La capital de Irlanda, Dublín, está siendo estos días el epicentro de la movilidad ciclista europea con la celebración de Velo-City, la conferencia más importante del año sobre la materia, en la que se dan cita expertos llegados de todo el planeta.
Una de las conferencias más esperadas fue la de Marie Kastrup, responsable del Bicycle Program de Dinamarca, que trabaja porque sean aún más los niños del país que se desplazan cada día en bicicleta a los centros escolares, algo que ya hacen un amplísimo porcentaje de ellos.
En su ponencia, Kastrup hizo referencia a un estudio en el que participaron miles de niños de su país, y que concluyó que aquellos que pedalean caminan hasta el centro escolar mejoran notablemente sus capacidades de aprendizaje.
“La bicicleta no debe ser un fin en sí misma, pero si tenemos una visión clara de cómo ha de ser el futuro, debe ser una herramienta”, apuntó Kastrup.
“Los niños que pedalean a diario se concentran durante más tiempo y recuerdan las cosas con mayor facilidad”
La responsable del Bicycle Program de Dinamarca detalló los pormenores del estudio, realizado hace tres años, en el que los investigadores daneses estudiaron a 7.000 escolares holandeses. En un principio, el objetivo era evaluar si una alimentación saludable resultaba beneficiosa para el aprendizaje. Los responsables del estudio no encontraron diferencias sustanciales entre niños en lo referente a la dieta, pero descubrieron que aquellos que caminaban o iban en bicicleta a la escuela de manera regular “podían concentrarse durante más tiempo y recordar las cosas con mayor facilidad”.
La vida mejor
También en Velo-City, Herbert Tiemens, de la Dutch Cycling Embassy, una red pública privada con sede en Delft, explicó que la cultura ciclista holandesa es más social y relajada que en otros países. Los ciclistas charlan mientras van en bicicleta uno al lado del otro, rara vez usan casco y van en bicicleta por diversión y por una cuestión de funcionalidad.
En ese sentido, Tiemens recordó la importancia de la movilidad ciclista en la lucha contra la contaminación. Para ilustrar la gravedad de esta problemática, llevó consigo un medidor de calidad del aire en su paseo desde su hotel hasta la embajada danesa en Dublín. Los datos fueron concluyentes: la calidad del aire de la capital irlandesa no era buena en amplios tramos del recorrido. Su monitor registró un promedio de 29 microgramos por metro cúbico de aire.