
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Encontrar formas de transmitir conocimiento, sobre todo a quienes creen que el arte y la cultura no les pertenecen. Durante años usé la bici para hacer tours por la ciudad y el campo: es maravilloso ver cómo los turistas pierden el miedo o se relajan en la campiña.
¿Cómo te mueves habitualmente?
En bici, aunque también disfruto al caminar. Me gusta pedalear haga frío o calor, viento, lluvia o granizo: en invierno te mantiene caliente y, con la ropa adecuada o llevando una muda si llueve, no hay problema. Cuando viajo en tren alquilo una bici, y hacía lo mismo al vivir en Cataluña o Italia.
Cuando viajas, ¿ves cambios cambios respecto a la movilidad en bicicleta?
He notado un cambio radical en la infraestructura ciclista de Barcelona y algunos intentos, más caóticos, en Reus. Pero también un desorden que, sumado a la proliferación de patinetes eléctricos, me estresa.
¿Cuántas bicis tienes?
Dos omafietsen, la clásica bici de paseo. Una está en Ámsterdam, donde vivo, trabajo y estudio, y la otra en el pueblo donde viví cuatro años y aún vuelvo para visitar amigos, mi peluquera y mi fisioterapeuta.

¿Y anécdotas ciclistas?
Me he mudado con la bici varias veces, he paseado con la perrita que tuve con una compañera de piso y solía llevar un gato en hombros. Cuando era estudiante de intercambio y fui a recoger a mi novio a la estación lo llevé en la bici con su equipaje, al igual que con mi mejor amiga. ¡Recuerdo hasta tocar el ukelele mientras pedaleaba!
¿Conoces a alguien en Ámsterdam que no use bicicleta?
Sí. Algunos lo relacionan con un componente cultural relacionado con el poscolonialismo, y algunos estudiantes prefieren el transporte público porque es gratis hasta los treinta años. Hay gente mayor a la que le estresa por el auge de las e-bikes, y personas que, simplemente, ¡las odian!
¿Qué te preocupa?
El mal uso que algunos niños y adolescentes hacen de las e-bikes genera muchos accidentes. También hay extranjeros que desconocen las normas de circulación que se enseñan en las escuelas locales. Existen cursos específicos para aprender a circular, y creo que se deberían promover más: el carril bici es cada vez más peligroso en horas punta, y veo muchas más imprudencias desde la llegada masiva de las eléctricas.