Cultura ciclista

"Los niños deberían venir a Ámsterdam y ver lo bien que se va al colegio en bicicleta" (Liza Klimova)

En Ámsterdam la bicicleta no es solo un medio de transporte: es un estilo de vida que comienza en plena infancia. La ucraniana Liza, de 11 años, llegó a la ciudad hace apenas treinta meses: aprendió a pedalear durante la pandemia y ahora disfruta hasta de los trayectos bajo la lluvia. Es la protagonista del 'Ciclistas de aquí' de la sección 'Esto SÍ es Ámsterdam' de Ciclosfera #50.

¿Vas pedaleando al colegio?

Sí, unas dos veces por semana. Sobre todo cuando voy un poco tarde, porque así llego más rápido. ¡Pero la gran mayoría de mis compañeros llegan siempre pedaleando!

¿Usas la bici para ir a otros lugares?

Casi siempre; para ir a mis clases de costura, de gimnasia, de natación… Lo que no me gusta demasiado es ir en bici al centro de la ciudad. Hay demasiada gente, tengo que parar constantemente y es algo incómodo. ¡No lo disfruto!

“Los niños deberían probar y empezar a ir al cole en bici" (Liza Klimova)

¿Qué bicicleta tienes?

Una de segunda mano, que me dieron mis vecinos. Cuando llegué hace dos años me regalaron otra más pequeña, pero como he crecido ahora tengo una de tamaño juvenil. Es azul, y llevo mis cosas en el portabultos trasero o en mi mochila.

¿Cuándo aprendiste a montar en bicicleta, y quién te enseñó?

Aprendí en el pueblo de mi familia, que se llama Ukrainka, durante la pandemia. Me enseñó mi abuelo Vladimir, y tardé una semana en aprender. Al principio quitamos los pedales para practicar el equilibrio, y más tarde se los pusimos para aprender a pedalear. Cuando volvimos a Kiev quería seguir usando la bici, pero no era demasiado seguro y dejé de hacerlo hasta que nos mudamos aquí.

Liza tiene 11 años y desde que vino a Ámsterdam procedente de Ucrania, se mueve en bici por todos lados.
Liza tiene 11 años y desde que vino a Ámsterdam procedente de Ucrania, se mueve en bici por todos lados.

En otras partes del mundo, los niños no suelen ir al colegio en bicicleta. ¿Qué les dirías?

Que deberían venir a Ámsterdam y probarlo. ¡Y que montar bajo la lluvia es más divertido de lo que parece! Al principio me resultaba estresante, pero recuerdo ver a familias enteras llegando, empapadas pero felices, a un campamento de verano. Ahí entendimos que lo único que necesitábamos era la ropa adecuada, y desde entonces lo disfruto muchísimo.