Los beneficios de montar en bicicleta nunca dejarán de sorprendernos. A estas alturas, en Ciclosfera hemos contado que pedalear es un arma eficaz para luchar contra el Alzhéimer, retrasar el envejecimiento y hasta mejorar la vida sexual.
Ahora, un nuevo estudio va un paso más allá y concluye que el ejercicio físico, y más concretamente montar en bicicleta, también mejora nuestra capacidad de aprender idiomas.
Una investigación de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Italia, de la que se hace eco el diario deportivo Marca, señala que el aprendizaje de un nuevo idioma mejora al combinarlo con ejercicio físico. Los efectos a nivel neurológico de la práctica deportiva mejoran la plasticidad del cerebro e incrementan la habilidad de aprender. Por ello, recomiendan incluir sesiones de actividad durante las clases lectivas.
Aulas… y bicis
El trabajo, publicado en la revista científica PLOS One, refuerza la idea de que para activar el trabajo mental, puede ser efectivo mover el cuerpo. Los resultados muestran que, al ejercitarse durante una clase de idiomas, se amplía considerablemente la capacidad de memorizar, retener y entender un vocabulario nuevo.
Los investigadores reclutaron a 40 estudiantes universitarios de nacionalidad china que intentaban aprender inglés. Los dividieron en dos grupos. En uno siguieron aprendiendo inglés de manera convencional, sentados y memorizando vocabulario por repeticiones por dos meses. El otro grupo complementó las clases con el pedaleo sostenido en bicicletas estáticas.
“Los beneficios van más allá de simplemente la ayuda a la memorización”
Al final de cada lección, los que se habían subido a las bicicletas tuvieron un mejor desempeño en las pruebas que quienes estuvieron sentados. Además, a diferencia de los estudiantes sedentarios, se hicieron más competentes a la hora de reconocer oraciones, una diferencia que surgió pasadas varias semanas. La mejora en el vocabulario y la comprensión también duró más en los que se ejercitaron sobre las bicicletas.
“Los beneficios van más allá de simplemente la ayuda a la memorización, porque la actividad física también mejoró la habilidad de los estudiantes de utilizar esas nuevas palabras aprendidas”, señaló Simone Sulpizio, coautora del estudio y profesora de psicología y lingüística en la Universidad Vita-Salute San Raffaele (Italia).