El Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de la llamada Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial. Y trae novedades importantes, empezando por los límites de velocidad de nuestras calles.
Desde la entrada en vigor, lo que ocurrirá dentro de seis meses, dichos límites serán los siguientes:
– 20 kilómetros hora para las calles de plataforma única de calzada y acera.
– 30 kilómetros por hora para las calles de un único carril por sentido de circulación, que en ciudades como esta, Madrid, y en muchas otras, son el 80%.
– 50 kilómetros hora para las de dos o más carriles por sentido. En este último caso, 40 kilómetros por hora para los vehículos con mercancías peligrosas y para las travesías.
Los carriles bus o reservados para taxis u otros usuarios no tendrán estas limitaciones genéricas.
Esta era una petición generalizada en muchas ciudades españolas, según el Gobierno
Según explicó este martes el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, esta “era una petición generalizada en muchas ciudades españolas”. De hecho, bastantes capitales de provincia ya lo aplican desde hace tiempo. El motivo tras estas medidas son, también, los datos de siniestralidad en las ciudades. “En 2019, por primera vez, el número de peatones, ciclistas y motoristas fallecidos en accidentes de trafico superó a las personas que murieron en vehículos de cuatro ruedas”, recordó Marlaska, que añadió que “las víctimas mortales en el ámbito urbano han crecido un 6%” al tiempo que se han ido reduciendo las que se producen en las carreteras.
Asociaciones como Conbici han calificado las medidas de positivas, aunque también insuficientes, y están preparando toda una serie de alegaciones. “Desde ConBici llevamos años esperando reformas de este calado”, explican. “Los cambios en las normas generales de la circulación de vehículos y peatones constituyen uno de los mejores indicadores de la evolución que la sociedad pretende en el uso de los espacios compartidos que constituyen las vías públicas y a la vez pone de manifiesto la sensibilidad de la ciudadanía en lo relativo a seguridad vial”. Al mismo tiempo, invitan “a la Dirección General de Tráfico, al Ministerio de Transportes y a las administraciones locales a continuar generando cambios legislativos profundos que garanticen la seguridad vial y la promoción de la movilidad activa a pie y en bicicleta para hacer frente a la crisis sanitaria, climática y socioeconómica”.
La reforma llevaba años dando vueltas al menos 10 años. “Se han tenido en cuenta sólo una parte de las alegaciones: las relativas a la reducción de velocidad, pero no el resto”, lamentan desde Conbici. “Estas reformas afectan de manera indirecta a la bicicleta pero no avanzan en reformas estructurales de la Ley de Tráfico para adaptarla al siglo XXI”.
Más multas (y más altas)
Determinadas multas también suben. Llevar en el coche dispositivos de detección de radares se considerará una “infracción grave” que se sancionará con 500 euros y la retirada de tres puntos de carné. Y da igual que no lo uses. “Es difícil de entender que una persona pueda tener este aparato en el coche y que nunca lo utilice, por ello, sólo llevarlo puede ser motivo de sanción”, ha explicado Marlaska.
Desde 2016 las distracciones al volante son la primera causa de accidentes
La ley también suprime la posibilidad de rebasar en 20 kilómetros por hora el límite para poder adelantar a otros vehículos en carreteras convencionales, algo que ya se había eliminado en todos los países de la Unión Europa: España era el único país que lo permitía.
Además, suben las sanciones por el uso del móvil al volante, que pasa de 3 a 6 puntos del carné. Hay que recordar que desde 2016 las distracciones al volante son la primera causa de accidentes. Por otra parte, se podrán perder hasta 4 puntos del carné si cualquier usuario del vehículo no lleva el cinturón abrochado y perfectamente ajustado.
Respecto a los patinetes eléctricos, que tanto abundan en las principales ciudades de España y de Europa, el Gobierno prohíbe definitivamente que puedan circular por la acera, algo que ya habían hecho varias ciudades españolas.