Uno de cada cuatro euros que salgan del bolsillo de un ciudadano sueco para la compra de una bicicleta eléctrica correrán a cuenta del gobierno. El país escandinavo vuelve a dar muestra de su apuesta contundente por la movilidad sostenible con una medida que ha levantado aplausos entre los que consideran que es urgente cambiar la manera en que los habitantes de Suecia se desplazan de un lugar a otro.
Según ha difundido la ECF (Federación de Ciclistas Europeos), el gobierno sueco ha presentado un plan para fomentar la movilidad sostenible durante 2018, en el que se incluye una ambiciosa y multimillonaria subvención a las bicicletas eléctricas.
En concreto, el plan destinará 35 millones de euros anuales, durante 2018, 2019 y 2020, para estimular la compra de bicicletas de pedaleo asistido. Un total de 105 millones de euro que permitirán una ayuda económica notable para todo aquel que compre una e-bike: un 25% del precio final, con una ayuda máxima por bicicleta de 1000 euros.
“Es un éxito para Suecia y para el ciclismo urbano en general”
El plan, que además tiene efectos retroactivos (ayuda a todo el que haya comprado una e-bike desde el 20 de septiembre), empezará a pagarse desde enero de 2018. La campaña ha sido propuesta por la asociación ciclista Cykelfrämjandet, que ha valorado la medida como “un éxito para Suecia y el ciclismo urbano en general”.
Como es evidente, la industria sueca de las e-bikes se frota las manos ante este formidable empujón. Una situación absolutamente opuesta a la de países como España, donde de forma sorprendente e injustificable el gobierno acaba de dejar a las bicicletas eléctricas sin fondos del plan Movalt, que teóricamente pretende estimular la compra de vehículos ecológicos.