Desde hace muchos años, la marca alemana Croozer es toda una referencia en el sector de los remolques infantiles. En Ciclosfera hemos hablado varias veces de, por ejemplo, el Croozer Kid Plus 2, que durante mucho tiempo fue usado por los “niños” de la revista. Pero, ahora, hemos tenido el placer de utilizar durante unas semanas el Croozer Kid Vaaya 2, la actualización de ese remolque doble que ya nos fascinó. Y nuestra impresión es muy sencilla: la gente de Croozer no ha perdido el tiempo, puliendo y mejorando un producto que, hace años, ya era de una enorme calidad.
El remolque Croozer Kid Vaaya 2 puede engancharse a una bicicleta o usarse como carro infantil convencional
En primer lugar, es necesario explicar qué es el Croozer Kid Vaaya 2 para los no avezados en la materia. Hablamos de un remolque que puede usarse de dos maneras distintas: como un carro infantil para dos niños, en cuyo caso se desplaza sobre tres ruedas (dos traseras y una delantera), o remolque para enganchar a una bicicleta, cuando va rodando sobre las dos ruedas traseras. ¿Se te ocurre una manera mejor de ir al colegio?
En nuestro caso, como es lógico, casi siempre hemos usado el Croozer remolcado por una bicicleta. La prueba ha sido realizada con un uso intensivo y cotidiano del vehículo, muchas veces por caminos de tierra y en un entorno casi rural (más en concreto, un pueblo de las afueras de Madrid). Las “usuarias” del Croozer eran dos niñas de cuatro y seis años, y la bicicleta utilizada una bicicleta de montaña.
Montaje: mucho más fácil de lo que parece
Vaya por delante: el Croozer Kid Vaaya 2 impresiona por su ingeniería. Para los que nunca lo hayan usado, al abrir la caja puede dar la sensación de que nos enfrentamos a todo un reto a la hora de montarlo. Pero no es así, en absoluto: es más, ni siquiera hacen falta herramientas para hacerlo. Bastan la paciencia y un poco de lógica para lograrlo. Y, por supuesto, para todo aquel que tenga dudas, está el manual de instrucciones de la marca, donde se detalla cada uno de los pasos a realizar.
El remolque viene plegado de fábrica. Desde el primer momento, su imagen es imponente: la tela, el plástico de la parte delantera… Todo transmite una calidad muy, muy elevada. E inmediatamente uno se queda boquiabierto cuando lo despliega y ve cómo todos los engranajes se reducen a enganchar dos barras y, como por arte de magia, el remolque se despliega, se fija y queda listo. Es muy importante, eso sí, que cada uno de los pasos se hagan a conciencia: vamos a transportar a niños, con lo que todas las precauciones son pocas. En caso de tener cualquier duda, y tal y como el propio fabricante pide, es fundamental que consultemos con un profesional mecánico para que nos ayude a, por lo menos la primera vez, dejar el producto listo.
El Croozer Kid Vaaya cuenta con elementos como parachoques, luces laterales, freno de mano o maletero
Ya con el remolque desplegado y fijado, es hora de ponerle el parachoques (el sistema ha sido mejorado respecto al del antiguo Kid Plus 2), ajustar el “freno de mano” (porque sí, el remolque viene con un freno para cuando lo aparquemos) y, por supuesto, las ruedas. Estas, como ya sucedía con modelos anteriores, se fijan por unas ruedas de retención y a través de un sistema, como el resto de pasos, muy sencillo e intuitivo. Hablamos de unas ruedas de 20 pulgadas que derrochan calidad: banda reflectante para aumentar la seguridad, radios de acero inoxidable, llantas de aluminio…
Falta muy poco para echar a rodar, pero son pasos decisivos. El primero, montar el manillar. Es cierto que, cuando usamos el Croozer con una bicicleta, no lo usaremos tanto (su función principal es, claro, empujar con él el carro cuando caminamos), pero tiene una doble función de seguridad. Si llegáramos a volcar (jamás nos ha ocurrido, pero…), servirá para proteger a los niños como barra antivuelco. Y, sobre todo y esto una novedad importante, en este Kid Vaaya dicho manillar incorpora unas luces LED que disparan nuestra visibilidad lateral.
