Es obvio que la bici es una herramienta perfecta para evadirse en cualquier momento del año. Pero hay algo más: los beneficios de pedalear se multiplican cuando estamos de viaje. La relajación, la libertad, la aventura de cualquier paseo ciclista se disparan cuando el entorno no es el habitual y, especialmente, el destino lo tiene todo.
Y eso es lo que tiene Navarra. Paisajes que quitan el aliento. Alojamientos bien preparados. Instalaciones donde reparar la bici. Un club de producto que engloba a 68 empresas (alojamientos, agencias de viajes, restaurantes, empresas de actividades…) que te facilitarán tu estancia.
Lugares en los que, además de trabajar nuestro cuerpo, nuestra mente se ve estimulada por la historia o la cultura. Y, claro, una comida que alimenta el cuerpo y, como a veces se dice, el alma. ¿Un fin de semana? ¿Tres días? ¿Cuatro? Perfecto, porque Navarra tampoco te va a pillar lejos.
Navarra es, por ejemplo, donde puedes empezar pedaleando en un desierto y terminar en un bosque. Donde coinciden cinco Vías Verdes, dos rutas EuroVelo, siete puertos de montaña, el Camino de Santiago, siete espacios BTT, más de una veintena de espacios de acogida ciclista y un sinfín de senderos gravel.
Un destino no masificado, sostenible y seguro. Un país en miniatura e increíblemente diverso, capaz de reunir cuatro climas y mucha historia. Navarra, en definitiva, te deja con la boca abierta. Tanto, que quizá lo mejor sea enfocar esfuerzos y seleccionar tres rutas gravel de un sólo día. Si tienes poco tiempo, quédate con una o dos. Y si tienes algo más… ¿Qué tal encadenarlas y hacerlas de forma consecutiva?
En el Corazón de Navarra
Comenzamos por el trayecto más duro: empieza en Sangüesa, una localidad al este de la provincia que rezuma historia y cuenta con atractivos como la iglesia de Santa María la Real, cuya portada es una de las obras cumbre del románico español. Después, el Camino de Santiago en su ramal aragonés nos llevará hasta el Castillo de Javier, construido en el s. X sobre roca viva y totalmente rehabilitado.
Repleto de torres, mazmorras, matacanes y troneras, es el lugar donde bajar de la bici y sentir, en el corazón del Antiguo Reino de Navarra, que retrocedes mil años y hasta conoces al patrón local, San Francisco Javier. La siguiente parada es Rocaforte. Villa de encantadoras casas de piedra, presididas por las ruinas de un castillo, es el preámbulo de Aibar, el precioso pueblo atalaya medieval que hay antes de Gallipienzo Antiguo y la Sierra de Ujué. Muy cerca de Olite, te espera allí la Iglesia-Fortaleza de Ujué, desde donde tienes unas sobrecogedoras vistas que van desde el Pirineo hasta el desierto de las Bardenas Reales. Construida en el siglo X, con torres almenadas, contiene una portada sur considerada obra maestra del gótico.
Cualquier momento del año es bueno para recorrer una ruta para todos los públicos en Navarra
La ruta te llevará cerca de la Laguna de Pitillas y hasta Carcastillo, muy cerca del Monasterio de la Oliva, un oasis de paz construido en los siglos XII y XIII donde destacan el claustro, la sala capitular y la iglesia. Y así, en una ruta que discurre junto al río Aragón, llegaremos a Cáseda, tras hacer 125 kilómetros con unos 1.800 metros de desnivel y en los que también habremos visto el embalse de Yesa desde el Monasterio de Leyre, las ruinas romanas de Santa Criz de Eslava o los desfiladeros naturales de las foces de Lumbier y Arbaiun.
Entre Castillos y Fortalezas
Bienvenidos a la Zona Media de Navarra, a una ruta que parte de Olite, desde cuyo Palacio Real empezamos a pedalear hasta llegar al mirador de Pueyo. Abre bien los ojos: tienes frente a ti el valle de Valdorba, la “Toscana navarra”, un espectacular paisaje entre Olite y Pamplona formado por un sinfín de pequeños y encantadores pueblos, una gran variedad de ecosistemas de alto valor ecológico y abundantes muestras de arquitectura románica rural (entre otras la ermita de Cataláin y San Pedro de Etxano, la cripta de Orísoain, el hórreo de Iratxeta o los molinos de viento de la Guerinda).
Lejos de desgastarte, el camino te dará más ganas de seguir. Prepárate para descubrir Añorbe y sus viñedos. El valle de Nekeas. Los tesoros que guarda el Camino de Santiago: la ermita de Santa María de Eunate, la pequeña villa de Obanos o uno de los puentes románicos más bellos que podrás conocer, el de Puente la Reina.
Luego, Mendigorria y su museo arqueológico de Andelos para saber más del antiguo Imperio Romano. Artajona y su cerco medieval amurallado del s. XI, con nueve torres, dos portales y la imponente iglesia-fortaleza de San Saturnino. La ruta por la ribera del río Cidacos y el río Arga discurre por choperas. Monte Plano, entre Olite, Tafalla y Miranda, guarda una llanura plana alta repleta de encinas. Naturaleza e historia. Pasado y presente. Algo menos de cien kilómetros, 1.400 metros de desnivel y, en definitiva, un regalo para los sentidos.
Batallas pasadas y paz actual
El punto de partida de esta tercera ruta es Villatuerta, y el objetivo es recorrer algunos de los escenarios clave de las guerras carlistas. Pronto llegamos al embalse de Alloz: situado entre los valles de Yerri y Guesalaz, es un mar de aguas salinas alimentado por los ríos Salado y Ubagua, con aguas de intenso azul turquesa idóneas para aparcar un rato la bici y practicar vela, windsurf, paddle surf, piragüismo, vuelos en parapente o pescar.
Luego vendrán Lácar, Cirauqui (un pueblo medieval de calles sinuosas y portales de piedra, a los pies del Camino de Santiago francés) o Mendigorria, cuyo museo arqueológico de Andelos es extraordinario para viajar al antiguo imperio Romano.
Estella-Lizarra, en las cercanías de la ruta, es imprescindible. Medieval y comercial, ubicada en el Camino de Santiago, allí convivieron cristianos, musulmanes y judíos (es llamada “la Toledo del norte”), y reúne tres joyas románicas: el Palacio de los Reyes de Navarra, el claustro de San Pedro de la Rúa y la portada de San Miguel. En total, algo menos de setenta kilómetros con unos 860 metros totales de desnivel.
Coge fuerzas
No importa si optas por cuchara o tenedor, platos más complicados o las recetas sencillas que exprimen el sabor de los productos locales. Todo lo tienes aquí: pochas y migas, cordero al chilindrón o gorrín asado. Verduras que harían las delicias de los mejores chefs. Y, claro, los vinos de la tierra, locales pero ya famosos en el mundo entero. Tintos y blancos con Denominación de Origen Navarra. Rosados de San Martín de Unx. ¿Y de postre? Alpargatas o rocas de Puy. Ya nos contarás.
¿Reservamos?
Los hoteles y alojamientos del club Navarra en Bici disponen, como mínimo, de un lugar totalmente preparado para lavar y guardar tus bicicletas. Además, el personal está muy bien informado de las rutas que puedes realizar: ponte en sus manos para que te organicen todo o móntatelo por tu cuenta. Como tú prefieras.