Fue hace unos dos años, concretamente la madrugada del 7 de enero de 2017. Los termómetros de Moscú se detuvieron en 29,9 grados bajo cero, una temperatura insólita en la capital rusa desde finales del siglo XIX, pero que no fue óbice para que, apenas tres días después y desafiando a las autoridades locales, miles de personas celebrasen el Bicycle Parade, una marcha ciclista festiva que, anualmente, reclama mejores infraestructuras para pedalear en Moscú.
Por lo insólito y pintoresco, la marcha recibió cierta atención por parte de medios de comunicación extranjeros, que sin embargo apenas se fijaron en que, en febrero de 2018, Moscú fue también escenario del Winter Cycling Congress, un evento que desde 2013 y con carácter itinerante convoca a expertos de todo el mundo. ¿Qué les une? El frío extremo en sus localidades y, sobre todo, la férrea convicción de que haya sol, lluvia o granizo la bicicleta es el mejor medio de transporte urbano, y como tal hay que facilitar su crecimiento.
“El Congreso de Moscú fue muy grande, un éxito”, asegura Vladimir Kumov, uno de sus responsables, cabeza visible del Bicycle Parade moscovita y de casi cualquier cosa que huela a ciclismo urbano en Rusia. “Asistieron 800 personas de casi 40 países, generando un enorme impacto en nuestro país. Políticos, ingenieros, empresarios, urbanistas, activistas… Todos acudieron a escuchar y descubrir grandes verdades sobre ciclismo”.
De Oulu a Calgary
Cada año, entre octubre y diciembre (las solicitudes para ser sede del evento en 2020 se cierran el 31 de diciembre), la Winter Cycling Federation recibe propuestas de distintas partes del mundo y elige la próxima sede del Winter Cycling Congress. El congreso, nacido en 2013 en la ciudad finlandesa de Oulu y que, desde entonces, ha pasado por Winnipeg (Canadá), Leeuwarden (Holanda), Minneapolis (EE UU) y Montreal (Canadá), tendrá lugar esta vez en Calgary, Canadá, del 6 al 8 de febrero de 2019. El tema central, como siempre, será la movilidad ciclista y cómo fomentarla durante los meses más duros, aunque también se tocarán temas como el ciclismo deportivo, el cicloturismo o los beneficios para las empresas de tener empleados ciclistas.
Quien no faltará, seguro, será el periodista Tom Babin, residente en Calgary y autor de* Frostbike: The Joy, Pain & Numbness of Winter Cycling* (‘Frostbike: La Alegría, Dolor y Adormecimiento del ciclismo de invierno’), un delicioso libro que a lo largo de 300 páginas repasa cómo la bicicleta fue, hasta la explosión del automóvil, un vehículo válido y utilizado para transportarse en cualquier época del año. En su obra, Babin también detalla su experiencia como ciclista urbano invernal y, finalmente, repasa distintas ciudades del mundo repletas de bicicletas más allá de sus condiciones climáticas. “Calgary está llena de carriles bici para uso deportivo”, asegura Babin a Ciclosfera, “pero no tiene tanta tradición en lo que a movilidad ciclista se refiere. Nieva mucho, y se hacen grandes esfuerzos para que las vías ciclistas estén transitables, pero nos queda un largo camino en lo que concierne a conectar y darle sentido a esas vías, algo a lo que espero que el congreso ayude”.
Sin complejos
Abundan los ejemplos de ciudades tan frías como ciclistas: Copenhague, por ejemplo, oscila en invierno entre los 3 y los -1 grados centígrados, pero es sabido que cuando nieva se limpian antes los carriles bici que las carreteras. En Amsterdam hace algo menos de frío, entre 0º y 6º, pero llueve o nieva casi quince días al mes en invierno sin que baje el uso de la bici. Eso, por citar ejemplos archiconocidos. Quizá el ejemplo más extremo sea Almetyvesk, una ciudad de algo más de 150.000 habitantes situada en Tartaristán, una perdida república rusa. Fundada en 1953 por una empresa petrolífera, Tataneft, los dirigentes de Almetyvesk decidieron hace un par de años apostar por el ciclismo: desde entonces han construido unos 100 kilómetros de carril bici asesorados por Mikael Colville-Andersen y su estudio Copenhagenize. Ayrat Khayrullin, alcalde del lugar, lo dejó claro en el pasado Winter Cycling Congress de Moscu: “No nos hace falta tener atascos para saber que no queremos coches en la ciudad. Queremos que nuestros ciudadanos estén felices y sanos, y la mejor manera de lograrlo es viviendo en una ciudad en la que hasta un niño de cinco años pueda desplazarse en bici, solo, sin que sus padres se asusten”.
“No hay mal tiempo, sino ropa inadecuada”, asegura Morten Kabell, director de operaciones de Copenhagenize y ex-responsable de Asuntos Técnicos y Ambientales de Copenhague, que también concede una gran importancia a las decisiones políticas. “Dale una buena infraestructura a la gente”, asegura, “y saldrán a pedalear en cualquier momento del año. Porque aquí no hay secretos ni trucos: súbete a tu bicicleta, reclama tu espacio en la calle y exígele a los políticos que te lo pongan fácil, rápido y seguro”. Babin, desde la experiencia, también aconseja quitarse complejos: “Empece a pedalear en invierno hace unos 15 años, harto de los atascos de tráfico, e inmediatamente me di cuenta de que era más fácil de lo que me esperaba. Tu cuerpo genera calor, por lo que difícilmente tendrás frío, y no hay nada más placentero que pedalear en un gélido día de invierno, en medio de un paisaje hermoso, rodeado por el amortiguado sonido de la nieve y calentándote con tu propio pedaleo”.