Mi vecino Totoro (1988)
Esta historia familiar es todo un clásico del cine, una deliciosa cinta que recorre las fantásticas interacciones de una pareja de niñas con un espíritu del bosque al que llaman Totoro. La película transcurre en el golpeado Japón de la posguerra, y muchos de los paseos por el bosque encantado de las dos niñas, Satsuki y Mei, junto a su padre, el profesor universitario Tatsuo Kusakabe, son en bicicleta.
Emocionantes momentos de felicidad que contrastan con la tristeza profunda que amenaza a la familia debido a los problemas de salud de Yasuko, la mamá internada en un hospital de una zona rural. El éxito internacional de la película ha aumentado de manera gradual con el paso de los años, hasta convertirla en toda una leyenda, pero en Japón su impacto fue inmediato y asombroso. Totoro generó tal fanatismo que se transformó en la mascota de los estudios Ghibli, y hoy en un día es un personaje tan popular entre los niños japoneses como Winnie the Pooh o Mickey Mouse lo son para los de Occidente.
Enamorado de las máquinas voladoras, el cine de Miyazaki también sugiere una gran pasión por las bicicletas, protagonistas de muchas de sus historias.
Nicky, la aprendiz de Bruja (1989)
Hace años, en concreto en otoño de 2018 (Ciclosfera #26), ya hablamos del importante papel de la bicicleta en esta película. Tombo, uno de los amigos de Nicky, la protagonista, no sólo se mueve pedaleando a todas partes, sino que está obsesionado con crear un híbrido entre bicicleta y avión que le ayude a acompañar a la bruja en sus mágicos paseos por el cielo.
El gran tema de la película es la experiencia, siempre inquietante, de crecer, y Nicky es un dulce y encantador personaje que cautivó hasta a los estudios Disney, que apostaron por distribuir el largo a escala internacional. Fue la primera producción de los estudios Ghibli que se estrenó fuera de Japón, y abrió su camino al éxito internacional.
Susurros del corazón (1995)
Esta historia de amor adolescente, tierna e idealista, donde la literatura y los momentos epifánicos abundan, fue la primera película japonesa con sonido Dolby Digital. La magia aparece, bien cuando los protagonistas cantan Take Me Home, Country Roads de Olivia Newton-John o cuando pedalean en la naturaleza. En esos momentos de felicidad plena Shizuku y Seiju proyectan un futuro común y revelan sin cortapisas un romanticismo desatado. Dirige Yoshifumi Kondo, animador talentoso y buen amigo de Miyazaki que murió prematuramente a los 47 años.
Mis vecinos los Yamada (1999)
Una de las escenas más divertidas y energéticas de Mis vecinos los Yamada es la que incluye bicicletas. Esta historia prototípica de una familia de clase media japonesa es una creación de Isao Takahata, fundador con Miyazaki de los estudios Ghibli e inventor de Heidi, un éxito televisivo mundial.
El tono cómico y costumbrista de la película la transforma en un manjar fácil de digerir: la narración avanza a un ritmo sostenido, con una dinámica apabullante, como la del manga en el que está basado el filme. La otra particularidad de Mis vecinos los Yamada es que Takahata decidió reemplazar las técnicas de animación tradicionales y sobre celuloide por tecnología digital, lo que la transformó en la única película de los estudios Ghibli enteramente dibujada y animada por ordenador.
La colina de las amapolas (2011)
Goro Miyazaki, el hijo del célebre maestro Hiyao Miyazaki, dirigió esta película ambientada en el Japón de los años 60 en la que la bicicleta propicia el encuentro entre Umi Matsuzaki, una joven que debe cuidar a sus dos hermanitas tras la muerte de su madre, y Shun Kazama, un amigo que esconde un secreto cuya revelación traerá cola.
La bicicleta funciona también como símbolo melancólico de la época en la que Japón empezaba a reconstruirse después del caos y la destrucción de la guerra, un tema muy transitado en distintas producciones Ghibli.
En manos de Miyazaki
El gran maestro de la animación japonesa: eso es, sin duda, Hiyao Miyazaki (1941), cuyas emotivas historias combinan el tono austero y mundano de Yasujiro Ozu con la exuberancia y la ambición de Akira Kurosawa. En 1985 fue uno de los fundadores de los estudios Ghibli, que todavía dirige, y donde han sido producidos grandes clásicos de un cine que los niños adoran y los adultos disfrutan con el mismo placer. Su obra ha sido una influencia determinante para Pixar, todos sus largometrajes (diez llevan su firma) han sido éxitos internacionales y han recibido loas de la crítica especializada.