIRA, un proyecto de la Unión Europea que intenta fomentar una movilidad sostenible con el fin de mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Navarra ha sido el escenario que se ha tomado como referencia (su tamaño es similar al 80% de las demás ciudades españolas) para intentar determinar cómo y cuánto afecta la contaminación a los ciclistas. Para ello, se ha recurrido a ciclistas voluntarios que incorporan sensores electroquímicos que registran y analizan qué niveles de monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, monóxido de nitrógeno u ozono contiene el aire.
El estudio demuesta que quienes utilizan la bicicleta para desplazarse respiran hasta tres veces más aire contaminado que, por ejemplo, un peatón. La explicación es sencilla: los ciclistas están más expuestos a los gases de los tubos de escape de los coches, uno de las principales causas de la contaminación del aire.
El tubo de escape, el gran enemigo
Un serio problema que nos afecta a todos y que, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, provoca cada año 370.000 muertes prematuras en Europa, sin olvidar el coste económico de las diversas enfermedades asociadas: aproximadamente 400.000 millones de euros al año.
El proyecto (que nació tras una conversación entre compañeros de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra) se extenderá hasta 2017, y tiene como objetivo establecer criterios sostenibles para gestionar la movilidad urbana, proponiendo un nuevo modelo de planificación, apostando por las nuevas tecnologías (como los pavimentos fotocatalíticos, que reducen hasta un 40% la contaminación) o por la creación de nuevas zonas verdes.