Economía

¿Matará la bicicleta al coche particular?

Eso al menos asegura un interesante artículo de El confidencial, que nombra al coche particular como la primera de una larga lista de “víctimas” de los nuevos y próximos hábitos de consumo.

El artículo lo firma Iván Gil, y nos sitúa en un escenario poscapocalíptico o, mejor dicho, tras una tremenda crisis económica: ahora. Un escenario en el que “muchos de los bienes y productos que más se venden hoy en día se convertirán en piezas de museo en un futuro no muy lejano”.

Y el primero de estos productos es, efectivamente, el coche, y más en concreto el utilitario. Porque los coches de lujo, en un panorama de caída de ventas casi ininterrumpido, se salvarán (los ricos, como es sabido, son los grandes beneficiados de estas épocas de crisis), pero la clase media se pensará cada vez más el comprarse un coche: una fuerte inversión inicial, un mantenimiento constante y carísimo y, por supuesto, una devaluación inmediata del bien adquirido.

Pero el autor habla de otra gran “culpable” de esta crisis del coche: la bicicleta. “El creciente e imparable uso de la bicicleta”, explica el periodista, “cada vez más potenciado por las administraciones locales, ls inminentes medidas para reducir el tráfico rodado en las grandes ciudades (…) y el aumento del porcentaje de jóvenes que prescinden de carné de conducir acarreará serias consecuencias en la industria del automóvil”.

Hay más: el agotamiento de las reservas petroleras, el nacimiento y popularización de cada vez más servicios (Uber, Blablacar, Cabify) de coche compartido… ¿Se convertirá, realmente, en una rareza el comprarse un coche? Para muchos de nosotros ya lo es. ¿Terminaremos los “locos” teniendo razón?

El coche, eso sí, no será lo único que la gente deje de comprar: entre otros, el artículo asegura que casas, CD’s, DVD’s, libros y periódicos de papel, cámaras de fotos o las monedas están condenados a desaparecer o, al menos, a convertirse en rarezas. ¿Será verdad?