Urban Arrow nació hace poco más de una década, exactamente en 2010. ¿Cuál ha sido la evolución de la marca durante estos años?
Ese año, en 2010, ganamos un premio en Eurobike con nuestra primera bicicleta de carga familiar, lo que trajo mucha atención internacional sobre una compañía recién nacida. Desde entonces, realmente, ha sido una montaña rusa: hemos crecido con éxito, hasta el punto de que ya somos más de cuarenta personas trabajando en nuestra oficina central, en Amsterdam, sin contar por supuesto a muchos otros trabajadores que fabrican cuadros o ensamblan nuestros modelos. En noviembre de 2019 Urban Arrow fue adquirida por Pon Bicycle Group, uno de los grandes grupos del sector, por lo que seguiremos funcionando de forma independiente pero disfrutaremos de otras grandes ventajas.
¿Qué distingue a Urban Arrow de otras compañías?
La principal diferencia es que nosotros hicimos la primera bicicleta de carga eléctrica. Todo el concepto nació bajo esa premisa: primero, el motor, y en torno a él construir la bicicleta. Había otras marcas de bicicletas de carga en 2010, pero ninguna con esta filosofía. Otro aspecto diferenciador es la modularidad de nuestros modelos, que comparten básicamente su parte trasera (salvo configuraciones determinadas de motor o frenos) pero cuyas partes delanteras difieren según el uso pretendido.
¿Cuál es la situación de las bicicletas de carga en Europa?
Urban Arrow está situada en Amsterdam por lo que, obviamente, nuestro mercado natural es el saturado mercado de los Países Bajos. Los holandeses nacen sobre una bicicleta, y no es exagerado decir que, a veces, hasta aprenden antes a pedalear que a atarse los cordones. Es lógico que una compañía como la nuestra haya sido concebida aquí: el mercado potencial de las bicicletas de carga depende fuertemente de la abundancia y calidad de la infraestructura ciclista, que está más presente en los países del noroeste de Europa, y por eso la mayor parte de nuestros modelos se venden allí.
"El mercado potencial de las bicicletas de carga depende fuertemente de la abundancia y calidad de la infraestructura ciclista"
Pero también somos testigos del creciente interés desde otras partes del mundo y Europa. La distribución de bienes de consumo, la reducción de los gases contaminantes, el ahorro de tiempo… Todos estos retos, que implican a la movilidad sostenible, son cada vez más reales, y afectan a cualquier ciudad del mundo. Tanto empresas como particulares buscan alternativas limpias y sostenibles para desplazarse por sus ciudades, y eso es un fenómeno mundial.
¿Cómo ve el mercado español?
En verano de 2017 uno de nuestros comerciales emprendió un largo viaje por España. Visitó Bilbao, Barcelona, Valencia, Madrid, Malaga y Sevilla para conectar con tiendas de bicis locales. La respuesta no fue muy positiva, aunque es cierto que varias estaban interesadas. Su recorrido terminó en Girona, donde me reuní con él para recorrer la feria Sea Otter Europe. El espectáculo se centraba, principalmente, en el ciclismo deportivo y especialmente de montaña, por lo que unas bicicletas como las nuestras eran algo similar a mostrar un unicornio.
Para mí, fue muy interesante ver hasta qué punto la cultura ciclista era distinta en un país y en otro. Los holandeses vemos la bicicleta como un medio rápido y eficiente para llegar de un lugar a otro, especialmente si están a una distancia inferior a 15 kilómetros. En cambio, los españoles miraban las bicis en Sea Otter llenos de deseo y curiosidad por lo que ellos consideraban, solo, una herramienta para hacer ejercicio o deporte. Eso sí, creo que esa percepción está cambiando…
"Veremos a marcas importantes del sector de la bici, e incluso de otros sectores de movilidad, introduciéndose en el mercado de las cargo bikes".
¿Cuál es la tendencia más importante del sector de las cargo bikes en los últimos años?
Sin la menor duda, su creciente rol como agente de movilidad eléctrica y alternativa a los vehículos de combustibles fósiles. Definitivamente, cada vez más marcas ofrecerán bicicletas eléctricas de carga. Veremos a marcas importantes del sector de la bici, e incluso de otros sectores de movilidad, introduciéndose en este mercado.
¿Cuál es el futuro de las bicicletas de carga?
Las cargo bikes no son la respuesta definitiva a todos los problemas. No lo solucionarán todo. Pero su futuro inmediato es muy bueno. Aportan tantas ventajas que sus virtudes no pueden ser ignoradas por todo el mundo durante mucho tiempo. Reducen las emisiones en áreas densamente pobladas, exigen hacer un ejercicio físico que el propio ciclista puede regular, son silenciosas y ocupan mucho menos espacio en las calles y carreteras que los coches o las furgonetas. Cada vez, además, podremos producirlas en una escala mayor, por lo que desempeñarán un papel muy importante en el panorama de la movilidad durante los años venideros.
¿Cuáles son las claves para que ese papel protagónico se haga realidad cuanto antes?
En primer lugar, es fundamental que las autoridades ofrezcan un compromiso sostenido, y a largo plazo, para priorizar el ciclismo como forma de transporte. Para que la cultura ciclista florezca las ciudades deben comprometerse a ofrecer un espacio amplio y seguro para los ciclistas dentro de la infraestructura urbana. También es importante la existencia de una red de soporte local, amplia y bien informada, construida por tiendas de bicicletas y mecánicos. Y, por supuesto, y como ya se hace con los coches, es necesario implementar programas locales de subsidio para ayudar a realizar la transición de vehículos fósiles a eléctricos. Ha habido ejemplos exitosos.
¿Por qué no se extienden este tipo de medidas?
Solo durante los últimos años los gobiernos del noroeste de Europa están abriendo los ojos y dándose cuenta de la potencialidad de las bicicletas de carga. Se necesita un trabajo arduo, por parte de muchas personas, para implementar programas de este tipo. Por suerte, cada vez más entidades se están sumando. Urban Arrow está afiliado a varios programas industriales, de carácter local o europeo, y buscamos todo tipo de colaboraciones activas para promover más estos productos. Al mismo tiempo, hay cada vez más programas de movilidad compartida y MaaS (movilidad como servicio), y nos complace decir que formamos parte de algunos de los más prometedores. Creo que la universalización de estos programas es cuestión de tiempo, y este vendrá dado por difundir de forma correcta esta información y estimular las voluntades políticas tanto a nivel europeo como nacional y local.