Unas 1.500 chaquetas MOVA llegaron a ciclistas urbanos de medio mundo. A Colombia, por supuesto, pero también México, EE UU, Reino Unido, Francia y hasta Japón fueron el destino de las MOVA Cycling Jacket, un fenómeno en Internet y en ciudades de los cinco continentes. Clientes de más de 60 países financiaron la exitosa campaña en Kickstarter, esperaron 8 meses y, por fin, tuvieron su chaqueta en la mano. Chaquetas que ahora brillan en muy distintas urbes. Chaquetas que, por cierto, también arrasaron en Ciclosfera: la noticia sobre este acontecimiento fue una de las más vistas en la historia de nuestra web, con más de 50.000 lectores y un alcance de más de 200.000 personas sólo en Facebook.**
La crítica, la forma de mejorar
“Estoy muy contento”, reconoce Roland Harper, CEO de la compañía (Laura Rojas y Daniela Zapata forman el resto del equipo) y un ciclista urbano orgulloso de lo que han creado. “La calidad del producto fue excelente, la enorme mayoría de los usuarios quedaron muy satisfechos y aprendimos mucho en el camino. Pero siempre queremos mejorar, así que consultamos a los compradores y les pedimos que, por favor, fuesen críticos. Amamos la crítica, porque es esencial para mejorar**. Es lo que llamamos Diseño Participativo: a través de correos electrónicos o redes sociales hemos estado en contacto con ellos, recibido sus ideas y, claro, implementado todo lo que nos pidieron”.
Esas mejoras se han plasmado en un regreso: de nuevo a través de Kickstarter, MOVA ofrece la segunda y muy mejorada versión de su chaqueta. Han cambiado la capucha, que ahora puede usarse con y sin casco. Hay cambios en las costuras que mejoran la impermeabilidad. Y, sobre todo, hay luces. Distintos LEDs repartidos por toda la chaqueta que, además de hacer más visible al ciclista, le permiten comunicarse a través de intermitentes con los otros usuarios de la vía.
Conductores sorprendidos
“Muchas personas usan luces en sus bicis”, cuenta Roland, “pero, a veces, se convierten en una complicación. Si son bonitas hay que quitarlas cuando dejamos la bici aparcada, a veces se dañan con la humedad, hay que cargarlas… Pensamos que debería haber una forma mejor de hacernos visibles, se lo comentamos a la gente y, una vez más, ellos nos dieron la solución. Así que además decidimos que esas luces fuesen direccionales, y las hemos colocado en las mangas y las solapas frontales. ¿El resultado? Los conductores las ven… Y no pueden dejar de mirarlas. Se sorprenden. Tanto que, además de respetarte, ni te adelantan, porque quieren ver qué es lo que llevas. Es una herramienta perfecta para transmitir nuestras intenciones, son resistentes al agua, se alimentan con una batería de reloj y pueden extraerse en cuestión de segundos”.
También las telas y otros aspectos de diseño y resistencia han mejorado. Lo que no cambia, eso sí, es el alma colombiana y, por extensión, latinoamericana del proyecto. “Hay dos cosas muy importantes en ese sentido”, explica Roland. “Lo primero es la practicidad. El estudio de diseño está al lado de la fábrica de las telas, que a su vez está cerca del taller de confección. En apenas cinco kilómetros de Bogotá está todo, lo que nos permite reaccionar rápido y controlar la calidad de todo el proceso. Además, es nuestra forma de apoyar la industria colombiana. Aquí hay mucho potencia y un entorno muy positivo, y es muy relevante contar con aliados locales”.
Un precio muy especial
De momento, y en apenas unos días, ya hay más de 150 nuevas chaquetas vendidas. Llegarán a sus dueños en septiembre de 2017, a través del crowfunding cuestan un 30% menos y la campaña terminará en febrero. Por supuesto, MOVA sigue con su política Buena Papa, con la que ofrecen mejores precios a los compradores colombianos y de toda Suramérica. El que reciba la chaqueta en Bogotá, por ejemplo, pagará sólo 89 dólares, y recibirá el producto en bicicleta. El que la compre en Europa deberá pagar 109 dólares, más gastos de envío. La mayor parte de las ventas se realizarán a clientes finales, pero en MOVA también quieren trabajar con tiendas. “Tenemos ya un acuerdo con una tienda en Francia”, explica Harper, “pero queremos que esté en más locales. Si alguien está interesado, que no dude en contactar con nosotros”.
El corazón del proyecto, en todo caso y sin ninguna duda, está en en la gente. “Es vital en nuestro modelo de negocio”, cuenta Harper. “Ellos comparten nuestro contenido, nos siguen en Facebook, YouTube o Instagram… Sin ellos no somos nadie, porque son parte de nuestra filosofía y de todo lo que hacemos. Es algo vital, como la sangre de nuestra empresa. Sin ellos, MOVA no existe”. Algo que ha alcanzado a Colombia (“a los colombianos les encantan este tipo de iniciativas, participativas y locales, que muestran las muchas cosas buenas que hay en nuestro país”) pero también a EE UU, Inglaterra, Francia, México o Chile, donde MOVA fue un éxito.
Un fenómeno
Ahora que hablamos con Roland Harper, ciclista urbano en Bogotá, estamos obligados a preguntarle por la situación de la bicicleta en su ciudad. Hay muchos indicios positivos pero… ¿Es cierto que vivimos un momento vital? Harper no tiene dudas: “Sí. La sociedad civil está empujando, con mucha fuerza, el movimiento ciclista, y la alcaldía está promoviendo el uso de la bici como medio de transporte. Bogotá se está convirtiendo en la ciudad de América donde cada vez más gente de desplaza en bicicleta, donde hay más infraestructura… No es algo nuevo. Desde los años 70 se está fomentando la bicicleta aquí, y el movimiento ciclista se ha convertido en una bola de nieve imposible de parar. Se ve en la calle, donde cada vez hay más ciclistas, pero también en cuanto a negocios, propuestas… Es una forma de mejorar la economía, crear trabajos y, desde luego, cambiar la ciudad. El hecho de que los ciudadanos tomen las calles en sus bicicletas, incluso de noche, hace de Bogotá un lugar más vivible, menos peligroso, más humano. Es un fenómeno maravilloso”.
“Bogotá se está convirtiendo en la ciudad de América donde más gente se desplaza en bicicleta. Es maravilloso”
Lo veremos, ojalá, muy pronto. De momento seguiremos pendientes de todo: de las buenas noticias que nos llegan desde Colombia, de los ciclistas urbanos de allí y, por supuesto, de iniciativas como esta MOVA Cycling Jacket, a las que deseamos toda la suerte del mundo.