Ciudades

Río de Janeiro: belleza indomable

Exuberante, apasionada e intensa. Nos adentramos en Río de Janeiro, un lugar de contrastes donde los ciclistas luchan por encontrar su espacio.

Como dejarse seducir por una hermosa sirena en las profundidades del mar. Fascinante. Bellísimo. Pero también peligroso. Así es pedalear por Río de Janeiro, la segunda ciudad más poblada de Brasil y escenario de los pasados Juegos Olímpicos de 2016. Un lugar repleto de impresionantes paisajes y monumentos, alegría, cultura… y problemas.

En cualquier parte, en cualquier momento, el ciclista puede ascender una colina y tener una vista incomparable. No son sólo el Pan de Azúcar, el Cristo Redentor, las playas de Ipanema o Copacabana o el sobrecogedor Parque de Tijuca. De norte a sur, de este a oeste, la naturaleza y la belleza se abren paso. Pero, en el otro lado de la balanza, acechan los robos. La violencia. La desigualdad y la injusticia. Es triste vivir en un lugar tan hermoso y, muchas veces, no poder ni fotografiarlo: sólo sacar la cámara puede hacer peligrar tu vida.

Foto: Claudia Regina
Foto: Claudia Regina

Para los ciclistas, las paradojas son constantes. La bicicleta permite disfrutar del aire fresco y el fantástico clima pero también ser un blanco fácil para delincuentes o conductores maleducados. Hay pocos carriles bici, y muchas veces es mejor evitarlos: en ellos esperan, a la vuelta de la esquina, individuos ansiosos por robar tu bicicleta. Pero en la calzada las cosas no están mucho mejor: pedalear nos permite cruzar la ciudad y deleitarnos con sus atractivos pero también enfrentarnos a conductores muy reticentes a compartir su espacio vital.

Espíritus inquebrantables

Aunque muchas veces la música, el cine o las postales turísticas no parezcan enterarse vivir aquí puede ser muy duro, pero al final siempre prevalece el optimismo local. ‘Eu sou brasileiro e não desisto nunca’, dice un célebre proverbio, y es verdad: el brasileño no se rinde jamás. Lejos de amilanarse ante la adversidad, opta por sonreír y ser más fuerte. Los ciclistas son un buen ejemplo: sus ganas de cambiar las cosas y su valor se han extendido, y cada vez más cariocas se lanzan a pedalear las calles.

‘Eu sou brasileiro e não desisto nunca’, dice un célebre proverbio local

Iniciativas como la del colectivo Nuvem han tenido algo que ver. En 2012 organizó la primera de sus ‘fiestas móviles’, donde los ciclistas cruzan la ciudad con grandes equipos de sonido. Una vez se llega al destino, se monta una gran fiesta a la que todo el mundo está invitado. Este tipo de eventos permiten disfrutar del espacio público: parques, calles, plazas, muelles o cualquier lugar vacío es bueno para montar una fiesta, dándole un uso público a zonas abocadas al abandono y la degradación. Hoy en día Nuvem dispone de un espacio multidisciplinar en el bello y culto distrito de Lapa.

La semilla de Nuvem ha germinado y florecen iniciativas ciclistas. La Pedalembandowhich reúne a los jóvenes en un singular mercado ambulante y ciclista en el que vender ropa, accesorios y comida. En el Psicodrome Sonido Ride los asistentes participan en un paseo al final del cual se venden camisetas y equipación de la marca. La Tweed Ride y el Passeio Completo fomentan la elegancia sobre la bicicleta.

Sudor y desigualdad

Es una labor importante, porque en Río la bicicleta ha estado siempre ligada a un uso deportivo. Muchos argumentan que pedalear no es cómodo por el calor, y aunque es cierto que el clima tropical y la humedad hacen que sudar sea inevitable lo mismo pasa si uno camina o usa el atestado transporte público.

La geografía social provoca una mezcla poco común en otras ciudades de intensa segregación

Más llamativa es la desigualdad asfixiante. Las favelas crecen a marchas forzadas en las lomas de las montañas, a escasos metros de los barrios más acomodados. Una geografía social que provoca una mezcla poco común en otras ciudades de intensa segregación: aquí estamos todos juntos y revueltos. Esa forma de vivir provoca en los barrios más desfavorecidos un sentimiento comunitario y una capacidad de asociación y de ayuda al prójimo sorprendentes.

