Resulta paradójico que, aunque la bicicleta es el medio de transporte más popular entre los más pobres, los servicios públicos de alquiler de bicicletas (que en los últimos años han experimentado un auge enorme) estén orientados a satisfacer las necesidades de aquellos que cuentan con más recursos.
Así parece indicarlo un informe que ha estudiado los sistemas públicos de cuatro ciudades en EE UU y Canadá. Según revela este informe, que ha tenido en cuenta los ingresos de los usuarios y la frecuencia de uso, son aquellos que cuentan con un salario medio o elevado los que más utilizan este servicio. Por ejemplo, en Salt Lake City, donde los usuarios que cuentan cuentan con un salario medio de 150.000 dólares al año, éstos representan el 17% (un 8% del total de la población).
El estudio se centra principalemente es dos posibles factores para explicar este resultado: la escasa infraestructura existente de este servicio en los barrios más pobres, asi como las dificultades que tienen sus habitantes para para pagar con tarjeta de crédito dicho servicio, puesto que no cuentan con una cuenta bancaria.
La bicicleta sigue siendo el vehículo más usado por los más pobres
Muchos se han pronunciado en contra de estas conclusiones, alegando que el uso de los servicios públicos de alquiler varía en función de muchos parámetros, por lo que es imposible generalizar; sin olvidar, claro está, que la bicicleta sigue siendo el tranporte predilecto entre las clases populares, dato que revela que, aunque no utilicen este servicio, sí hacen uso de él para desplazarse.
Según recoge el diario* Vox*, una posible respuesta sea que utilizar este servico está más cerca de una decisión de ocio (como “una entrada de teatro o un viaje de vacaciones”) más que como una necesidad básica, lo que explica el poco uso que hacen de este servico los ciudadanos menos pudientes. La solución pasaría “por destinar más dinero a los habitantes de de estos barrios, y no por instalar más aparcamientos o infraestructura”, concluye.