1. Las ciudades se cierran al tráfico motorizado.
Es imparable. Por mucho que haya quien se resista a entenderlo, un creciente número de urbes están tomando decisiones drásticas para expulsar al vehículo privado de las calles del centro. Y cada vez serán más. En ese cambio de modelo urbano, la bicicleta está llamada a jugar un papel protagonista.
2. Se venden más bicicletas que coches.
Es un hecho: el vehículo privado a motor ha dejado de ser el codiciado bien de consumo con el que sueñan los jóvenes. Muchos se han dado cuenta de que no es necesario contar con un coche para moverse por la ciudad, por lo que prefieren comprar una bicicleta y convertirla en su medio de transporte habitual.
3. La economía manda.
A todos nos duele el bolsillo. Por eso, cuando se trata de invertir en un vehículo que nos sirva para desplazarnos por nuestra ciudad, la bicicleta no tiene rival posible. Por muy cara que pueda resultar una buena montura, el tiempo que tardaremos en rentabilizarla será escaso. Si aún no lo has comprobado, créenos: merece la pena.
4. La bici es productividad.
Una ciudad con más ciclistas es una ciudad más provechosa y productiva. Cuando los ciudadanos pedalean, se incrementa la salud de la población, descienden las bajas laborales y los comercios locales recaudan más dinero. Hazlo por ti, pero también por tus conciudadanos y, en general, por toda la sociedad. En bici ganamos todos.
5. El cambio climático ya está aquí.
Lo que hace unos años sólo preocupaba a los ciudadanos más concienciados en materia de respeto al medio ambiente es ya un secreto a voces: el cambio climático está a la vuelta de la esquina, y es necesario y urgente poner nuestro grano de arena para frenarlo. Pocas maneras más sencillas y divertidas de hacerlo que pedalear cada día.
6. El aire es cada vez más irrespirable.
Y los protocolos contra la contaminación, cada vez más estrictos, van a ir limitando más y más la circulación del tráfico a motor. Es una cuestión de salud pública vital: nuestras ciudades tienen que tender hacia un modelo en el que el aire no sea un peligroso veneno. Y para conseguirlo, nada como apostar por la bicicleta.
7. La infraestructura ciclista crece.
No hay ciudad en el mundo que no esté invirtiendo cada vez más dinero en infraestructura ciclista. Y aunque pensamos que no es necesario contar con un carril bici segregado para pedalear por tu ciudad, cada vez son más los ciudadanos que se animan a hacerlo. Nuestras ciudades necesitan más y más ciclistas, y los ayuntamientos parecen empezar a entenderlo.
8. La bici está de moda.
Así es. Y aunque es para nosotros un motivo secundario, lo agradecemos. Cada vez se ven más bicicletas en las calles, pero también en escaparates y anuncios. La bicicleta es un reclamo indudable, y lo es por motivos obvios: todo el mundo quiere asociar su imagen a la libertad, la autonomía y el respeto al medio ambiente que transmiten las bicicletas. Y además, tenemos que decirlo una vez más: en bici todo el mundo está más guapo.