
Hemos visitado la sede de Riese & Müller, una de las marcas de referencia en el mundo de la bicicleta. Además de conocer el proceso que las hace únicas y probar algunos de sus últimos modelos pudimos entrevistar a Sandra Wolf, desde hace más de una década CEO de la compañía. Encantadora y amante de nuestro país (vivió en Barcelona), Wolf nos regaló su visión sobre el presente y futuro de la bicicleta y, por extensión, de la movilidad y la forma en la que vivimos las ciudades. Puedes ver la entrevista completa en este vídeo:
La bicicleta eléctrica está transformando la movilidad urbana y también el cicloturismo. ¿Cómo ve Riese & Müller el papel de las e-bike en la movilidad del presente y del futuro?
Como fabricantes de bicicletas eléctricas, la e-bike es para nosotros el vehículo más importante de la movilidad actual y futura porque, realmente y sobre todo en las ciudades, puede transformar la movilidad. La e-bike puede sustituir al coche, y esa es la gran diferencia en ciudades grandes (donde nos enfrentamos a distancias largas) y es algo clave para el desarrollo urbano.
"La e-bike puede sustituir al coche, y esa es la gran diferencia en ciudades grandes y es algo clave para el desarrollo urbano" (Sandra Wolf, Riese & Müller)
Respecto al turismo, pasa lo mismo. En ciudades españolas como Barcelona o Madrid el turismo ya está cambiando desde que los visitantes usan bicicletas para moverse, algo que ayuda a las ciudades a introducir más bicis y demuestra que el cambio es posible, y que los desplazamientos turísticos pueden ser más fáciles. Por otra parte, en países como en Alemania el cicloturismo juega un papel muy importante, lo que demuestra que la e-bike ya es importante y lo será todavía en el turismo futuro.
La industria ciclista no solo compite con otras marcas de bicicletas, sino también con el coche, el transporte público o los patinetes. ¿Cómo se posiciona Riese & Müller en este ecosistema de movilidad compartida y multimodal?
Originalmente éramos un fabricante de bicis convencionales, y el salto a las e-bikes llegó después de casi 15 años. Fue una gran transformación, pero también el reflejo de dónde venimos: el uso de una e-bike va más allá y compite, especialmente, con los coches, y ellos son los que deben ser sustituidos por bicicletas eléctricas en las ciudades.
"Aunque otras crisis parezcan restar prioridad a la movilidad sostenible, no debemos olvidar que necesitamos ciudades más humanas y con menos ruido, menos coches, aire más limpio y mejor calidad de vida" (Sandra Wolf, Riese & Müller)
Si pensamos en el futuro de las ciudades, veremos que, en cualquier planificación urbana, las e-bikes jugarán un papel fundamental. La movilidad “blanda” (andando, en transporte público o en bici) debería suponer el 85% de los desplazamientos, mientras que el 15% restante debería ser para los vehículos de conducción autónoma, los coches o el carsharing. Y esto es importante: aunque fabricamos e-bikes, la clave es pasar de un modelo basado en la propiedad del coche —con miles de vehículos parados en la ciudad— a otras alternativas. No se trata de pasar directamente del “o coche o nada” a “solo en e-bike”, pero sí de ofrecer alternativas que hagan más sencilla la vida urbana.
En un sector cada vez más globalizado, ¿qué papel cree que debe jugar Europa en la innovación y la producción de bicicletas frente a Asia o EE. UU.?
Es difícil separar los caminos de Europa y Asia: desde hace mucho tiempo la industria de la bicicleta ha tenido en Asia su producción de cuadros, piezas o componentes. Aunque en los últimos años Europa ha desarrollado una industria fuerte en países como Italia o Portugal, y ofrece ventajas como la cercanía o un transporte más sencillo, Asia cuenta con décadas de experiencia en fabricación, así que creo que debe existir un equilibrio y nuestra responsabilidad es encontrar empresas innovadoras en cualquier lugar del mundo.
Riese & Müller habla siempre de “sostenibilidad integral”, más allá del producto. ¿Cómo se traduce eso en la práctica diaria de la compañía?
