Más ligeras, fiables y baratas. Más autónomas. Y, desde luego, más parecidas a una bici convencional. Los avances tecnológicos, la proliferación de infraestructuras ciclistas, el respeto al medio ambiente y los inconvenientes del uso cotidiano del coche auguraban un brillante porvenir a la bicicleta de pedaleo asistido. En parte, dichos pronósticos se están cumpliendo: informes como el de Navigant Research dicen que en 2016 se vendieron 35 millones de e-bikes en el mundo, generando un negocio de 15.000 millones de euros (serán 24.000 millones en 2025). Pero las cifras no son tan boyantes en España, donde el sector crece (en 2015 se vendieron 24.604 bicicletas eléctricas, un 39% más que en 2014) pero sigue lejos de países de nuestro entorno.
Poca cultura y medidas desastrosas
Alejo Bastos creó hace más de ocho años Biobike, una tienda especializada en eléctricas en Madrid. Aunque sus ventas crecen cada año, Bastos dice que en 2016 el negocio se ralentizó, entre otras cosas, porque el mercado de eléctricas de ciudad sigue sin despegar. “En España no hay cultura de ciclismo urbano”, asegura, “porque la gente identifica la bici con el ocio y no como un medio de transporte”. Ana Amondo, responsable de Motor Verde (acaban de abrir en Bilbao la superficie más grande en España de eléctricas) explica que venden más máquinas, pero que pocas son de ciudad. “La gente pide, sobre todo, bicis de montaña”, asegura, “sobre todo modelos de casi 3.000 euros, porque los usuarios de este sector quieren los mejores componentes. Urbanas se venden menos y, además, se mira mucho más el precio”.
“La gente identifica la bici con el ocio y no como un medio de transporte”
Un precio que, aunque sustituir coches y motos por e-bikes sería de enorme interés social, sigue sin recibir subvenciones efectivas. Propuestas como el Plan Movea (que devolvía 200 euros del precio final de una eléctrica) fueron un fracaso: el proceso era tan farragoso que, incluso, tiendas y marcas lo obviaban porque desanimaba a sus clientes. “Ha sido la mayor cagada de la historia de las subvenciones”, explica con humor y algo de frustración Bastos. “Las tiendas debían adelantar el dinero al cliente, y el ministerio nos lo entregaba un año y medio después. Descapitalizó a muchos comercios”. Para Fernando Martín, gerente de la tienda online Biciclick, “fue desastroso. Implicaba serios problemas de gestión y se basaba en trámites muy engorrosos”. Y Amondo, que califica las ayudas ministeriales de “desastrosas”, explica que hasta la subvención del Ente Vasco de la Energía supone “mucho ruido y pocas nueces. A las tiendas nos genera más problemas que beneficios y no estimula la compra en caliente”. El secretario general de AMBE, Carlos Núñez, reconoce que “la dificultad de gestionar el ingente trabajo administrativo” penalizó los planes PIMA o MOVEA, y apuesta por cambiar el modelo. “Entidades como el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que han ayudado a los ayuntamientos a implantar la bicicleta pública, podrían destinar fondos para que los municipios ayuden directamente a los ciudadanos”, asegura.
Bueno para todos
Pero la bicicleta de pedaleo asistido no es sólo maltratada por los políticos: la mayor parte de la ciudadanía, incluso muchos ciclistas habituales, siguen ignorándolas e incluso “despreciándolas”, al entender que no son bicicletas de verdad. La mayoría cree, erróneamente, que ni siquiera hace falta pedalear, y muchos las consideran “motos camufladas” y síntoma de vagancia. Yuriy Tomas, responsable de marketing de Specialized, sabe que hay un sector de “puristas” que no las consideran bicicletas, pero explica que “el mercado demanda cada vez más este tipo de vehículos. La asistencia, su fácil manejo y la diversión que proporcionan acercan la bicicleta a mucha gente que, por diferentes motivos, antes no se planteaba pedalear, y eso es bueno para todos. No se trata de elegir unas o otras, o discutir sobre si se hace más o menos ejercicio con ellas. No tenemos que entrar en esa lucha absurda: que cada uno haga con su bici lo que más le gusta, ya sea sufrir subiendo un puerto o hacer kilómetros por la montaña sobre una e-bike”.
Doce claves eléctricas
- La normativa es clara: el motor de una bicicleta eléctrica no puede superar los 250W, y la asistencia debe “cortarse” cuando el vehículo alcanza los 25km/h. Y, aunque muchos todavía no lo sepan, hay que pedalear: si no lo haces, la e-bike no se mueve.
- Los principales avances tecnológicos se centran en aumentar la autonomía y fiabilidad de las baterías , mejorar la reacción y torque de los motores y mejorar la conectividad: muchos fabricantes han desarrollado aplicaciones que permiten una mejor gestión de la batería o compartir los datos del recorrido a través de la Red.
- Escépticas al principio, las tiendas convencionales se están empezando a “poner las pilas” con las eléctricas. El negocio manda.
- Los clientes priorizan cada vez más la calidad. El precio, por supuesto, importa, pero también recibir una garantía, la fiabilidad, la calidad de los componentes, la suavidad de uso, la escasa rumorosidad o la máxima autonomía.
- Bosch, Yamaha, Shimano, Brose, Panasonic… Las marcas de motores y baterías más conocidas ofrecen conjuntos de calidad, pero las sensaciones que ofrece cada firma varían. Acude siempre a un especialista para encontrar el modelo que mejor se adapte a tus necesidades y preferencias.
- El auge de la bicicleta en sectores como la mensajería y el reparto, y la proliferación de bicicletas de carga generalizará el uso de e-bikes. Empresas como Telepizza o Burger King ya colaboran con marcas españolas de eléctricas como Quipplan.
- Aunque algunas firmas ofrecen máquinas futuristas y despampanantes, nuestro mercado está aún “muy verde” para propuestas revolucionarias. El miedo a los robos y el escaso poder adquisitivo hacen que, al menos en lo que a bicicletas de ciudad se refiere, se priorice la funcionalidad.
- El negocio de la bici eléctrica es distinto al de la bici convencional: el cliente necesita más cercanía, un buen servicio posventa y un asesoramiento mayor a la hora de elegir su modelo ideal.
- La proliferación de sistemas de bicicleta compartida eléctrica (como las de BiciMAD o algunas Bicing) es positiva. A medio y largo plazo ayudan a popularizar este tipo de vehículos, y son un buen escaparate para mostrar su potencial, fiabilidad y eficacia.
- En Holanda se venden 16 e-bikes por cada mil habitantes, en Alemania, 6 por cada mil habitantes. Las cifras en España están muy lejos: 0,5 bicicletas eléctricas por cada mil habitantes.
- Para dar a conocer las ventajas de este tipo de vehículos, AMBE pondrá en marcha a partir de este año los E-Bike Days. Serán eventos en el centro de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Vitoria, Bilbao o Málaga donde, además de mostrarse modelos, los ciudadanos podrán probarlos. El primero ya se ha celebrado y fue un rotundo éxito.