Vivimos demasiado rápido o damos demasiadas cosas por supuestas: el caso es que, muchas veces, nos olvidamos de que siempre estamos viajando.
Viajamos en el espacio, dando vueltas inconscientes y obstinadas al sol.
Viajamos, hasta que se detiene, en el tiempo. Sumando y consumiendo instantes que devoran y construyen nuestra existencia.
Y viajamos por la vida. Por ese cúmulo individual de sentimientos y experiencias, decisiones y anhelos, errores y aciertos. Protagonizamos una historia: la nuestra. Y esa vida, ese viaje, se hace en Ciclosfera pedaleando. Como cada trimestre desde hace casi once años pero, esta vez, sin un destino o una hora que nos importen tanto.
Porque en este número hablamos, sobre todo, de viajar en bicicleta. De recorrer ese trecho donde veremos y degustaremos paisajes, conoceremos a mucha gente y, mientras aprendemos de todo, estaremos a solas con nosotros mismos. A través de llanos y cuestas, encontrando dificultades, superando imprevistos, mecidos por el viento y, mientras deseamos que nos acompañen el buen tiempo y la suerte, avanzando pedalada a pedalada por nuestro viaje interior.
¿Solos? Sí: como en un sueño, solos. Pero, a la vez, subidos y acompañados por la entusiasta e inseparable pareja de siempre: la bici.