
Más dinámica que confortable, llena de detalles de diseño tan discretos como reconocibles y, desde luego, muy veloz tanto dentro como fuera del asfalto: la Mondraker Arid Carbon RR es parte de la familia Arid, con la que Mondraker “aterrizó” en el sector de las bicicletas convencionales de gravel (tras, por supuesto, hacer lo mismo unos años antes con la Dusty, una e-bike que también tuvimos oportunidad de probar en Ciclosfera).
Pura diversión
La Mondraker Arid Carbon RR se sitúa en el corazón de la gama, por encima de los modelos de aluminio y por debajo de la RR SL, con un montaje más orientado al rendimiento y a la deportividad que a las rutas largas o el bikepacking. Pero no, no hablamos de una simple “bicicleta de carreras”, sino de una máquina que inspira confianza y que, eso sin duda, es idónea para divertirse (a ser posible, a ritmos elevados) por pistas y senderos, y que desde luego es capaz de “volar” en el asfalto y resultar tremendamente adictiva.
Tras las eléctricas Dusty, las Arid (con cuadro de carbono o de aluminio) supusieron el aterrizaje de Mondraker en el sector del gravel.
Como decimos, las gravel sin asistencia eléctrica de Mondraker se enmarcan en la gama Arid, que a su vez se divide en dos modelos con cuadro de aluminio y cuatro de carbono. Centrándonos en esta última, disponemos de cuatro montajes, denominados S, R, RR y RR SL, siendo el tercero de ellos el que hemos podido probar. Esta máquina en concreto, la RR, tiene un precio de 6.199 euros, a mitad de camino entre las más “básicas” modelo S (3.199€) y R (4.499€) y la tope de gama RR SL (8.999€). Disponibles todas ellas en cuatro colores (Aura Blue, Ultraviolet, Mirage Silver y Superblack), es en este último, el negro, el que la marca española nos ha facilitado.
Agazapada pero lista para rodar
En un primer momento, y a nivel estético, la Arid resulta discreta en este color negro, aunque sus formas ya avanzan su deportividad. Es algo parecido a un felino agazapado pero listo para saltar en cualquier momento, y dueño de algunos detalles que la entroncan con unos códigos de diseño muy de Mondraker. El cuadro, que en este caso es el llamado Arid Stealth Air Carbon, presenta tubos de aspecto plano y poderoso, líneas muy marcadas y un triángulo por la bifurcación de los tirantes antes de unirse al tubo del sillín y que, además de llamar la atención visual en un primer momento, aporta confort y tracción en la rueda trasera sin recurrir a la suspensión (además de permitir un paso de rueda de hasta 50 mm de anchura).
Al subirnos a ella ya percibimos otra de sus características primordiales: la ligereza. Mondraker declara un peso sin pedales de 8,8 kilogramos, algo que además de en parado se refleja en su agilidad en movimiento y la aceleración con la que responde a nuestras pedaladas. Eso, por supuesto, sin “cargarla” de equipamiento, algo que también es posible si en vez del rendimiento deportivo priorizamos la polivalencia de esta bicicleta, que también permite un uso mucho más cicloturista.
La Arid tiene rasgos de diseño muy de Mondraker, además de un ¡mágico! espacio de almacenamiento en el interior del cuadro.
¿Más particularidades? Sin duda alguna, no podemos dejar de citar el sistema de almacenamiento exclusivo de Mondraker y llamado “Carry-On”. Prácticamente oculto a simple vista, hablamos de un pequeño espacio integrado en el tubo diagonal, al que podemos acceder al abrir una portezuela de una forma muy curiosa que, entre otras cosas, impide que podamos perderla. En este pequeño compartimento podemos guardar, por ejemplo, cámaras, una multiherramienta o una minibomba, algo que combina perfectamente con los hasta seis espacios distribuidos por el cuadro y la horquilla delantera y concebidos para incorporar accesorios como alforjas, explotando así todavía más su vena viajera (podemos también instalar guardabarros).
Rápida. Muy rápida
Nada más empezar a pedalear, y sobre todo al descender por las primeras cuestas, nos llama la atención la velocidad que podemos alcanzar con esta Arid. La posición, aunque deportiva, no es nada radical, y la bicicleta se lanza desde el primer momento en asfalto o pistas rápidas. Desde el primer momento nos familiarizamos con el manillar de carbono (y un flare del 16%), y el cockpit es absolutamente funcional con una perfecta integración de las manetas de freno de carbono, las palancas del cambio y, en esta versión RR, los botones adicionales para el cambio electrónico. La mezcla de ese estupendo conjunto, cómodo, ergonómico y muy intuitivo, con el cambio Sram Force XPLR AXS de 13 velocidades es, por decirlo de algún modo, suculenta, y nos invita a jugar en todo momento con las relaciones para exprimir así al máximo las cualidades dinámicas de la bici.

Y hay que decir que esas cualidades son muy elevadas. La Arid Carbon RR es muy viva, muy rápida y muy estable, e incluso podríamos definirla como un poquito nerviosa. Los frenos, unos Sram Force AXS HRD con pinza de 2 piezas y disco de 160mm, garantizan mordiente pero también nos regalan una excelente progresividad. Y, por último, la agilidad de los neumáticos (unos Goodyear XPLR Inter 700x45, combinados con llantas Zipp 303 XPLR S también de carbono) componen un conjunto en el que priman más la diversión o la velocidad que, sin ser este malo, el confort.
La Arid Carbon RR es muy viva, muy rápida y muy estable, e incluso un poquito nerviosa al carecer de más amortiguación que la del cuadro o sus ruedas.
Eso sí: todas estas cualidades dinámicas no convierten a la Arid en incómoda. En absoluto: sobre ella, adoptamos una postura en la que no cargamos demasiado hacia delante, sino en una posición algo más relajada. El sillín, un Fizik Argo Vento, es muy ligero y deportivo pero también confortable, y nos ha permitido rodar sin interrupción durante muchos kilómetros. Desde luego, el cambio es una gozada: tanto si usamos los botones electrónicos como el cambio convencional las marchas entran y suben sin dificultad. Y, como decimos, si queremos "fomentar" su lado más rutero, disponemos de muchos lugares para añadirle alforjas. Es más: la rigidez y robustez del cuadro, mezclada con la larga distancia entre ejes, hacen que se sienta especialmente bien al enfrentarse a inacabables rectas.
Prueba de la Mondraker Arid Carbon RR (6.199€)
Inconfundible, deportiva pero también con cierto carácter viajero: la Mondraker Arid Carbon RR supone el "debut" de la marca española en el sector del gravel "pulmonar", y como no podía ser de otro modo hablamos de una bicicleta con un carácter único. Nos encanta su velocidad, y un fuerte carácter que puede generar adicción, además de detalles exclusivos como el compartimento en el cuadro para cargar con lo imprescindible, la precisión del cambio electrónico o una estética discreta hasta que te fijas en las aristas de su cuadro. No lo parece, pero... ¡salvaje!
-
Estética
-
Dinamismo
-
Ligereza
-
Versatilidad
-
Componentes
-
Robustez
-
Relación calidad/precio