Una perspectiva tan única e irrepetible como universal e identificable: millones de personas contemplan, a diario, el mundo tras el manillar de su bicicleta. Pueden ser ciudades, carreteras, bosques o prados: a la postre todas esas sensaciones son similares, y todas ellas son captadas por Behind Handlebars, un proyecto que solo en Instagram reúne a más de 43.000 ciclistas y que permite contemplar centenares de imágenes captadas a los mandos de una bici.
Nacido y criado en Copenhague, Oliver Emil Andersen aprendió a pedalear antes, casi, que a andar. Pero fue mucho tiempo después, exactamente una mañana de verano de 2015 cuando a solas y aburrido en el apartamento que compartía con su novia decidió hacer algo que no practicaba desde hacía años: subirse a su bicicleta y, sin un destino definido, salir a pedalear por placer. “Fue una experiencia mágica”, recuerda cuatro años después Andersen a Ciclosfera. “Me di cuenta de que tenía que hacer que la gente montara más en bicicleta, que la usara como una herramienta básica para explorar y disfrutar du su vida. Y, al mismo tiempo, también me di cuenta de lo importante que es prestar atención a lo que te rodea cada día, al prestar atención a tu ciudad del mismo modo que lo haces cuando visitas algún lugar, por primera vez, como turista”.
Fue, sin embargo, unas semanas después cuando este joven universitario se dio cuenta de cómo podía conseguirlo. “Una noche, mientras intentaba dormir, se me vino a la mente una frase que había leído en algún lugar y que se refiere a los que están en la cárcel: ‘Life Behind Bars’ (‘Vida tras las rejas’). Se parece mucho, en inglés, a ‘Life Behind Handlebar’ (‘Vida tras un manillar’), y supe que había dado con la idea: hacer fotos desde mi bicicleta, y compartir al menos una al día”.
Al día siguiente, y sin saber nada sobre fotografía o redes sociales, salió a las calles de Copenhague y subió su primera foto a Instagram: una imagen algo torcida de una calle céntrica de su ciudad. “Desde el primer momento a la gente le pareció divertido, el número de seguidores fue creciendo de forma muy paulatina y, sobre todo, empezaron a hacer fotos similares etiquetándome”.
A lo largo de 1.400 instantáneas, el muro en Instagram de Behind Handlebars supone una multicolor y original forma de mirar el mundo sobre una bicicleta. “La bici es una herramienta perfecta para explorar nuevos lugares: puedes ver, oler, escuchar y experimentar todo lo que te rodea tanto en la ciudad como en la naturaleza. Al mismo tiempo, eres totalmente libre de detenerte en cualquier parte y, de vez en cuando, perderte y terminar en sitios que nunca habías planeado visitar. Pero, sobre todo, adoro el ritmo que implica transportarse así: sabes que estás llegando a tu destino, pero no lo haces ni demasiado rápido ni demasiado lento”.
Hambriento de nuevas imágenes y experiencias, Oliver tampoco distingue entre ciclistas: sea cual sea el entorno o la bicicleta, cualquier foto es bienvenida. “No hay una forma correcta o incorrecta de moverse en bicicleta. ¿Has recorrido 100 kilómetros de montaña? Excelente. ¿Vas y vuelves del trabajo? Increíble. ¿Apenas has pedaleado un par de kilómetros para visitar a un amigo? ¡Genial! Todos tenemos nuestro propio camino, y ese era de los objetivos de crear una comunidad ,Creo que, como personas, todos queremos ser parte de algo más grande, y estar conectados a personas con ideas afines”.
El interés por conocer, personalmente, a muchas de esas personas fue lo que empujó a Oliver a ir un paso más allá y crear los llamados Sundays Behind Handlebars, unos paseos dominicales orientados a crear una comunidad real y no solo digital, y al que se han sumado otras convocatorias como las Copenhague Bike Party. “Me siento realmente afortunado al poder hacer muchas cosas divertidas con este proyecto. Pero, sobre todo, tengo suerte de poder dedicarle mucho tiempo mientras estudio: los universitarios daneses recibimos unos 700 euros mensuales, que me ayudan a centrarme en Behind Handlebars”.