¿Desde cuándo vas de un lado a otro en bicicleta?
Fue en 2010, después de vivir un año en Nueva Zelanda. Organizaron el Día sin Carros y, aprovechando que la ciudad estaba mucho más tranquila, un antiguo novio me prestó su vieja bicicleta. Me encantó, empecé a hacer desplazamientos cada vez más largos y, por fin, me regalé por mi cumpleaños una nueva bici.
Que, nos han dicho, tiene hasta nombre propio…
Sí… ¡Se llama Maria Antonia! Es una paletera (bicicleta clásica), y le puse ese nombre porque me pareció que sonaba bien. María es un nombre muy femenino, Antonia me sonaba muy masculino… ¡Y con ese nombre se quedó!
¿Cómo ha evolucionado el ciclismo urbano en Medellín?
Hace años era muy complicado ver ciclistas urbanos: si acaso, personas que pedaleaban porque no tenían dinero para desplazarse de otra manera. Pero ahora hay de todo: mujeres y hombres, estudiantes… Se han construido más carriles bici, y hay algo más de conciencia entre los demás vehículos. Campañas como En los pedales del ciclista, en los que la municipalidad invitaba a conductores de autobús, taxis y camiones, a recorrer la ciudad en bicicleta, nos han hecho más presentes.
“Medellín es una ciudad difícil para pedalear, sobre todo, por sus cuestas”
¿Cómo es Medellín para pedalear?
Es una ciudad difícil, sobre todo, por sus cuestas. Cuando he montado en bicicleta en Madrid o Barcelona… ¡me parecieron completamente planas! A mucha más gente le gustaría usar la bicicleta, pero viven en lomas, con subidas como paredes. Respecto al tráfico… Es un problema, pero creo que menor.
Irás, supongo, a la SiCLeada, la marcha ciclista semanal.
¡Claro que sí! Es una iniciativa maravillosa. La que más me gusta es la de diciembre, en la que vemos las luces que instalan por la ciudad. Eso sí: creo que está más orientada a gente que no usa tanto la bicicleta, que necesitan ir en un gran grupo para aprender, para sentirse más cómodos y acostumbrarse a lo que es rodar.
Si salimos a dar un paseo… ¿a dónde nos llevarías?
A la Comuna 13, a ver el Graffitour, un buen ejemplo de cómo la ciudad ha renacido en los últimos años. También iríamos a la Plaza Botero, a la zona del Parque Norte, al Pueblito Paisa y, finalmente, a alguno de los cerros para tener una panorámica completa de Medellín.
El futuro del ciclismo urbano en Medellín será…
Bueno, espero. Tengo mucha fe: confío en que la mentalidad de la gente cambie, que se bajen de sus vehículos y acabemos con los atascos, la contaminación… Hay síntomas de cambio, están empezando a incorporarse las e-bikes para, precisamente, facilitar las subidas. Por mi parte, lo intento: cuando empecé con mi blog, www.anamareto.com, quería ayudar a más mujeres a quitarse el miedo a pedalear. La mayor parte no montan más en bici por miedo. Al final me leen más hombres que mujeres… ¡pero me vale, porque sé que muchos se lo enseñan a sus novias para que empiecen a pedalear también!