Situada en Tokio, capital de Japón, la Tama Art University es uno de los centros de enseñanza artística más importantes del mundo. Notables y prestigiosos antiguos alumnos, como los diseñadores Issey Miyake y Naoto Fukasawa, el dibujante Gengoroh Tagame o la fotógrafa y cineasta Mika Ninagawa, han cimentado su prestigio. La belleza y funcionalidad de algunas de sus instalaciones, como la biblioteca concebida por Toyo Ito, la han convertido en una visita obligatoria para todos los amantes de la arquitectura. Y de sus aulas salió también Kazama Namiki, un prometedor artista que, desarrollar su talento en videojuegos como Final Fantasy XIII, Soul Sacrifice Delta o The Last Story, en los últimos tiempos ha centrado su atención en las bicicletas, a las que está dedicando gran parte de sus ilustraciones.
Hijo de un pintor profesional, Namiki recuerda haber dibujado desde siempre. “Mi padre siempre ha tenido una enorme influencia en mí”, recuerda, “y ya en la escuela los profesores solían regañarme porque me pasaba las horas garabateando cosas, en lugar de estudiar”. Por esa época su mayor fuente de inspiración eran los coches de la Fórmula 1 o los aviones de combate, pero hace tres años una carrera ciclista llamó su atención en televisión. “De pronto”, recuerda, “me generó un enorme interés el diseño de las bicicletas, pero todavía más los propios ciclistas. Su físico, su espiritualidad… desde ese día empecé a dibujar escenas con bicicletas”.
Dueño de una Merida, Namiki solía pedalear, sobre todo, en vacaciones, aunque en los últimos tiempos cada vez monta más en su ciudad, Tokio. “Cada vez hay más ciclistas por aquí”, asegura, “y suelo fijarme en las bicicletas que montan. Es como ir a una exposición, aunque creo que las carreteras japonesas siguen siendo algo peligrosas, sobre todo comparadas con algunos países de Europa, porque hay demasiados coches”. De todos modos, no tiene pensado seguir viviendo demasiado tiempo en la ciudad: “Mis planes son mudarme a la montaña y poder escalar montañas. ¡Ojalá llegara a hacerlo algún día como Alberto Contador o Alejandro Valverde!”
Protagonista de nuestra sección Héroes, el anime Andalucía No Natsu es una de sus películas favoritas, aunque reconoce que también las obras de Disney y Pixar han sido parte de su inspiración. Gran admirador de las películas de Damien Chazelle (Whiplash y La La Land), para dibujar (siempre lo hace en Photoshop) suele escuchar música rock japonesa, sobre todo a bandas como Mo’Some Tonebender y los clásicos Number Girl.
Respecto a sus obras ciclistas, en ellas es posible encontrar desde madres pedaleando con su bebé a aguerridos esprinter con formas de animales variados. “Me interesa mucho dibujar la relación que se produce entre un ciclista y su montura, tanto en una carrera como en una escena cotidiana. Mucha gente se deja hipnotizar por vehículos muy modernos, por el progreso que parecen simbolizar inventos como los coches autónomos, pero a mí me impacta el primitivismo de una máquina como la bicicleta. Amo que se muevan con, simplemente, la energía que desarrolla un ser humano. Me entusiasman, me parecen infinítamente más poéticas”.
Aunque reconoce que, cuando necesita un respiro, suele salir a pedalear por el río Tama, cerca de su barrio y con un circuito ciclista de unos 50 kilómetros, muchas veces prefiere quedarse en casa tocando la batería, el cajón o directamente evadiéndose con videojuegos. También, claro, admirando la obra de otros artistas, como la ilustradora y escritora Mitsumasa Anno (autora de libros infantiles como El viaje de Anno, Las semillas mágicas o Diez niños se cambian de casa), el diseñador de personajes de videojuegos Akihiko Yoshida (un habitual de la serie Final Fantasy) o el veterano belga Raoul Servais, uno de los grandes innovadores de la historia de la animación.