Los axiomas más sencillos son siempre los más poderosos. ‘No Oil’: dos palabras, cinco letras que pueden atesorar un mensaje más revolucionario que muchos discursos interminables, pues suponen toda una declaración de intenciones y una llamada a la acción. No gasto gasolina. No soy como ellos, ni quiero serlo. Porque quiero moverme por las calles de mi ciudad de manera limpia, eficiente y silenciosa. Un cambio pequeño cuando se lleva a cabo de manera individual, pero absolutamente determinante cuando a él se van sumando más y más ciudadanos. Locos, nos llaman algunos, por ir a la contra. Por hacernos preguntas y dar con nuestras propias respuestas, tan contundentes como un eslogan de apenas dos palabras. ‘No Oil’. Enloquezcamos juntos: tal vez sea la manera de que el mundo sea un lugar más cuerdo.