Pasión por el ciclismo desde la cuna: así puede resumirse la relación de Christian Ritter con la bicicleta. No en vano, Christian es hijo de Ole Ritter, un legendario contrarrelojista danés que ostentó durante años el récord de la hora (que batió en México en 1968, y que siguió vigente hasta que cuatro años después, y en el mismo escenario, fue roto por Eddie Merckx) y ganó varias etapas del Giro. Una vez retirado, Ole siguió en la industria de la bici, esta vez como distribuidor, y fue ahí donde Christian empezó a trabajar con él. Fue al viajar, visitar eventos internacionales como Eurobike o Sea Otter Classic y tratar con marcas de todo el mundo cuando, en 2015, Christian decidió que su ciudad, Copenhague, necesitaba una feria de ciclismo, y puso en marcha el Copenhagen Bike Show, que tras el parón de la pandemia volverá a abrir sus puertas el fin de semana del 12 y 13 de marzo para celebrar su sexta edición.
Hijo de un famoso excorredor danés, Christian Ritter decidió organizar una feria en Copenhague tras visitar Eurobike o Sea Otter Classic
"En la primera edición cometimos el error de alquilar un espacio demasiado grande, 10.000 metros cuadrados, y asistieron sobre todo distribuidores daneses que querían vender sus productos directamente al público, lo que generó cierto caos", nos cuenta Ritter a través de una videoconferencia desde su oficina de Copenhague. "Pero eso fue el principio, y aprendimos la lección: ahora el 40% de las marcas presentes son extranjeras, nos mudamos a un lugar más lógico y, sobre todo, estamos en pleno centro de la ciudad, en un sitio al que es mucho más fácil llegar a pie o, por supuesto, pedaleando".
En efecto, desde 2019 el Copenhagen Bike Show tiene lugar en Øksnehallen, un recinto ferial situado en pleno centro de Copenhague, a unos cien metros de la estación central. Øksnehallen es un elegante y refinado edificio de finales del siglo XIX, perfecto para organizar eventos como este, pero con una curiosa historia detrás: durante décadas fue un matadero de vacas y un importante mercado cárnico. Rodeado, como no podía ser de otro modo tratándose de esta ciudad, de aparcamientos para bicicletas, desde la organización destacan la facilidad para acudir al lugar en coche o, sobre todo, en tren. ¿Por qué? "Tenemos un acuerdo con Skånetrafiken, un operador ferroviario de Suecia, por lo que viene mucha gente de Malmö y, en general, de todo el país", cuenta Ritter: no en vano, el Copenhagen Bike Show se enorgullece de ser "la gran feria del ciclismo escandinavo", algo que no desmienten los números, ya que en la edición de 2019 pasaron por el evento algo más de 14.000 personas y estuvieron presentes 131 marcas.
En 2019 se batió el récord de asistentes, con algo más de 14.000 visitantes y 131 marcas.
¿Qué tipo de visitantes acuden a esta feria? "Al principio", nos explica su organizador, "la gente venía exclusivamente a ver bicicletas deportivas. Y la montaña y la carretera siguen siendo una parte importante, por supuesto, pero es increíble lo que ha crecido la presencia de bicicletas urbanas, eléctricas, bicicletas de carga o, sobre todo y últimamente, de gravel. ¡El gravel es el gran fenómeno ciclista actual en Dinamarca!". También, como cuenta Ritter, es llamativo que el sábado asisten muchos hombres deportistas, en torno a los 40 años (los llamados 'mamil'), mientras que el domingo acuden muchas más familias y mujeres. Todo depende, eso sí, de la climatología, porque en esas fechas (mediados de marzo) no es extraño que, por ejemplo... ¡Nieve! "Creamos el evento en marzo para adaptarnos al calendario internacional y, sobre todo, a las presentaciones de las marcas", explica Ritter, "y tenemos comprometidas estas fechas para 2022 y 2023. Pero sí: lo primero que haremos cuando llegue 2024 será intentar trasladarnos a una época más veraniega y, por lo tanto, con mejor clima".
Como no sólo se vive de bicicletas, el Copenhagen Bike Show también incluye charlas, actividades infantiles o la edición local del Bicycle Film Festival, festival de cine ciclista que este año cumple 22 años desde su primera edición en Nueva York. La entrada, durante los días del festival, vale unos 12 euros, aunque es posible conseguir una notable rebaja si se compran con antelación, los menores de catorce años no pagan y existe la opción de adquirir un ticket familiar con un buen descuento. "Copenhague en particular, y Dinamarca en general, siempre han sido sinónimo de bicicletas para mucha gente", concluye Ritter. "Pero, además, esta feria refleja el buen momento de la industria escandinava: se han batido récords de ventas, y la gente quiere comprar tantos artículos relacionados con la bici que hay problemas en la cadena de distribución. Creo que es un buen momento para intentar entrar en el mercado nórdico: mucha gente está frustrada porque tienen que esperar mucho tiempo para conseguir la bici que quieren, así que las marcas que tienen stock pueden encontrar aquí compradores. ¿España? Sí, he ido a pedalear a Mallorca, viví unos meses en Madrid, pero no sé demasiado de vuestro mercado. Lo que sí sé es que la situación es muy distinta: allí todavía hay quien discute por si hay que hacer infraestructura ciclista, cuando aquí el problema es tener que hacer más aparcamientos y ensanchar los carriles bici porque ya no caben más bicis".