Los carriles bici no son bienvenidos en Tulsa (EEUU). Al menos, por lo que respecta a una parte de los vecinos.
La ciudad del estado de Oklahoma, que durante buena parte del siglo XX fue popularmente denominada “la capital mundial del petróleo” por ser epicentro de la industria petrolera estadounidense, ha apostado recientemente por destinar una pequeña parte de la calzada al tránsito de bicicletas en varias calles y avenidas de la ciudad. Una política que no ha causado indignación entre muchos automovilistas e incluso ha llevado a algunos a realizar actos vandálicos.
Según informan medios locales como ktul.com, los carriles bici han aparecido con pintadas en las que se puede ver la imagen tachada de una bicicleta, así como frases como “no bikes” o “kayaks only” con las que muestran su rechazo frontal a la proliferación de ciclistas en la calzada.
Chase Phillips, uno de los técnicos responsables de los nuevos trazados ciclistas, ha calificado el incidente de “desafortunado”, y ha recordado que “los carriles bici están aquí para quedarse”. “Espero que la gente se adapte a ellos, se acostumbre a ellos y descubra que es agradable tenerlos en la ciudad”, ha añadido.
“Los carriles bici están aquí para quedarse”, señalan desde la administración
La aparición de las pintadas contra los carriles bici llegan en un momento clave para la incipiente comunidad ciclista de la ciudad. El Ayuntamiento está considerando poner en marcha un plan de cinco millones de dólares en el marco del plan Improve our Tulsa (mejorar nuestro Tulsa), que planea la construcción de nuevas infraestructuras ciclistas y áreas peatonales.
“Mejor que nada”
Organizaciones de ciclistas locales como Tulsa Hub han aplaudido la construcción de los carriles bici. Uno de sus portavoces, Patrick Hayes, ha declarado al citado medio que las nuevas infraestructuras, “brindan cierta protección”, y que, aunque insuficientes, “son mejor que nada en una ciudad dura para los ciclistas” que necesita que la apuesta por la movilidad sostenible “siga creciendo”.
Con una población que ronda los 400.000 habitantes, que supera el millón si se tiene en cuenta su área metropolitana, Tulsa es la segunda ciudad más grande del estado de Oklahoma. Un lugar en el que, como ocurre con buena parte de las ciudades de EEUU, el coche ha sido rey absoluto de la movilidad urbana durante las últimas décadas. Buena muestra de la poca simpatía que despiertan en muchos de sus habitantes las bicicletas la ejemplificó en su día Tom Coburn, senador republicano de Oklahoma, cuando se posicionó públicamente contra el “despilfarro de dinero de nuestros impuestos” que, en su opinión, supone invertir en movilidad ciclista. Para Coburn, lo necesario es seguir invirtiendo en carreteras, dado que “en EE UU sólo un 1% de los trayectos se realiza en bicicleta.