¿Alguna vez has soñado que volabas sobre una bicicleta? Probablemente sí. Y, seguro, también es probable que una de las experiencias más parecidas puedas encontrarla en Xiamen, una ciudad de tres millones y medio de habitantes ubicada en la costa oeste del mar de China Oriental.
Como en tantas otras urbes, y muy especialmente en las grandes áreas metropolitanas del gigante asiático, Xiamen sufre importantes problemas de tráfico, que solo se pueden aliviar logrando que los ciudadanos vuelvan a subirse a sus bicicletas. No lo olvidemos: China, años atrás, estaba llena de ciclista. La bicicleta era considerada por Mao Zedong, fundador de la República Popular China y máximo dirigente del país entre 1949 y 1975, uno de los cuatro tesoros que todo ciudadano debía poseer (junto a una radio, un reloj de pulsera y una máquina de coser). Pro el acelerado desarrollismo chino trajo los coches. Millones. Y, con ellos, atascos y un aire irrespirable.
Ahora, y aunque tímidamente, el gobierno y muchos de los ayuntamientos de las principales ciudades del país intentan que los ciudadanos retomen la sana costumbre de volver a desplazarse en bici. Para ello, nada como dotar a las calles de infraestructuras ciclistas, y entre las más espectaculares de las construidas durante los últimos años destaca, sin duda, el Skyway de Xiamen, obra del estudio danés de arquitectura Dissing + Weittling, uno de los grandes actores en este campo de los últimos tiempos.
Conexión total
El Skyway de Xiamen presume de ser el puente ciclista más largo del mundo, con una longitud total de 7.600 metros y una anchura de 4,8 metros. Cuenta con una zona de paso peatonal, aparcamientos para bicicletas y varias rampas de acceso, trece intercambiadores con los sistemas de transporte público locales y conecta los cinco principales centros residenciales con tres de los principales centros de negocios de la ciudad. Además, 30.000 luces alumbran de noche el recorrido.
Recorrer el Skyway es, según sus creadores, “una experiencia segura y alegre para los ciudadanos, y una respuesta al aumento de la congestión y la contaminación provocada por el tráfico”. Para los arquitectos de Dissing + Weittling, el Skyway “ayuda a resolver el problema del transporte en bicicleta, al tiempo que hace que una ciudad sea más verde, más habitable y se adapte mejor a las necesidades de la mayoría”.
ADN danés
La imponente obra, llevada a cabo entre 2016 y 2017, no ha parado de recibir elogios desde diversas instancias. Este 2019 se hizo con el primer premio en el Danish Design Award 2019, dentro de la categoría Liveable Cities. El galardón reconoció el Skyway como una solución que tiene “un efecto positivo en el medio ambiente y la ecología de la ciudad”. Una infraestructura que aporta “nueva vida a una zona muerta de la ciudad e integra diferentes formas de tráfico, contribuyendo a resolver un desafío muy complejo”. Los jueces concluyeron que se trata de “un gran ejemplo de cómo el ADN del diseño danés se puede adaptar a un tejido local diferente”.
Fundado en 1971, el estudio danés Dissing + Weittling nació con el objetivo de diseñar espacios óptimos y sostenibles. “Tenemos un enfoque claro, caracterizado por soluciones centradas en el usuario que presten especial atención al contexto físico, cultural y ambiental de cada proyecto”, apuntan sus responsables. “Nos esforzamos por inspirar el corazón y la mente de nuestros clientes en virtud de la relevancia, funcionalidad y belleza de nuestra arquitectura”. No cabe duda de que, en el caso del puente de Xiamen, a nosotros también nos han conquistado.
[Este artículo forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #30. Lee el número completo aquí].