Ciudades

Mauro Mesa, SiCLas: “Los políticos olvidan que sus hijos también respiran aire contaminado y pueden ser atropellados”

Entrevistamos a Mauro Mesa, responsable de SiCLas, uno de los colectivos ciclistas más activos del mundo y organizadores de la fascinante SiCLeada de Medellín.

¿Qué situación vive ahora mismo el ciclismo urbano en Medellín?

La bicicleta tiene todas las opciones de imponerse, aquí y en cualquier otra ciudad del mundo. Pero el cochecentrismo no se lo permite: tanto ciudadanos como funcionarios, adictos al coche, insisten en considerar a la bicicleta como un juguete o una herramienta deportiva, y no como un medio de transporte.

¿Cómo es Medellín para el ciclista?

Es un valle muy cerrado, pero hay una media ladera superable, más de 7.000 hectáreas de llanura y es posible desplazarse, sin grandes dificultades, de norte a sur, pero la falta de concienciación y el deficiente transporte público hacen que mucha gente opte por el vehículo privado motorizado. En cuanto al ciclista, el principal impedimento es el miedo a ser atropellado. Pero desde SiCLas ofrecemos entrenamiento para enfrentarse a ese miedo, y desarrollar habilidades y destrezas que les aporten confianza para circular.

¿Quiénes se apuntan a esas clases?

Adultos, personas que no saben montar suficientemente bien o que saben hacerlo, pero no en medio del tráfico de una ciudad como Medellín. La gran mayoría, en todo caso, son mujeres de entre 20 y 60 años, a las que por una cuestión cultural no se les permitió aprender cuando eran chicas.

Mauro Mesa, de SiCLas Medellín (foto: Diego Mario).
Mauro Mesa, de SiCLas Medellín (foto: Diego Mario).

¿Qué infraestructura hay en Medellín?

Apenas 45 kilómetros de inconexos carriles bici, que además no llevan a ninguna parte. Además de segregada, la infraestructura no está en buenas condiciones tras años sin mantenimiento, y es constantemente ocupada por coches aparcados en medio de la vía. Además, las autoridades insisten en repetir los errores de otros lugares como Bogotá, construyendo ciclovías en aceras que terminarán generando conflictos con los peatones.

¿Por qué se repiten esos errores?

Porque es fácil, y barato, repetirlos. Tenemos un plan de ordenamiento territorial según el cual debe privilegiarse la movilidad peatonal, ciclista y en transporte público, pero la inversión en infraestructura automovilística es mucho ayor. Creímos que Federico Gutiérrez, el actual alcalde de Medellín, era un aliado de los ciclistas, que entendía la bicicleta como persona joven y dinámica, e incluso hizo campaña pedaleando. Pero su gestión está siendo muy decepcionante. En dos años de gobierno no se ha construido infraestructura ciclista, y si se hace no se quitará espacio a los coches, sino a los peatones. Hay un miedo aterrador a los poderes económicos, a molestar a los concesionarios de motos y coches ávidos de vender más y más y contaminar este valle.

“Hay un miedo aterrador a los poderes económicos, a los concesionarios de motos y coches ávidos de contaminar este valle”

¿Está muy contaminada Medellín?

Somos un valle cerrado, muy estrecho, que en ciertas épocas del año, marzo y abril, octubre y noviembre, tiene picos muy altos de contaminación generados por la industria y los vehículos motorizados. Pero no vemos ninguna política que controle esas emisiones.

El panorama parece sombrío…

No somos pesimistas. El propio nombre de SiCLas es una afirmación, un mensaje de que sí se puede. Los ciclistas hemos recibido apoyos desde el Área Metropolitana, el servicio de bicicletas públicas EnCicla lleva seis años funcionando y es gratuito, aunque tristemente es muy limitado. Me ilusiona pensar que, pese a las dificultades, el 1,5% de los desplazamientos urbanos en Medellín se hacen en bicicleta, lo que supone unos 35.000 viajes al día.

¿Qué relación tenéis los activistas con las autoridades, y por qué no se atienden vuestras demandas?

Nos hemos encontrado en mesas institucionales, hemos dialogado con mucha formalidad. Les hemos expresado claramente que las cosas no están bien, hemos pedido, solicitado, rogado, participar en el cambio. Pero no nos atienden. Al final, terminamos exasperándonos, intentamos compartirlo con la ciudadanía a través de la prensa, pero siempre terminan haciendo lo que les viene en gana. Así que nos queda el activismo, que para nosotros es una llamada de atención pero que ellos consideran una simple crítica. A los políticos se les olvida que también son ciudadanos, que el riesgo de ser atropellados, de respirar este aire contaminado, también lo corren ellos y sus hijos. La presión económica, el poder de las inmobiliarias, de la industria del automóvil. ha terminado construyendo un modelo de ciudad invivible, donde se prioriza la economía al bienestar.

