¿Cómo empezó tu activismo ciclista?
Soy biólogo, y hace años trabajaba con distintos grupos en temas de cambio climático. Costa Rica se puso como objetivo ser un país neutral en emisiones de dióxido de carbono, y unos de los caminos más lógicos y sencillos era cambiar nuestros hábitos de desplazamiento: promover la bicicleta y caminar más. Nos enfocamos en San José, porque es donde más viajes se hacen en coche, y ahí seguimos.
¿Qué actividades realizáis?
Por ejemplo, los miércoles hacemos una rodada nocturna. Pero también algunos domingos hacemos otra salida, quizá algo más familiar y generalmente mezclada con otras causas sociales: la diabetes, el cáncer de mama… Siempre, en todas esas salidas, partimos del Parque España. Está muy céntrica y nuestra oficina está enfrente, así que nos citamos ahí a las siete de la tarde.
¿Qué tipo de marcha es?
El grupo de organizadores está compuesto por unas quince personas, y en una rodada grande podemos llegar a juntarnos 500. Promovemos el salir y llegar todos juntos, así que no dejamos gente rezagada y, si alguien por ejemplo pincha, nos detenemos. El objetivo es conocer la ciudad, rodar en grupo, sentirnos seguros y, si es preciso, detener el tráfico. Pero no es un enfoque tan rebelde como el de una masa crítica.
¿Cómo está el ciclismo urbano en San José?
Como tantas otras, el coche es el protagonista, con muy poco espacio para los ciclistas y para los peatones. Basta decirte que, hace un año, se inauguró el primer segmento de ciclovía, con el objetivo de que comunique la Universidad de Costa Rica con el Parque Metropolitano La Sabana. En alguna ciudad cercana, como Cartago, se han dado buenas experiencias: desde hace unos tres años una ciclovía da la vuelta a la ciudad, y en San José estamos intentando fomentar lo mismo. En ChepeCletas, por ejemplo, hacemos recorridos a pie y en bici por la ciudad.
Hace un año se inauguró el primer segmento de ciclovía en San José, capital de Costa Rica
¿Qué es ChepeCletas?
El nombre viene de ‘Chepe’, que es como se llama aquí a los que se llaman José, y bicicletas. Llevamos seis años trabajando, y el principal objetivo es que la gente regrese al centro de la ciudad, que hasta ahora estaba mal visto por la gente. Queremos que la gente use el transporte público, ande y pedalee por el centro de San José, cambiar esa impresión negativa de que es un lugar inseguro, sucio y lleno de tráfico.
¿Cómo ha cambiado la situación en estos seis años?
Hay mejoras… Por ejemplo, han surgido muchos grupos interesados en el ciclismo urbano, como Movete por tu ciudad, Bicibus, KickBike o Chicas en Cleta.
¿Qué imagen tiene el ciclismo urbano allí?
Los automovilistas ven al ciclista como un estorbo, y no están nada dispuestos a compartir su espacio. La cultura es completamente “cochecentrista”, por eso nos gusta rodar en grupo, para hacernos más visibles. En la prensa, al menos, hay cada vez más referencias a este movimiento, que además suelen enfocar de manera positiva. Y en la calle… Hace años, quien iba en bicicleta al trabajo era porque no tenía dinero para hacer otra cosa, y era considerado de pobres. Pero peleamos por tener más derechos y, desde luego, por reducir el peligro. Fuera de San José hay muchas muertes en la carretera: por ejemplo, trabajadores de fincas tienen que regresar en bicicleta a sus casas por carreteras muy transitadas, y son frecuentes los atropellos. Hay muy poca infraestructura.
¿Y los políticos? ¿Qué sensibilidad muestran hacia el ciclismo?
El presidente actual, Luis Guillermo Solís, ha participado en alguna de nuestras actividades, pero no se han tomado apenas medidas reales. Algunos diputados sí han actuado, se habla de una ley que legisle la movilidad activa, y en ciertos sectores políticos hay algo de sensibilidad hacia el ciclismo, la peatonalización y el transporte público… Ya no es algo raro, de una minoría, sino que empieza a ser un tema de conversación.
¿Qué tradición ciclista hay en el país?
A nivel deportivo, mucha. Y también, siempre, han existido personas que usaban la bici para ir al trabajo o hacer entregas. Es algo que nunca se perdió del todo, que sigue existiendo… Pero que no tiene visibilidad. Sin embargo, ha vuelto: al estar conectados con el resto del mundo por Internet, al viajar por otros países, nos hemos sumado a una tendencia global. Es verdad que nos hemos sumado un poco tarde pero, al mismo tiempo, vivimos en un país muy pequeño, donde debería ser más sencillo movernos en bicicleta. Hay demasiados coches, demasiados atascos, y esperamos que muchos de los que han visto siempre la bicicleta como un vehículo recreativo se planteen el empezar a usarla como medio de transporte.
“A nivel deportivo siempre ha habido ciclismo, y mucha gente iba al trabajo pedaleando… pero sin apenas visibilidad”
¿Qué comparación harías entre el ciclismo urbano en Costa Rica y el de otros países de su entorno, como México o Colombia?
Definitivamente… Estamos muy retrasados. Al ser un país más pequeño debería ser más sencillo implantar la bicicleta, pero no es así. Conozco Bogotá y Ciudad de México y son ciudades muy grandes, muy pobladas y con problemas muy grandes, y sin embargo allí está creciendo más el ciclismo urbano. Es algo difícil de aceptar, que puede desmoralizar… O todo lo contrario: si allí, con todos los problemas que tienen, crece el ciclismo, ¿por qué no va a pasar lo mismo aquí? Antes nos decían que no estábamos en Holanda o Dinamarca, que no eran situaciones comparables, pero ahora sí lo es porque podemos fijarnos en ciudades cercanas: en el centro de Ciudad de Guatemala, por ejemplo, hay iniciativas como Pasos y Pedales, que ayudan a recuperar espacios para los ciudadanos, y eso debería motivarnos, darnos ideas.
¿Por qué ese retraso en Costa Rica?
Creo que no es un tema económico sino, simplemente, de voluntad. Es algo que debemos cambiar, tanto desde la sociedad civil como, claro, desde el gobierno. Costa Rica se “vende” muy bien al mundo: nos ven como un país sostenible, con una gran parte del territorio protegido, pero creo que hemos descuidado nuestras ciudades. Queremos proyectar eso, que conservamos nuestra naturaleza, y que las ciudades deberían ser un reflejo de esa preocupación.
“Queremos proyectar eso: que conservamos nuestra naturaleza y que las ciudades también deben reflejar esa preocupación”
El turismo es una fuente muy importante de los ingresos del país. ¿Cómo reacciona un turista cuando monta en bici en Costa Rica?
De una forma muy positiva. En la naturaleza, por supuesto, hay lugares maravillosos. Pero también, cuando conocen ciudades como San José, se llevan una muy buena imagen: pedalear por el Mercado Central o los barrios históricos es muy interesante, es una experiencia con mucho potencial y que todavía no hemos desarrollado. Sin embargo, seguimos desarrollando iniciativas para conseguirlo: Rutas Naturbanas, por ejemplo, busca aprovechar los márgenes de los ríos para crear espacios donde caminar y pedalear, y supone otro síntoma de cómo los ciudadanos intentamos cambiar las cosas y luchamos porque el gobierno local y nacional apoye estas iniciativas.