Los gobiernos de los distintos países europeos han de tomarse muy en serio la lucha contra la contaminación. Y para ello, nada como apostar con decisión por la bicicleta. Es la principal conclusión a la que llegó un estudio publicado en la revista Preventive Medicine, que incluso puso o cifras a los beneficios que conllevaría esa apuesta: según sus autores, ampliar la red de carriles bici salvaría 10.000 vidas al año en toda Europa.
Según explico en su día en declaraciones a eldiario.es la principal autora del estudio, la investigadora de ISGlobal, Natalie Mueller, “la ampliación del carril bici debería ser una prioridad en las agendas de los gobiernos municipales”. Y añadió: “Hemos observado que la longitud de los carriles bici está asociada con el número de ciclistas”, explica Mueller, de forma que si se aumentan estos carriles “la selección de la bicicleta como medio de transporte podría aumentar hasta alcanzar un 25%, lo que se traduce en beneficios para la salud”. La falta de infraestructuras es una de las principales razones para no usar la bicicleta señaladas por los encuestados en el último Barómetro de la Bicicleta.
Los beneficios de la bicicleta son más grandes que los riesgos de la contaminación atmosférica y los accidentes”
Más allá de establecer una relación directa entre los kilómetros de carril bici y el número de usuarios de la bicicleta, los responsables del estudio han analizado cómo afectaría el ciclismo urbano a la salud de los ciudadanos, que se traduciría en una reducción drástica de las muertes prematuras. “Los beneficios de la actividad física asociada a los desplazamientos en bicicleta son más grandes que los riesgos que aportan la contaminación atmosférica y los accidentes de tráfico”, apunta Mueller.
En el estudio publicado en Preventive Medicine, los investigadores plantearon distintos escenarios a la hora de valorar el impacto de los carriles bici sobre la salud de los ciudadanos. En el más beneficioso, aquel en el que todas las calles de una ciudad dispondrían de carril bici, se podrían prevenir casi 250 muertes al año en una ciudad como Barcelona. En escenarios más realistas, como el de realizar una ampliación de un 10% de los carriles bici actuales, la ganancia también sería significativa.
“Este el escenario más relevante, porque es asequible para los ayuntamientos y sus beneficios son considerables”, explica Mueller. En caso de aplicar esta ampliación, el número de muertes prematuras evitadas en Barcelona sería de 16, mientras que la relación coste beneficio sería de 35 a 1. Estudios anteriores ya habían demostrado los beneficios que se obtienen al ampliar las infraestructuras para ciclistas en una ciudad. En 2016 un análisis realizado en la ciudad de Nueva York demostró que por cada 1.300 dólares invertidos en la construcción de carriles bici, se conseguía un año de vida más para los ciudadanos.