El Ayuntamiento de Barcelona ha sido esta mañana el escenario de un encendido debate con la bicicleta como protagonista. La oposición al consistorio que encabeza Ada Colau (Barcelona en Comú) se ha mostrado muy crítica con el plan del Ayuntamiento de triplicar las infraestructuras ciclistas de la capital catalana, una inversión de 32 millones que pretende elevar hasta 300 los kilómetros de carril bici de la ciudad.
La oposición ha tachado el plan de “demasiado ambicioso” y ha advertido a la concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, del peligro de provocar conflictos con los peatones si se fomenta el uso de la bici, a lo que Vidal ha contestado que “si existe ese conflicto es porque los ciclistas van por la acera al no sentirse seguros en la calzada”, realidad que obliga a invertir en más y mejores infraestructuras ciclistas. “En Barcelona hay 116 kilómetros de carriles bici frente a 2.800 de carriles para coches”, ha recordado la concejala de Barcelona en Comú.
Pero la mayor sorpresa de la mañana ha llegado de la mano del concejal de ERC Jordi Coronas, que ha propuesta la implantación de un carné por puntos para ciclistas para evitar malas prácticas. “Se podría comenzar por los usuarios del Bicing“, ha afirmado.
Con B de ‘bicifobia’
Entre los que han aplaudido el plan de Colau, Josep Garganté, de la CUP, que además ha pedido más aparcamientos para bicicletas y ha exigido que el Bicing no se externalice. El socialista Daniel Mòdol ha sugerido tarifas intermodales para que los ciclistas puedan coger el transporte público en los trayectos de subida, mientras que Ciudadanos también ha querido incidir en la importancia de la intermodalidad.
En el extremo contrario se ha situado Javier Mulleras, del PP, que ha cuestionado la estrategia de la bicicleta impulsada por Colau y ha afirmado que “Barcelona se podría escribir con be de Barcelona y se escribe con be de bicifobia”.