Los caminos del cicloactivismo son inescrutables Hay quien se dedica a promocionar las bondades de la bicicleta en las redes sociales. Otros, como nosotros, montamos una revista sobre ciclismo. Y algunos, como los rusos Stop a Douchebag (literalmente, “Detén a un gilipollas”), deciden pasar a la acción.
El modus operandi de los miembros de Stop a Douchebag es sencillo: se colocan a pocos metros del acceso de una vía peatonal y ciclista. Cuando un coche decide atravesarla saltándose las normas, actúan: se interponen en su camino y le informan de que no puede circular por esa zona.
Lo que inicialmente es una indicación educada no tarda en convertirse, a menudo, en un cruce de palabras altisonantes: muchos conductores reaccionan con virulencia ante la presencia de los activistas. Algunos aceleran bruscamente, otros se muestran altivos y les amenazan. Otros, sencillamente, deciden hacer caso omiso y tratan de seguir su camino.
Cuando esto ocurre, los integrantes de Stop a Douchebag van un paso más allá: sacan una pegatina de grandes dimensiones y la colocan en el parabrisas del conductor o conductora, tal y como se ve en los numerosos vídeos que han ido colgando en las redes sociales y en su canal de Youtube.
La reacción de los conductores ante la falta evidente de visibilidad que provoca la pegatina es, en la mayoría de las ocasiones, más agresiva aún. De hecho, en una ocasión un conductor atropelló a uno de los activistas, causándole una importante lesión en un pie. Posteriormente, el conductor fue localizado por la policía y se le retiró el carné de conducir durante un año.
¿Qué opinas de este tipo de acciones? ¿Crees que están justificadas cuando las autoridades miran hacia otro lado ante las reiteradas muestras de incivismo de algunos conductores?