El estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria ”la Caixa”, destaca que la ampliación de las redes de carriles bici en las ciudades podría aportar beneficios considerables para la salud y la economía.
El trabajo, que forma parte del Proyecto PASTA (*Physical Activity through Sustainable Transport Approaches), *financiado por la Unión Europea, analiza los datos de 167 ciudades europeas y sugiere que la longitud de la red de vías ciclistas está asociada al tipo de transporte elegido, lo que podría aumentar la selección de la bicicleta como medio de transporte hasta el 24,7% del total de los desplazamientos.
Así, con más carriles bici, una de cada cuatro personas escogería la bicicleta como medio para desplazarse diariamente. El análisis, publicado en Preventive Medicine, estima que si en todas las ciudades estudiadas la bicicleta llegara a ser seleccionada en ese 24,7% de los desplazamientos, se podrían evitar más de 10.000 muertes prematuras al año. Así, por ejemplo, Londres podría evitar hasta 1.210 muertes prematuras al año, seguida de Roma, con 433, y Barcelona, con 248.
“Este es el primer estudio que evalúa las asociaciones potenciales entre la longitud de la red de carriles bici, el tipo de transporte seleccionado y los impactos asociados en la salud en ciudades europeas”, afirma Natalie Mueller, investigadora de ISGlobal y primera autora de la publicación.
Solo por un aumento del 10% en la longitud de la red ciclista, una medida asequible para los ayuntamientos, se estiman beneficios para la salud y la economía
La evaluación del impacto en la salud mostró que cambiar a la bicicleta como medio de transporte es beneficioso para la salud debido al aumento asociado de actividad física, “cuyos beneficios contrarrestan los efectos perjudiciales de la contaminación del aire y los accidentes de tráfico”, añade Mueller.
En las diferentes estimaciones que hicieron los investigadores, los mayores beneficios para la salud se basaron en el supuesto de que las ciudades disponían de carriles bici en todas las calles.
En ese caso, Londres podría evitar hasta 1.210 muertes prematuras al año, seguida de Roma (433 muertes prematuras al año) y Barcelona (248 muertes prematuras al año). Solo con un incremento del 10% en la infraestructura ciclista, también se aumentaría significativamente el uso de bicicleta y se evitarían 21 muertes prematuras en Roma, 18 en Londres y 16 en Barcelona.
Más carriles bici, una prioridad
Los autores también llevaron a cabo un análisis económico para comparar el coste de la ampliación de las redes de vías ciclistas con los beneficios económicos estimados de la mortalidad prematura evitable. Los resultados muestran que la mejor relación coste-beneficio se conseguiría con un aumento del 10% en la red de vías ciclistas, en el que el ratio de beneficios por euro gastado sería de hasta 70 a 1 en el caso de Roma, 62 a 1 en Zúrich y 35 a 1 en Barcelona.
“La red de carriles bici debería ser una prioridad en las agendas de los gobiernos municipales que tienen la responsabilidad local directa para proporcionar ‘opciones saludables’ a su ciudadanía”, reflexiona Mark Nieuwenhuijsen, coordinador de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal y último autor del estudio.
En especial, las ciudades donde la elección de la bicicleta es menor (como Roma, Barcelona y Londres) tienen un gran potencial de aumentar su uso solo incrementado la red de vías ciclistas. “Solo por un aumento del 10% en la longitud de la red ciclista, que consideramos una medida asequible para los ayuntamientos, estimamos unos beneficios considerables para la salud y la economía”, añade Nieuwenhuijsen.
“Sacar a las personas de los coches produce grandes beneficios para la salud. Una combinación de medidas que hagan que el coche resulte poco atractivo y políticas centradas en convertir el transporte público y la bicicleta en medios más atractivos sería lo más adecuado para mejorar la salud y el bienestar en las ciudades europeas”, concluye Mueller.