“Cada ciudad tiene los gobernantes que se merece, y el avance se mide por el respeto al peatón y al ciclista”

Y, sin embargo, la impresión internacional es que Medellín es una ciudad que avanza, donde se hacen bastantes cosas bien.

Seguramente será por el sistema de bicicletas públicas, o porque, aunque poca y mala, hay más infraestructura ciclista que en otros lugares. Ojo: creo que cada ciudad, cada pueblo, tiene los gobernantes que se merece. Que el avance de una civilización se mide por el respeto que tiene al peatón, al ciclista, a la persona. En Latinoamérica hay cosas muy rescatables… Brasil es ejemplar por su activismo. México o Santiago de Chile tienen infraestructuras interesantes. El futuro de Manizales, Cúcuta o Pereira puede ser bueno. En general, casi todas las ciudades vivimos un proceso parecido. Muchos soñamos con que se acabe el petróleo, con que se acabe la dictadura del coche. A mucha gente se le ha olvidado caminar, y sólo andan de la cama a la ducha para, después, pasarse el día sentados o metidos en un coche. Esa vida es un reflejo de un sistema perverso, de una corrupción global que domina Nueva York, Hong Kong, Londres o cualquier rincón de Colombia. La maldad, el despilfarro y los políticos vendidos dominan el mundo, en un sistema neoliberal que está acabando con casi todo. Pero espero que la Tierra nos siga llamando la atención y, finalmente, filtre y elimine toda esta basura.

Mientras, saldremos a pedalear. A la SiCLeada de cada miércoles, por ejemplo.

Sí… Seguimos trajinando, pedaleando. Lo hacemos cada miércoles, socializando la ruta, reconociendo la ciudad, manifestándonos y demostrando que somos muchos, y que meremos una respuesta. Pese a que el ciclista está muy estigmatizado, demostramos que la bicicleta elimina fronteras, que es el vehículo perfecto para transmitir un mensaje de paz y solidaridad. No importa la zona, ni la hora: en bici siempre puede ser agradable pasear.

En una Masa Crítica no hay un líder. En la SiCLeada de Medellín sí lo hay: usted, Mauro Mesa.

Me cargué con esa responsabilidad porque me gusta este paseo, porque vivo por y para la bicicleta, porque no necesito sacar dinero para disfrutarla. Quiero hacer que mi ciudad sea más humana, y si para lograrlo tengo que ejercer de portavoz, de líder, lo hago. Me equivoco mucho, consulto casi todo a mis compañeros, pero entre todos aprendemos y le regalamos a Medellín una actividad gratuita y multitudinaria que muestra la alegría del ciclismo y las posibilidades que ofrece la bicicleta.

La SiCleada de Medellín, organizada por SiCLas (foto: Felipe Becerra Daza)
La SiCleada de Medellín, organizada por SiCLas (foto: Felipe Becerra Daza)

Medellín, desde luego, recibe la SiCLeada como una fiesta.

Ver a tantas personas en bici, con tan buenas vibraciones, alegra a barrios dominados por coches y motos. Nos aplauden, nos silban, nos preguntan dónde vamos, y cada vez más personas se unen. La SiCLeada es una actividad saludable, que no perjudica a nadie y aporta la posibilidad de conocer la ciudad, una ciudad que por desgracia muchos temen. La bicicleta trae alegría, nunca temor.

“La SiCLeada es saludable y permite conocer una ciudad que, por desgracia, muchos temen. La bicicleta trae alegría, nunca temor”

¿Hacía donde te gustaría que evolucionara la SiCLeada?

A ser una actividad más participativa, en la que cada vez más personas ayuden. Sueño que el equipo que hace los carteles, que mueve las redes sociales, que organiza las rutas crezca. Que no solo diez personas bloqueemos el paso a los coches, sino que haya más integración. Y, por supuesto, que logremos, cada vez más, fomentar el respeto, el buen uso del espacio público, la educación ciudadana.

¿Cómo ven la SiCLeada los políticos municipales?

Se quedan estupefactos pero, al mismo tiempo, se mantienen fríos. Se les ha invitado varias veces, pero no se sienten a gusto, les da miedo venir. Los defensores del coche ven que en la SiCLeada hay un enorme poder ciudadano. Que la ciudad, gente que estudia, trabaja, que está jubilada, que tiene más o menos dinero, se une para pedalear.