Cyclo cumple cinco años. ¿Cómo está la criatura?
En un momento de madurez y cambios. Pronto evolucionará… Otro formato, otra frecuencia, otros horarios y escenarios. Para no morir las cosas deben mejorarse. Reinventarse. Cambiar su punto de vista.
¿Qué te ha dado Cyclo?
Poder descubrir muchas facetas y vertientes que desconocía del ciclismo. Cyclo nunca fue concebido como un negocio, como una forma de ganar dinero, pero ha sido un escaparate para mostrar lo que podemos hacer y nos ha traído buenos contactos. En lo personal ha sido muy bestia, permitiéndome conocer a un montón de gente que hace cosas interesantes.
¿Cómo está el ciclismo urbano en España?
Maduro. Ya no hace falta hablar de lucha y militancia, ni reivindicar la bici, porque la bicicleta ya se reivindica sola. No estamos en Holanda, pero ha trascendido que montar en bicicleta no es un deporte, sino un estilo de vida, y me gusta que muchos ya no busquen su primera bicicleta sino que anden escogiendo la segunda.
¿No crees que eso pasa más en Barcelona que en el resto de España?
Puede que Barcelona vaya por delante, pero en Madrid, Valencia y otros lugares ocurre algo parecido. También, y eso es universal, el colectivo ciclista está creciendo transversalmente en edades, sexo, aficiones. Hace cinco años, los que venían a Cyclo eran jóvenes, modernos que se movían en bicis de piñón fijo. Ahora reunimos a cicloturistas, a chavales y a señores de 70 años, a gente del BMX. El paisaje se ha ensanchado, es más amplio y orgánico, y eso es maravilloso.
Si Cyclo fuese un restaurante, ¿qué sabor le quedaría en el paladar a vuestros comensales?
Una mezcla de muchas cosas. Habrían visto que el ciclismo no se reduce a un tipo de bicicleta, paisaje o terreno, sino que es una manifestación muy amplia de conductas humanas. Me gusta eso, el mestizaje, y por eso siempre hemos querido cruzar tipologías y personalidades. Después de asistir a un Cyclo la gente se lleva la sensación de que el ciclismo, la bicicleta, es algo más grande que lo que creían, que forman parte de algo mayor.
¿Habría funcionado Cyclo en otra ciudad que no fuese Barcelona?
Queremos cambiar cosas, así que… ¿Por qué no probar? Queremos crece en cuanto a ambición, a miras, pero no a tamaño. No creo que algo sea mejor por ser más grande. No quiero que Cyclo se convierta en un gran festival anual, sino en algo más cercano a la realidad, a la actualidad, donde se generen y creen cada vez más cosas.
“El ciclismo ya está aquí: es un estándar, una moda, una realidad, una necesidad”
¿Te ha dado Cyclo muchos disgustos?
Por supuesto. No conozco a nadie que haya sacado adelante un proyecto personal y diga que ha sido fácil. Muchos días me he dicho a mí mismo que era el último, que no podía más, que estaba agotado. Pero, por suerte, hace tiempo que no me pasa. Mirando el futuro y planteando nuevos retos me he ilusionado y relajado.
¿Estará el futuro lleno de bicicletas?
El futuro no… ¡El presente! El ciclismo ya está aquí: es un estándar, una moda, una realidad, una necesidad. Irá a más. No hace falta ni recomendarle a tus amigos que se muevan en bici: es obvio, en cuanto lo prueben lo harán. También los Ayuntamientos lo van entendiendo. Y hay algo muy importante, y bonito: la bicicleta está haciendo que los políticos se sienten a hablar, que intenten ponerse de acuerdo para conectar tramos, para sintonizar medidas. La bicicleta es un factor de cambio brutal. Tendrá que competir con nuevos inventos, con coches eléctricos, con vehículos autónomos, pero pedalear siempre será una buena alternativa.
- Este artículo forma parte de nuestro nuevo número de verano de 2017. ¡Aquí lo tienes completo y gratis!
- “El ciclismo urbano en Barcelona vive un momento de desmadre-colapso” (Dani Milian, Cap Problema).