Foto: Amina Tagemouati
Foto: Amina Tagemouati

La diversidad se aprecia, cada vez más, en el tipo de bicicletas locales. Los amantes de las BMX, muchos de ellos procedentes de suburbios, se reúnen en la Praça XV para realizar sus trucos: los más habilidosos compiten cada mes de mayo en el Río Calle Jam. Las fixies viven una edad dorada gracias, en parte, a citas como el Critério Fixed Gear, carrera que ha contribuido a popularizar el mundo del piñón fijo. Y poco a poco aparecen empresas como Ciclo Courier, bicimensajería con taller y sala de proyección de películas ciclistas.

El programa Rio Capital da Bicicleta aspiraba a crear 300 kilómetros de carril bici, reducir en un 8% las emisiones de los vehículos y hacer que buena parte de los más de 11 millones de habitantes de la ciudad apostaran por las dos ruedas. No se ha podido conseguir, pero los primeros pasos están dados: Copacabana, la Praia Vermelha del barrio de Urca, Botafogo o Lagoa están conectados por vías ciclistas. La belleza y ambiente de la ciudad son incomparables. Y el espíritu carioca hace que haya motivos para el entusiasmo. No lo dudes: Río sigue siendo un destino apasionante, inolvidable y lleno de cosas que ver… ¡Sobre todo en bicicleta!

CUESTA ABAJO EN LA FAVELA

Aunque el número de bicicletas urbanas sea cada vez mayor, la belleza natural y la orografía hacen de Río un paraíso para los amantes de las bicicletas de montaña. Ni siquiera hace falta irse al campo: una de las más famosas carreras de MTB es el Circuito de favelas, pruebas de descenso urbano que tienen lugar en estos conocidos barrios. El evento se beneficia del singular diseño de estas zonas y de su arquitectura imposible. Las bajadas estrechas y empinadas, así como las numerosas escaleras, contribuyen a darle emoción en una cita que disfrutan por igual los participantes y el público.

VERTEBRANDO LA CIUDAD

Un grupo de expertos ha elaborado un ambicioso plan para integrar la bicicleta en las favelas de Río de Janeiro. Hablamos con ellos.

¿Cuándo surgió el programa?

Empezamos a trazar las líneas maestras en 2012. Nos reunimos gente de la ONG EMARQ Brasil, consultores internacionales expertos en ciclismo urbano, representantes del Ministerio de Medio Ambiente, del de Vivienda, del Instituto Brasileño de Arquitectos y las oficinas locales de planificación urbana para visitar los barrios más pobres de la ciudad, estudiar su topografía y entender sus necesidades. Finalmente, y tras dos años de investigación, el manual se presentó en 2014.

¿Cuáles son los objetivos fundamentales?

Lograr la inclusión social a través de una integración urbana completa de las favelas de Río. El manual tiene como objetivo ayudar a los arquitectos a diseñar el entorno urbano pensando en las personas, en lugar de dar prioridad a los vehículos.

Foto: Embarq Brasil
Foto: Embarq Brasil

¿Qué papel juega la bicicleta en esa integración social?

Un papel fundamental. El número de vehículos a motor está aumentando de manera alarmante en las ciudades brasileñas, y en los barrios pobres el vehículo más popular son las motocicletas, lo que se ha traducido en un elevado número de accidentes. La bicicleta es rápida, tiene un coste bajo y se aparca fácilmente, por lo que es ideal para hacer frente a la congestión en los centros urbanos y en los barrios marginales. Nuestro manual proporciona instrucciones para la inversión en infraestructura ciclista, aparcamientos para bicicletas o señalización.

¿Qué momento vive el ciclismo urbano en Río?

Río está entre las 20 mejores ciudades del mundo para ir en bicicleta. La red de carriles bici se ha ampliado de 150 a 380 kilómetros en cuatro años. Esa extensión se está llevando a cabo no sólo a lo largo de las playas de Copacabana e Ipanema, sino también en las favelas. Por ejemplo, Complexo da Maré, un área formada por barrios pobres en la que viven aproximadamente 150.000 personas, se conectará a las estaciones de BRT Transbrasil y BRT Transcarioca a través de 22,30 kilómetros de carriles-bici y carriles compartidos.