Es una de las grandes atracciones de Amsterdam: el Rijksmuseum. Una espléndida pinacoteca, abierta desde 1885, y que contiene obras de Hals, Vermeer, Rubens, Goya o Rembrandt. Y algo más: también un carril bici único en el mundo, y que simboliza en sí mismo todo el amor de la ciudad por la bicicleta.
Fue en abril de 2013 cuando, tras años de obras y un periodo cerrado por reformas, el museo reabrió sus puertas. Obra maestra del arquitecto Pierre Cuypers, la cara (unos 370 millones de euros) actualización fue realizada por dos arquitectos sevillanos, Antonio Cruz y Antonio Ortiz, que charlaron sobre su trabajo con Ciclosfera.
"El reto más ambicioso fue rehabilitar un edificio histórico del siglo XIX, con un pasaje que partía el edificio en dos y duplicaba accesos y recorridos. Recuperar los patios originales y transformarlo todo en un nuevo edificio que cumpliera con las necesidades de un museo actual", explican los arquitectos.
Durante un tiempo se especuló con que el pasadizo, llamado por los lugareños "el túnel", se convertiría en una de las entradas al museo, pero Cruz y Ortiz eligieron convertirlo en un carril bici, lo que les llevó a enfrentarse al nuevo director, Wim Pijbes, que temía que el paso de bicicletas tan cerca de las colas de visitantes podría ser peligroso. La apertura del carril bici se retrasó un tiempo, aunque finalmente, un mes después de la reapertura, los ciclistas y peatones pudieron acceder a él.
"En el transcurso del proyecto "hubo modificaciones a la propuesta inicial" que ralentizaron los trabajos, pero finalmente se acabó abriendo de nuevo el pasaje a los ciclistas”, cuentan Cruz y Ortiz.
Recorrerlo es una experiencia única: uno se adentra en una obra arquitectónica espectacular mientras pedalea.
Un año y medio después, no ha habido ningún problema con el carril bici. Es más: se ha convertido en una más de las muchas atracciones de la ciudad, y simboliza a la perfección la simbiosis entre Amsterdam y la bicicleta. Recorrerlo es una experiencia única: uno se adentra en una obra arquitectónica espectacular, y da pedaladas mientras contempla, a través de los cristales, las salas del museo.
La música de los artistas callejeros se ve favorecida por la acústica del lugar, y la travesía se ve salpicada por el incesante paso de decenas de ciclistas locales. Cruz y Ortiz tienen clara su apuesta por las dos ruedas: "La bicicleta es un medio de transporte ideal en las ciudades y hay que potenciarla al máximo", sentencian. Ellos ya han puesto su granito de arena para hacerlo.