Feininger es sinónimo de velocidad. Nacido en Nueva York e hijo de dos prestigiosos músicos, fue enviado con 16 años a Alemania para pulirse como violinista.
Llegó a componer varias fugas, pero venció la pintura: ilustrador y pionero del cómic, Feininger se incorporó en 1919 a la Escuela Bauhaus, para después huir de los nazis al ser su obra considerada "arte degenerado".
El torbellino de pedaladas, colores y aristas que representa este cuadro representa el amor a la velocidad y las máquinas propios de la época pero, también, anticipa una existencia arrebatada y moderna, atrevida, arriesgada y muy adelantada a su tiempo.