1. “Es muy peligroso”.
Las cifras de accidentalidad no dicen lo mismo. De hecho, si atendiéramos a esos mismos datos, deberíamos concluir que es infinitamente más peligroso ser peatón que moverse en bicicleta por la ciudad. Y ya que nos ponemos, hagamos una ligera (pero necesaria) aclaración: lo peligroso no son las bicicletas, sino los coches. Conviene recordarlo de vez en cuando.
2. “Respiras mucha contaminación”.
Es cierto. Y de nuevo, por culpa del abuso en el uso del coche. Pero un ciclista no respira más aire contaminado que un peatón o incluso que el conductor de un coche en el interior del mismo. De hecho, un estudio de Life+Respira arrojó en su día una conclusión que sorprendió a muchos: dentro de un coche se respira hasta 50 veces más contaminación que si eres ciclista o peatón.
3. Hay muchas cuestas.
Es cierto que muchas ciudades españolas con importantes desniveles. Pero la pregunta que conviene hacerse es: ¿Llegas asfixiado a tu destino cuando vas andando? Seguro que no. En bicicleta pasa algo parecido: sólo sudarás si sacas a relucir tu lado más competitivo. En caso contrario, puedes hacerlo a tu ritmo y sin prisas. No hace falta ser un aguerrido deportista para moverte en bicicleta por la ciudad.
4. “España no es Holanda: aquí no hay cultura ciclista”.
Lamentablemente, es cierto: nos queda mucho para acercarnos al nivel de uso de la bicicleta como medio de transporte habitual que tienen en otros lugares de Europa. Pero esta frase tan manida obvia una realidad que pocos conocen: Holanda, como Dinamarca u otros países en los que el ciclismo urbano es masivo, no fue siempre un paraíso para los ciclistas. Las imágenes de Amsterdam atestada de coches en la década de los 60 dan importantes pistas al respecto. Fueron los propios holandeses los que, hartos de los constantes atropellos, salieron a las calles para exigir a sus políticos una apuesta clara por una forma de moverse más amable y respetuosa. La crisis del petróleo de 1973 y la necesidad de independencia energética hizo el resto. Se trata, pues de una mera cuestión de voluntad política y ciudadana para construir cultura ciclista.
5. “Las bicis estorban y entorpecen el tráfico”.
Recuerda, amigo conductor: cada ciclista que elige la bicicleta como medio de transporte habitual no sólo está ganando en salud y contribuyendo a que su ciudad (y la tuya) sea un lugar más amable y silencioso. También está cediendo más espacio a los coches. De hecho, son éstos últimos y no las bicicletas los que crean monumentales y venenosos atascos cada mañana. Piénsalo la próxima vez que vayas al volante y te cruces con un ciclista: nos está haciendo un favor a todos los demás.
6. “Los ciclistas no respetan las normas”.
Sí: también hay algo de cierto en ello: un porcentaje de los ciclistas estima que las leyes no van con ellos, por lo que deciden saltarse los semáforos o circular por las aceras. Pero como siempre, a la hora de elaborar juicios sesgados pagan justos por pecadores: los ciudadanos contrarios al auge del ciclismo urbano ven a un ciclista haciendo una ‘pirula’ y dan por hecho que somos mayoría los que actuamos así. A ello cabría añadir algo obvio: los normas están pensadas para vehículos de una tonelada, y no para las bicicletas. Ls bicicletas son, según los estudios más recientes, mucho más seguras para los peatones. Aun así, respetar las normas es nuestra obligación. Y todo buen ciclista urbano que se precie lo sabe… y predica con el ejemplo.
7. “Al ir más despacio, tardas más”.
Falso como pocos mitos. En bicicleta no sólo no vas más despacio, sino que alcanzarás una velocidad mayor. La velocidad media en ciudades como Madrid o Barcelona rara vez supera los 20 kilómetros por hora. En bici puedes ir olvidándote de los atascos. Si a eso le sumas que podrás aparcar en la puerta, el resultado es claro: llegas antes. Y, sobre todo, de mejor humor.
8. “Las bicis son muy caras”.
¿En serio? Cuando escuchamos este argumento no podemos esbozar una leve sonrisa. Por muy cara que sea una bicicleta, con ella te ahorrarás gasolina, seguro e impuesto varios. Y encima ganarás en salud. Eso por no hablar de que existe un mercado de segunda mano (incluso de bicicletas nuevas) enormemente asequible. Probablemente, una bicicleta es la inversión que más rápidamente rentabilizarás en toda tu vida.
9. “Los ciclistas son unos privilegiados”.
Con la entrada en vigor de nuevas normas, como la que en Madrid o Valencia permitirá a los ciclistas circular en ambos sentidos en determinadas calles o las que posibilitan girar a la derecha con determinados semáforos en rojo, frases como ésta han copado los comentarios a las noticias de muchos medios de comunicación. Aquellos que jamás se han dado a sí mismos la oportunidad de probar la bicicleta como medio de transporte habitual se muestran contrariados ante el tímido incremento de inversiones públicas para fomentar el ciclismo urbano. No quieren carriles bici
10. “Los ciclistas no pagan impuestos”.
El clásico definitivo del argumentario ‘cochista’. Es cierto que los ciclistas no pagamos impuesto de circulación, pero por supuesto que pagamos impuestos. Como todos los ciudadanos: IVA, IRPF… Toda una serie de tributos que, en muchos casos, van destinados a sufragar la construcción de carreteras que utilizan mayoritariamente los coches. Por otra parte, conviene recordar que el desgaste del asfalto por parte de un ciclista es infinitamente menor. Y a pesar de todo, contribuimos encantados a su mantenimiento. Pero por favor: no digáis que no pagamos impuestos. Es simplemente falso. Y como todos los demás mitos de esta lista, cae por su propio peso.