No. Evidentemente, con un precio de 2.669€, la Moustache Lundi 26 no es una bicicleta cualquiera. Tampoco su notable tamaño o su peso (casi 25 kilos) la convierten en el vehículo ideal para alguien que viva en un quinto sin ascensor, y no están las cosas como para dejarla atada en la calle. Pero sí: la Moustache Lundi 26 podría ser la bicicleta que hiciera replantearse a muchos el dejar el coche aparcado y cambiar su forma de moverse (y vivir).
Imponente
De primeras, impresiona. Moustache, una joven marca francesa que apuesta con fuerza por la bicicleta eléctrica, no engaña: sus argumentos son la robustez, la fiabilidad, los acabados y la exclusividad. Ya antes de subirnos en ella, intuimos que la Lundi 26 no es una bicicleta más: la calidad de su imagen y tacto, la erguida postura de conducción o la solidez que transmite desde el primer momento evidencian que se trata de un producto dirigido a un sector muy determinado.
¿Cuál? Para empezar, alguien que vaya a hacer muchos kilómetros cada día (su eficiente motor eléctrico Bosch asegura una buena autonomía y un rendimiento excelente) sin despeinarse. Que esa persona, desde luego, tenga un buen aparcamiento tanto en su casa como en su destino (la Lundi es un caramelo para los ladrones: bastan un par de ojeadas para saber que vale una buena cantidad de dinero). Y, ya de paso, que ese aparcamiento sea en un garaje o un bajo, porque por su volumen y peso no es una bicicleta cómoda de transportar.
Una vez reconocido ese posible consumidor es obligatorio reconocer que la Moustache, desde la primera pedalada, enamora. Es una bicicleta imponente: en parado, su pintura, su renovada estética (en la que, en la versión 2015, todo el cableado está oculto y surge una enorme y atractiva variedad de colores) y el muy particular manillar (muy ancho, cómodo y ergonómico) denotan calidad y diferenciación. Pero también en movimiento: las enormes ruedas Schwalbe Fat Frank de 26” transmiten comodidad y aplomo, y el primer empujón del motor Bosch Classic 250W nos lanzan hacia cualquier destino.
Su precio y peso la hacen muy exclusiva, pero la Lundi 26 asegura robustez, comodidad y eficiencia
Cualquier lugar está a nuestro alcance. La sensación en ciudad es similar, salvando las distancias, a la de ir montado sobre cualquier potente y moderno escúter. Con una alta asistencia al pedaleo (el sistema permite cinco grados de ayuda) nos desplazamos, sin demasiado esfuerzo, a una velocidad de vértigo, con una excelente maniobrabilidad (el manillar “moustache” no brilla sólo por su estética) y mucha seguridad. Los frenos (Shimano de disco) son muy progresivos y, sin es necesario, detienen el pesado conjunto en pocos metros. El sillín es comodísimo. Y el cambio (también Shimano, de 9 velocidades), silencioso, preciso y eficiente.
Con un sistema de luces delantero y trasero, transportín y pata de cabra (imprescindible para aparcarla), la bicicleta viene bastante equipada. Evidentemente, y dado su precio, no vendría nada mal algún sistema antirrobo que, aunque fuese de primeras, frenase un poco a los ladrones, o que el sistema electrónico que gestiona las luces y el motor contase con una alarma o una herramienta similar que espantase a los cacos. Puestos a pedir, tampoco estaría de más un cargador para dispositivos móviles que aprovechase la energía de nuestras pedaladas, o incluso un navegador que terminase de convertirla en la herramienta urbana definitiva. Suponemos que, con el paso del tiempo, este tipo de accesorios se harán imprescindibles en este segmento, y que Moustache irá perfeccionando su máquina.
El balance, en cualquier caso, es muy positivo. Está claro que no todo el mundo puede invertir más de 2.500 euros en una bicicleta, pero también es cierto que, si el afortunado hace un buen uso de la Lundi 26, olvidará haber pagado ese dinero. La marca ofrece una garantía de 500 ciclos de batería (lo que vendrían a ser unos 25.000 kilómetros, aproximadamente cuatro años de uso cotidiano intensivo), es cómoda, eficaz y segura y, por si fuera poco, bonita. Como siempre, algunos alegarán que cuenta con un motor eléctrico (y que eso, presuntamente, hace que no sea una bicicleta) y muchos criticarán su precio, pero algo tenemos caro: nos gusta que haya opciones para todos, y la Moustache Lundi 26 parece idónea para, por ejemplo, ejecutivos (que no quiera mancharse el traje) o jubilados (que quiera ir cómodo y haciendo ejercicio). ¿Mejor que se muevan y gasten su dinero en un vehículo así que en un coche o una moto, verdad?
Valoración de la prueba
La Moustache Lundi 26 es una bicicleta eléctrica enfocada a un público de alto nivel adquisitivo, que a cambio de un precio elevado adquirirá un vehículo rápido, fiable, cómodo y con magníficos acabados.
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Estética
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Acabados
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Comodidad
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Dinamismo
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Autonomía
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Manejabilidad
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Precio