1. Sufrir un accidente. No queremos caer en el alarmismo: la bici no es peligrosa. Si acaso lo son los coches conducidos por personas con una educación vial más que mejorable. Pero el miedo es libre y está en la mente de muchos ciclistas. También de quienes aún no lo son. De hecho, es una de las principales razones por las que la bicicleta no es utilizada como medio de transporte habitual por un número mucho mayor de ciudadanos. Salgamos a rodar con respeto, pero sin miedo.
2. La contaminación. Una preocupación lógica: la contaminación ha matado a 93.000 personas en España en la última década, según un estudio reciente de la Escuela Nacional de Sanidad. Moverse en bicicleta es una de las mejores y más efectivas maneras de luchar contra ella. Y sin embargo, mientras lo hacemos estamos obligados a seguir respirando el veneno de otros que no están dispuestos a reducir lo que claramente es un uso abusivo del coche.
3. Que te roben la bici. Son muchos los ciclistas que han experimentado una de las peores sensaciones que existen: llegar al lugar donde dejaste a tu compañera de dos ruedas y que ya no esté allí. Te recomendamos leer este artículo en profundidad sobre un fenómeno que preocupa a todo ciclista que se precie. Un problema que, esperamos, sea algún día cosa del pasado.
4. El mal tiempo. Sí: todos sabemos que es posible pedalear con lluvia, viento y frío. Y que en otros países con un clima mucho más hostil los ciclistas nunca dejan de usar la bicicleta. Pero los elementos adversos no son cómodos ni agradables para casi nadie. Por ello conviene salir de casa preparado: echar un vistazo a la predicción meteorológica y, en caso de que amenace mal tiempo, llevar contigo prendas adecuadas para que la rodada no se parezca más a una carrera de ciclismo extremo.
5. El sudor. Si el frío (y lo que lo acompaña) a veces es complicado a la hora de rodar, el calor extremo es incluso peor. Muchos ciclistas temen al sudor, especialmente si utilizan la bicicleta para desplazarse hasta su trabajo: al fin y al cabo, a nadie le gusta tener un compañero hediondo en la oficina. Para evitarlo, y a la espera de que las empresas instalen duchas, dos consejos sencillos: pedalea con calma para evitar sobreesfuerzos y lleva contigo ropa de recambio.
6. Las averías. Una cosa es que se te salga la cadena o sufrir un pinchazo en un momento dado… y otra muy distinta tener que cambiar todo el sistema de transmisión. Por eso es más que recomendable, casi obligatorio para el ciclista, llevar al día el mantenimiento de tu bicicleta. No sólo rodarás más seguro: también disminuirá la posibilidad de sufrir una costosa avería. Cuidar tu bici es también cuidarte a ti y a tu bolsillo.
7. La ignorancia. Sí: a los ciclistas nos preocupa escuchar constantemente comentarios sobre lo supuestamente peligroso que es montar en bici, lo presuntamente insufrible de las cuestas o lo caras que son algunos modelos de bicicletas. Son sólo tres de las muestras de ignorancia en las que se fundamentan los mitos que rodean al ciclismo urbano. Cualquiera que haya pedaleado mínimamente tendrá argumentos para rebatirlos. Si necesitas ayuda, he aquí un artículo dedicado a las cosas que estamos hartos de oír.
8. Las políticas públicas. O más bien, la ausencia de ellas cuando se trata de apoyar con decisión la movilidad ciclista. Lo hemos dicho en infinidad de ocasiones: la bicicleta es la mejor manera de moverse por la ciudad, pero necesita que las administraciones crean en ella y realicen una apuesta clara frente a otros medios de transporte más lesivos y contaminantes. Sin políticas claras orientadas a la bicicleta, será mucho más difícil llenar la ciudad de ellas.
9. Las lesiones. Hay pocas cosas peores que no poder pedalear por prescripción médica. Todos estamos expuestos a sufrir una lesión, ya sea montando en bici o realizando cualquier otra actividad. Contra ello hay pocas soluciones más allá de la prudencia. ¡Cuídate!
10. Los malos ciclistas. Que también los hay. Cada vez que una bicicleta circula por la acera aterrorizando a los peatones o no respeta una señal de tráfico, todos perdemos. Las malas prácticas de unos pocos nos dejan en mal lugar al resto. Por eso es importante tomar conciencia de la importancia de cumplir las normas y ser siempre un ciclista ejemplar. Demostremos que la bici lo es a todos los niveles.