Vivo la sostenibilidad como algo parecido a una obsesión, aunque no de forma dogmática. Sé que es muy difícil cambiar las cosas y que, a veces, es imposible ser siempre sostenible, pero desde luego pienso que al aplicar ciertos criterios o aspirar a un diseño circular surgen innovaciones muy necesarias. Por eso, diría que veo la sostenibilidad como un motor de innovación, como algo que implica repensar, rediseñar y reciclar. También es algo que demandan las nuevas generaciones: si ves a los jóvenes de nuestro equipo de diseño de producto, es normal para ellos pensar en reciclaje o circularidad. Son cosas que mantienen viva a la empresa, ¡y que a mí también me mantienen joven!
La conectividad y el software están cada día más presentes en las bicicletas. ¿Cómo imagina la “bicicleta inteligente” del futuro?
Hasta no hace tanto tiempo, la bicicleta era un producto puramente “hardware”, pero ahora vemos lo mucho que se puede mejorar con software y digitalización. Poder localizar tu bici si te la roban, detectar accidentes o incluso la comunicación vehículo a vehículo, que en el futuro podrá evitar choques con los coches… Mucha gente no usa la bicicleta porque no se sienten seguros, sobre todo familias, y ahí la digitalización puede ser clave para mejorar la confianza. Si logramos que el ciclismo sea más seguro, mucha más gente elegirá la bicicleta.
España ha avanzado en infraestructuras y cultura ciclista, pero aún está lejos de otros países europeos. ¿Qué opinión le merece el mercado español?
No creo que España esté atrasada sino que, simplemente, tiene una historia distinta. En España, Francia o Italia, la historia ciclista está más ligada al ciclismo de carretera o deportivo que, como pasa en Dinamarca, Países Bajos o Alemania, al transporte. La infraestructura no está tan desarrollada como en Ámsterdam o Copenhague, pero hay ciudades como Barcelona que, con avances como las supermanzanas, son referencia en innovación, aunque es cierto que Madrid sigue teniendo carencias.
"Barcelona es una referencia, y Madrid debe avanzar paso a paso siguiendo ejemplos de ciudades como París" (Sandra Wolf, Riese & Müller)
Lo importante es avanzar poco a poco, paso a paso, transformando la ciudad como ha ocurrido en París. Aunque, en la actualidad, otras crisis parezcan restar prioridad a la movilidad sostenible, no debemos olvidar que necesitamos ciudades más humanas y con menos ruido, menos coches, más aire limpio y mejor calidad de vida.
Lleva más de una década al frente de Riese & Müller. ¿Qué ha aprendido en este camino, y qué le sorprende más del sector de la bicicleta?
Lo que más me sorprende es que, muchas veces, parece que damos un paso adelante y luego retrocedemos dos. Creía, sobre todo tras la pandemia, que el cambio hacia la movilidad ciclista sería más rápido, pero los avances dependen mucho de la política. Es algo frustrante, porque llevo casi 20 años en esta industria y, aunque siempre hay grandes visiones de cambio, los progresos son lentos y muy trabajosos. Aun así, creo que lo que distingue al sector de la bicicleta de otros es la pasión. Fabricantes, distribuidores, periodistas… La mayor parte de la gente de la industria no está aquí solo para vender un producto, sino porque creen en mejorar las cosas. Esa carga emocional hace único, y también muy divertido, trabajar aquí.
Si tuviera que definir en una sola frase a su empresa… ¿Cuál sería?
No soy comercial, así que me cuesta resumir en una frase qué es Riese & Müller. Pero es cierto que, cada vez que monto en una de nuestras bicicletas, siento que es la mejor, porque me recuerda que pedalear es mucho más divertido y menos problemático que conducir un coche. Eso sería para mí Riese & Müller: la experiencia de montar en bici con alegría.
Ciclosfera visita la fábrica
Más de 800 personas trabajan a diario en la sede de Riese & Müller en Mühltal, cerca de Frankfurt (Alemania). De ahí salen cada día unas 400 bicis, todas bajo pedido. Desde que cada una es comprada, y en poco más de una semana, cada unidad recorre por raíles aéreos las diferentes secciones de ensamblaje de la fábrica donde, de forma milimétrica, los mecánicos la componen hasta ser completada.
Cada paso es lo más sostenible posible: los radios vienen en cajas reutilizables, los recipientes de los motores también lo son y todo es devuelto al proveedor para que pueda usarse de nuevo. Una vez montada, cada bicicleta espera en el almacén hasta agruparse con otros pedidos, para realizar así el menor número de viajes en los camiones eléctricos que entran y salen de la zona de carga.