Y queda el último paso… ¡Enganchar el remolque a la bicicleta! Un proceso bastante sencillo pero en el que, insistimos, hay que seguir de manera escrupulosa las instrucciones del fabricante. No vamos a explicarlo aquí para no alargamos de manera innecesaria (puedes encontrar toda la información en este enlace), por lo que lo resumiremos rápidamente: Croozer se ha ocupado de que el enganche sea absolutamente seguro y, muy importante, genere unas condiciones dinámicas excelentes. En resumen, que circularemos pedaleando con el remolque detrás, pero apenas lo sentiremos. Y es universal: aunque originalmente concebido para bicicletas con eje de cierre rápido, Croozer ofrece como opción un eje pasante que permitirá una instalación correcta.
Sí cabe destacar que, como tantas otras cosas, el enganche ha sido muy mejorado. Ahora es mucho más atractivo a nivel estético pero, sobre todo, transmite todavía más seguridad. Hay un botón para instalar y desinstalarlo, y se la ha añadido un candado con doble función: evitar el robo de todo el carro y, especialmente, que se desenganche durante la marcha. El acabado de este candado es impecable, viene con tres llaves (dos de recambio) y tiene una estética muy lograda. ¡Nos gusta mucho esta novedad!
Los pasajeros también cuentan con novedades. Es muy destacable que el arnés de seguridad (una especie de cinturón de seguridad reforzado) cuenta con cinco correas: dos de hombros, dos de cintura y una de entrepierna. Están acolchados para que los niños estén más cómodos, y el arnés de la hebilla central también ha sido muy mejorado, tanto a nivel estético como, mucho más importante, a nivel práctico. Basta un botón para enganchar y desenganchar todas las correas, cuya longitud, por supuesto, es ajustable al tamaño del niño. También la almohadilla para la cabeza puede subirse o bajarse con unas cintas de velcro, y hasta quitar si así lo deseamos.
Y, antes de hablar de la vida a bordo, hay tiempo para subrayar la calidad del conjunto, que se ve reforzada por una capota impecable. Dicha capota tiene dos partes: la externa es una ventana de plástico transparente que protege a los niños del viento o la lluvia, y una malla interna para que no entren, por ejemplo, insectos. Si usamos el carro para pasear andando, no es imprescindible que ambas estén puestas, y pueden enrollarse fácilmente y enganchar atrás, dejando disfrutar a los niños del paisaje. Eso sí, cuando vamos en bicicleta, sí es necesario poner, al menos, la malla. ¿Por qué? Símplemente, porque al rodar a mayor velocidad podemos provocar que alguna piedrecita salga disparada y les alcance.
La comodidad de los niños está asegurada por el diseño de los asientos, los reposacabezas o los bolsillos para transportar juguetes, bebida o comida
¡Ultima cosa, fundamental! Sí, porque es uno de los aspectos que más nos enamoran el Croozer Kid Vaaya 2… ¡su maletero! Así es: además de transportar a dos niños (recordemos, el peso de ambos no debe superar los 45 kilos, y su estatura máxima son 117 centímetros), podemos usar un enorme maletero para llevar objetos. Ese espacio tiene una bolsa pequeña para que, por ejemplo, transportemos nuestros enseres personales (las llaves, el teléfono o la cartera), pero también un enorme hueco que abarca toda la parte trasera del carro. Y sí, cuando decimos enorme queremos decir… enorme: 52 litros. Un espacio gigantesco para acarrear objetos (en principio, cuyo peso no sea superior a 5kg), la compra… Y, cómo obviarlo, también los niños tienen dos bolsas (una a cada lado) para tener a mano una botella de agua, la merienda o, seguro, más de un juguete para hacer todavía mas ameno el paseo.
