Ciudades

Sin bicis en mi barrio, o cómo tirar casi 2,9 millones de euros a la basura (ciclista) en Madrid

Nací hace varias décadas en Pueblo Nuevo, un barrio de Madrid. Es cruzado por la calle Alcalá, uno de los grandes ejes de la ciudad. Como en tantos otros sitios, las bicis nunca han tenido mucho espacio propio ahí. Y, por lo visto a raíz de la próxima actuación del Ayuntamiento, tampoco lo tendrán en un futuro cercano. Lo contamos con el informe de los amigos de Pedalibre.

Los compañeros de Pedalibre lo explican perfectamente: “Toda la calle Alcalá, desde el principio (Sol) hasta que acaba (Barrio de las Rejas / Canillejas) es un gran eje ciclista definido en la Red Básica Ciclista del Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid. Estructura gran número de distritos y comunica de forma muy eficaz parte de los distritos externos del este con el centro de Madrid. Además, junto con la avenida de Logroño, es puerta de entrada para numerosos municipios del este de la Comunidad de Madrid. Dotar de una infraestructura ciclista de calidad es paso obligado para provocar el cambio modal a favor de la movilidad sostenible, tan necesario en una ciudad tan contaminada y estresante como Madrid”.

"Dotar de una infraestructura ciclista de calidad es paso obligado para provocar el cambio modal a favor de la movilidad sostenible, tan necesario en una ciudad tan contaminada y estresante como Madrid”

En efecto, la calle Alcalá, en el tramo que he recorrido a diario durante más de 30 años, es una calle de muchísimo tránsito, por parte de peatones… y coches. Algo con lo que, de niño, se convive con normalidad: por desgracia, la posibilidad de ser atropellado existía, porque los coches van rápido. El ambiente está muy contaminado. Y desarticula y deshumaniza una zona muy densamente poblada, llena de colegios y donde los espacios verdes son reducidos. Lo dice el informe de Pedalibre: “esta calle soporta un tráfico de coche entre 20.000 y 13.000 vehículos/día por sentido y existen bandas de aparcamiento en ambos lados. Gran parte de este tráfico es de paso, representando el local un 28%”.

Pues bien: el Ayuntamiento de Madrid va a remodelar la calle Alcalá, exactamente entre la Avenida de Daroca y Quintana (calle Argentina). Un espacio que conozco a la perfección y que discurre, exactamente, a lo largo de un kilómetro. Un trayecto fácilmente realizable andando (eso sí, entre contaminación, ruido y muchos, muchos cruces). En transporte público (tanto metro como autobús cubren el recorrido). O, por supuesto, en bicicleta (aproximadamente, seis minutos). Cuesta arriba (en dirección Canillejas) y, lo sé por experiencia propia, en condiciones poco agradables para un ciclista experimentado y directamente inviables para ciclistas que no lo sean (léase niños, gente mayor o, simplemente, ciclistas inexpertos).

Acera bici, avenida Donostiarra (foto: Pedalibre)
Acera bici, avenida Donostiarra (foto: Pedalibre)

Pues bien, el Ayuntamiento ha propuesto en este tramo… un carril bici discontinuo de subida. Y, citando a Pedalibre, una solución insegura (“por su falta de protección. No hay elementos físicos que impidan la invasión del carril bici, empezando porque se sitúa adyacente a la banda de aparcamiento y no a la acera. Incluso la propia trayectoria del carril bici alterna tramos con carril compartido con coches (ciclocarril) – Falta de homogeneidad”), incompleta (“por su falta de continuidad. No se actúa ni en el puente de Ventas ni en el resto de la calle Alcalá”), parcial (“por no atender los dos sentidos ciclistas. Tan solo se contempla el sentido este dejando el sentido contrario igual que estaba”), aislada (“por su falta de conexión. No conecta con ninguna infraestructura ciclista existente ni prevista”) y de difícil acceso (“ya que para entrar en él desde Ventas, hay que situarse en la parte izquierda de la calzada para salvar el desvío de la Avda. Daroca (1-2 carriles)”).

