Cuando te cruzas con una obra de Loui Jover no hay marcha atrás. Sus cuadros ejercen un efecto hipnótico. Amantes apasionados, mujeres que devoran el mundo con la mirada, homenajes cómicos y ácidos a la cultura pop… Reflejo de un artista, de un hombre, cuya historia tiene mucho de collage, búsqueda y, a la postre, pasión por vivir. Loui Jover nació en un pueblo al norte de Serbia, en una región con una fuerte comunidad húngara, y emigró de niño, con su familia, hasta Australia, donde vive. “Aquí puedo ser artista a tiempo completo”, explica a Ciclosfera, “y tengo la suerte de vivir en Gold Coast, una maravillosa ciudad”. Es cierto: playas inmensas, temperaturas agradables todo el año y miles de sonrientes surfistas atestiguan que nos encontramos en una de las ciudades más agradables de la ya de por sí muchas veces paradisiaca Australia.
Estilo único
“Empecé a pintar cuando era muy pequeño”, recuerda Jover, “y siempre pensé que estaba destinado a ser artista. Mi padre era muy creativo, y fue él quien me inspiró y animó desde muy temprano a incorporar el dibujo como una parte importante de mi rutina. Desde joven desee ser artista: perseguí mi sueño, desde hace algo más de doce años, puedo decir que lo he conseguido.
Buceando en Internet, leemos que Jover empezó a estudiar artes gráficas gracias a un curso por correspondencia del Melbourne Art Institute. Que se alistó durante un tiempo en el ejército. Y que, sin salir de él, trabajó como fotógrafo y dibujante militar para la Fuerza de Defensa Australiana. Contemplando ese bagaje, Jover tiene clara una cosa: “Si quieres vivir de la pintura”, dice, “has de ser auténtico. No dejes de aprender y practicar pero, sobre todo, encuentra tu estilo, un estilo verdaderamente único que haga que tu trabajo se diferencie del de los demás”. ¿Cómo? A base de esfuerzo y devoción por los clásicos. “Admiro a muchos artistas y pintores”, reconoce, “pero quizá el que más me influyó, sobre todo en mi juventud, fue Pablo Picasso. Picasso es el más claro ejemplo de que el arte no es algo único y establecido, sino que puede encontrarse en cualquier obra con creatividad y expresividad”.
A Jover le gusta saltar de un formato a otro a la hora de expresarse. Es frecuente que inmortalice a mujeres misteriosas, bellísimas, de boca entreabierta e infinitos ojos. La danza y el sexo también son recurrentes, al igual que iconos pop salidos de Disney, Marvel o Star Wars o del cine clásico como Bogart, Bardot o Chaplin. Y, aunque al principio de su carrera utilizaba soportes más clásicos, quizá sus obras más reconocibles en la actualidad sean esos dibujos sobre antiguas hojas de libro, donde viejos y olvidados textos sepia contrastan con el dinamismo y la hondura de sus retratos.
Lejos de las multitudes
Si ya era difícil verle fuera de su estudio, la pandemia ha disparado todavía más su aislamiento. “Mi estilo de vida y mi trabajo me conducen a pasar mucho tiempo encerrado en mi estudio”, confiesa, “y escapar de las multitudes siempre me ha resultado sencillo”. Mucha de su conexión con ese mundo exterior viene, por supuesto, a través del arte: de la música (“me marcó mucho el sonido único de Radiohead. Ahora escucho más jazz y algunas óperas, especialmente de Wagner”) y del cine. “Adoro el cine clásico”, asegura, “y mi director favorito es Stanley Kubrick. Tras él, situaría a Ingmar Bergman y a los hermanos Coen”.
Otro de los hilos que atan a Jover con el exterior es… la bici. “Amo las bicicletas”, nos dice con entusiasmo. “Siempre he tenido bicicleta, las he usado para para llegar a todo tipo de lugares y son mi principal medio de transporte. Pero, además, me encanta pintarlas: sus líneas y formas me parecen fascinantes, y creo que quedan verdaderamente hermosas sobre el papel”. Su ciudad, Gold Coast, lo pone además sencillo: “Casi siempre hace buen tiempo”, explica, “y está llena de carriles bici, por lo que puedes moverte con seguridad y tranquilidad. Eso sí: hay que reconocer que el ciclismo urbano no está tan integrado en la cultura local como en otras partes del mundo. Los coches siguen dominando las calles. Pero se percibe un cambio: cada vez abren más tiendas y, por consiguiente, más gente se anima a pedalear”.
"Me encanta pintar bicicletas: sus líneas y formas me parecen fascinantes, y creo que quedan verdaderamente hermosas sobre el papel”
Desde su estudio, a través de sus cuadros, subido en una bicicleta… ¿Cómo ve Loui Jover este mundo? ¿Que vendrá tras la pandemia? “Necesitamos cambiar”, contesta sin ninguna duda, “y es probable que ese proceso de cambio exija cierto dolor. Necesitamos un mundo que deje de estar controlado por los idiotas, en el que tengan más peso otras culturas, donde las mujeres tengan más control sobre el destino de la humanidad. Los hombres, que llevan mandando desde hace muchísimo tiempo, son incapaces de hacerlo. Por eso creo que el futuro debe traer el liderazgo de más mujeres, de mujeres como Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda, que demuestran estar mucho más dotadas para este tipo de responsabilidades que los hombres”.