Porque, una vez en marcha… solo queda disfrutar. El Croozer Kid Vaaya garantiza la satisfacción de los niños y, desde luego, también del adulto que los remolca. Lo hace, en primer lugar, por lo cómodo que es circular con él. Los pasajeros van a ir muy, muy a gusto, entre otras cosas por el sistema de suspensión que la marca ha bautizado como Croozer AirPad, que se ajusta a las imperfecciones o badenes amortiguando cualquier impacto. Y el adulto tendrá que acarrear con un elevada carga añadida (el peso del remolque, en el modo “bicicleta”, es de 18 kilos, a los que sumar el peso de niños y equipaje (hasta 45 kilos) que puede rozar los 65 kilos, pero apenas la sentirá (al menos cuesta abajo o en llano). Y, en las subidas, no hace falta ser un profesional: a base de paciencia y una buena elección con el cambio de marchas podremos enfrentarnos a casi cualquier cuesta y, en caso de no poder hacerlo, siempre queda la opción de combinar remolque con bicicleta eléctrica. Nosotros también lo hemos hecho y, de más está decirlo, la combinación es fantástica: podemos transportar a los dos niños y la carga con total comodidad y mucha, mucha agilidad, consiguiendo de esta forma un medio de transporte que, con total sinceridad, no tiene nada que envidiarle a un coche (y sí muchas, muchísimas, ventajas).
A nivel estético, indudablemente, el Kid Vaaya es irresistible. Está disponible en dos colores (verde kaki, que era el de la unidad probada, y azul grafito), hay una versión con una sola plaza (Kid Vaaya 1, con un precio recomendado de 899€), y también hay otra opción, el Keeke, algo más económica (799€ la versión biplaza y 699€ la monoplaza).
El PVP recomendado del Croozer Kid Vaaya es de 999 euros, un precio elevado que se justifica por su elevadísima calidad
Podríamos pasarnos horas hablando de un accesorio que, está claro, recomendamos de manera efusiva. Eso sí, queda tocar dos temas muy importantes. El primero, por supuesto, su precio. El Croozer Kid Vaaya 2 tiene un precio recomendado de 999 euros (puede encontrarse más barato en Internet), evidentemente elevado y que resultará inaccesible para una buena parte de los interesados. ¿Vale ese dinero? La respuesta es complicada. Por ejemplo, es notablemente más caro que el del Croozer Kid Plus 2 que probamos en su día, cuyo PVP recomendado era de 650€. La calidad de este Vaaya 2 es más alta, es un modelo más seguro (en ese sentido, en nuestra opinión, el enganche a la bicicleta ha mejorado de forma exponencial), incorpora detalles como las luces laterales y y cada de sus elementos tiene más calidad, lo que augura una duración mayor. Porque esa es otra de las claves: al estar orientado a nuestros hijos, dejará de servirnos cuando estos crezcan. Pero, en este caso, apostar por un producto de calidad es una ventaja: lo disfrutaremos nosotros y, dentro de un tiempo y siempre que le demos un uso y cuidados adecuados, podremos venderlo a buen precio en el mercado de segunda mano, recuperando así buena parte de la inversión realizada. O, por supuesto, se lo podremos regalar a alguien (¡menudo regalazo!), que podrá disfrutar de un producto todavía en buen estado por su alta calidad. En todo caso, y como comentábamos antes, la marca también ofrece el modelo Keeke, algo más asequible (799€ la versión biplaza y 699€ la monoplaza, en lugar de los 999€ el biplaza y 899€ el monoplaza).
El otro detalle importante es la legislación. Por desgracia, en muchas partes de España seguimos sin poder usar este tipo de remolques por la calzada. Otro ejemplo más (el enésimo) del retraso que sufre el ciclismo urbano en nuestro país, donde pueden llegar a multarnos por circular por la vía pública con un Croozer Vaaya 2 con niños dentro. Eso sí: hay ciudades donde sí puede hacerse (Barcelona es un ejemplo). E, importante, somos totalmente libres de utilizarlo por carriles bici, parques, caminos o vías ciclistas.