Nuevo uso del espacio peatonal, después de la ampliación de aceras: calle Alcalá (foto: Pedalibre)
Nuevo uso del espacio peatonal, después de la ampliación de aceras: calle Alcalá (foto: Pedalibre)

Como también explican los amigos de Pedalibre, “una correcta promoción ciclista tiene como objetivo derivar usuarios del coche a la bicicleta (traspaso modal). Pero para ello es importantísimo crear condiciones adecuadas, que se traduzca en un efecto llamada, donde la seguridad, comodidad y eficacia en los desplazamientos en bicicleta queden garantizados”. Por lo tanto, como concluyen… Lo que se hace, en pocas palabras, no sirve para nada. “El coche, salvo algún giro a la izquierda, apenas pierde privilegios y la bicicleta, con carril o sin él, continúa sometida a él. Esta reforma no pasa de ser una simple operación cosmética: greenwashing. Como vemos, se sigue apostando por vías compartidas (CC30 – timocarriles) en ejes principales y estructurantes haciendo caso omiso a lo establecido en el plan director que alega la necesidad de implementar vías ciclistas segregadas y protegidas a fin de atraer a  potenciales ciclistas”.

Eje y ejemplo

Es curioso que, como recuerda Pedalibre, en la memoria del proyecto el Ayuntamiento presenta como “eje tranquilo ciclista” el de la Avenida Donostiarra – José de Hierro. Un eje que, en efecto, “nunca puede presentarse como “alternativo” ya que conduce y transita por otra parte del distrito”, como explica Pedalibre, y un eje… que puede llamarse cualquier cosa menos ciclista, como añado yo. Un eje que consiste en algo parecido a un carril bici serpeante, que pasa por encima de paradas de autobús (sí, a apenas unos centímetros del asiento donde la gente espera su bus) y que es mucha más fuente de conflictos que de soluciones. En resumen: un carril bici que un ciclista experimentado evita (es absurdo, lento y problemático) y que a otro tipo de ciclista, desde luego, tampoco le facilita las cosas.

Pedalibre explica que el proyecto, que cuesta 2.900.000 euros, incluye "pavimentación de calzadas y de aceras, señalización, semáforos, mobiliario urbano que incluye papeleras, bancos, bolardos, alguna fuente y aparcabicis, nuevas plantaciones con una red automática de riego y mejoras en el saneamiento y drenaje (alcantarillado)"

Eso sí… Pedalibre también nos cuenta que este proyecto de reforma ¡cuesta 2.900.000 euros! “El proyecto es más amplio”, explican a Ciclosfera desde Pedalibre, “e incluye pavimentación de calzadas y de aceras, señalización, semáforos, mobiliario urbano que incluye papeleras, bancos, bolardos, alguna fuente y aparcabicis, nuevas plantaciones con una red automática de riego y mejoras en el saneamiento y drenaje (alcantarillado). Pero en lo que se refiere a espacios para la mejora de la movilidad en bicicleta o peatonal no aporta apenas nada, porque además el espacio peatonal terminará siendo aprovechado por espacios de aparcamiento de motos y terrazas”. Como ejemplo, desde Pedalibre hablan de Princesa, que “forma parte del Eje Ciclista con la Complutense, que lo une con Gran Vía y la calle Alcalá, y a pesar de que el proyecto ganador de reforma de Plaza España, y donde la infraestructura ciclista formó parte de las primeras reivindicaciones ciudadanas. Se cayeron Ferraz, Princesa… Y en Plaza España una senda bici que cruza la plaza como tal, uniendo Bailén con Gran Vía”.

Nuevo uso del espacio peatonal, después de la ampliación de aceras: calle Alcalá (foto: Pedalibre)
Nuevo uso del espacio peatonal, después de la ampliación de aceras: calle Alcalá (foto: Pedalibre)

Como explican desde Pedalibre, “al apoyo institucional de crear una completa Red Ciclista para 2025, manifestado en la aprobación del plan director ciclista en 2008 y 2017 y de construir 167 km de carriles bici provisionales con vocación de permanentes como mecanismo para sentar las bases de una movilidad más segura y saludable, se suma la aprobación del pleno de la Junta de Ciudad Lineal al carril bici de Alcalá, dentro de las actuaciones para una futura Red Ciclista en el distrito. Una propuesta que habla de un carril bici protegido que contemple los dos sentidos en todo el tramo correspondiente al distrito (Ventas – General Aranaz). Además, fue uno de los proyectos más votados en la edición 2018 de presupuestos participativos: Carril bici continuo en los dos sentidos en la calle Alcalá”.

“Cuando hablamos de movilidad no hablamos solo de infraestructura”, concluyen en Pedalibre, “sino de replantear toda la movilidad y funcionalidad de las calles para reducir el tráfico de paso. Porque desde el Ayuntamiento hablan de tráfico existente, hablan de que ese tráfico se mantendrá manteniendo el mismo número de coches... Y nunca de hacer nada para reducirlo”.